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La trama tiene que ver con cualquier lugar donde la gente sea muy ambiciosa, dice

Maps of the stars, tragicómico retrato de Hollywood: David Cronenberg

El universo del cine es incestuoso, en el sentido de que es muy limitado; está formado por un grupo muy reducido de personas que no paran de encontrarse en los mismos sitios o festivales

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No es un ataque a Hollywood ni una sátira... dice la verdad, afirma el realizador David Cronenberg, en la imagen con Julianne Moore, en la alfombra roja de la cintaFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de mayo de 2014, p. 8

Cannes, 20 de mayo.

Maps of the stars, aplaudido el lunes en el Festival Iinternacional de Cine de Cannes, es un retorcido, tragicómico y decadente retrato sobre la capital mundial de la vanidad, según el gran visionario David Cronenberg.

En esta ocasión el cineasta canadiense no inventa aquellos mundos paralelos y bizarros a los que tiene acostumbrado al público, sino se limita a exasperar aquello que está frente a nuestros ojos. Es decir, el cinismo, la ambición, la vulgaridad, el culto de las apariencias, la avidez por el poder y el éxito, que son el pan cotidiano de quien trabaja en la fábrica de sueños llamada Hollywood. Es la meca del cine prisionera de su propio mito y condenada a producir a ritmos cada vez más frenéticos y exigentes para la vorágine del cine y la televisión.

Estamos en Los Ángeles, pero podríamos estar en Washington, o en Silicon Valley, o en Milán, la capital de la moda, o en cualquier lugar donde la gente sea desesperadamente ambiciosa, aclara inmediatamente el cineasta, quien se mostró sonriente en este diálogo y admitió estar muy satisfecho por su regreso a la Croisette.

El filme muestra un olimpo de celuloide poblado de celebridades, aspirantes y ex famosos, intérpretes arrogantes y neuróticos que luchan con todos los medios posibles e imposibles para defender su estatus. Vemos incestos y también delirios de grandeza que se palpan en su total indiferencia hacia los comunes mortales, su fastidio por las banalidades de la vida material y su completa falta de moral y de valores. El lado decadente de Hollywood, la otra cara de la moneda.

“No es un ataque a Hollywood ni una sátira, porque en ésta se exagera. Maps to the stars dice la verdad. De hecho, no creo que la gente quiera vivir como los personajes del filme, aunque si pueden comprender sus obsesivos deseos de fama, su necesidad de ser alguien… estoy pensando en Lindsay Lohan o Paris Hilton”, admite.

Fenómeno universal

“El Hollywood business es aquí sólo el telón de la trama. Es sólo un contexto. La película se refiere a un fenómeno más universal que esto. Si, tiene que ver con ambición, identidad, inmortalidad, pero no sólo es aplicable a estas celebridades. Es decir, esta historia podría ser rescrita y ambientada en el mundo de Wall Street, o de la industria automotriz o en el de las finanzas, porque es su fondo lo que me interesa. Por eso, en el filme hay aspectos de la cultura de estas glorias, pero no hay escenas con paparazzi o premieres de películas”, explica.

El universo del cine es incestuoso, en el sentido de que es muy limitado, aunque después los filmes tengan un difusión mundial. Está conformado por un grupo muy reducido de personas que no paran de encontrarse en los mismos sitios o en los mismos festivales. Todos tienen los mismos problemas, todos participan en las mismas discusiones y comparten los mismos intereses, asegura.

Así Hollywood es una comunidad increíblemente pequeña donde el concepto de incesto tiene más que ver con los escasos intercambios con el mundo externo. El incesto está presente en los negocios, en la creatividad y en la sensibilidad. Y los resultados negativos se ven incluso en los filmes producidos por los estudios, obras un poco malhechas, mal formadas, no sanas, continúa.

En su película ha incluido un elenco de primera, una galería de caras famosas que se mofan de las extravagancias de sus colegas, diseccionando el espíritu de Hollywood. Moore es la médula de la historia, una actriz neurótica y capaz de todo con tal de obtener un papel estelar que ya le fue asignado a otra actriz más joven. Mia Wasikowska, presencia inocente que desata un torbellino a su llegada a Los Ángeles, para reconciliarse con su familia por culpa de su piromanía. Su hermano en la ficción, Evan Bird, una estrella de 13 años, al estilo arrogante de Justin Bieber. John Cusack, millonario, autor de textos de autoayuda, y padre de ambos jóvenes. Olivia Williams, su esposa, aunque son hermanos. Cuando se casaron no lo sabían. Incesto fortuito.

El ex vampiro Robert Pattison, como chofer de la limosina (como ya lo hizo en Cosmopolitan, con el mismo Cronenberg) y con aspiraciones artísticas.

“Una vez escogido el casting, está hecho 70 por ciento del trabajo. Elegirlo bien es buena parte del trabajo del director”, explica Cronenberg, de cabellera gris y traje negro. Sobrio y riguroso, como su cine.

No me gusta improvisar

Para mí, el escenario es como una Biblia. Está todo dicho. Hay ciertos directores que se sirven de su escenario para crear cosas nuevas. Yo, en cambio, soy extremadamente preciso y no me gusta improvisar. El escenario te permite imponer los fundamentos del filme, su arquitectura, la organización del rodaje. Trabajo como si estuviera en el teatro, en forma muy definida. Por el contrario, cuando veo esas escenas con las cámaras que se mueven entre los personajes mientras hablan, siento que el director está perdido. Siento que no tiene confianza en sus actores, sonríe.

En la película, no faltan el sexo, la agresión, los muertos que reviven como fantasmas y los vivos que parecen muertos, incendios y muchos otros dramas descritos con el usual placer sarcástico de Cronenberg, autor de éxitos como Crash y Una historia de violencia.

A la pregunta sobre cuándo haría una película divertida, dice sonriente: “Todos mis filmes son divertidos. Siempre me preguntan si planeo hacer alguna comedia. ¡Pero si no hago más que eso!, concluyó.

Menos mal que los días del festival están por concluir, porque tanto en Hollywood como en Cannes los límites entre realidad y ficción parecen ser cada vez más imperceptibles y la sobredosis de divismo puede causar peligrosas alucinaciones.