Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 4 de mayo de 2014 Num: 1000

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Shakespeare,
450 años después

Rodolfo Alonso

Por mi boka
José María Espinasa

Para conocer a Carballo
Felipe Garrido

La vida te va apagando
Orlando Ortiz

Así es como hay que irse
Jorge Pedro Uribe Llamas
entrevista con Emmanuel Carballo

La canción de Marguerite
Arturo Gómez-Lamadrid

Los niños flacos
y amarillos

Marguerite Duras

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Germaine Gómez Haro
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Ai Weiwei: arte y activismo

El título de la exposición del aclamado artista chino Ai Weiwei recién inaugurada en el Brooklyn Museum de Nueva York –According to what? (¿Según qué?)– de alguna manera sintetiza el modus operandi que lo ha convertido en uno de los creadores contemporáneos más polémicos y controvertidos de los últimos tiempos. Los cuestionamientos fundamentales de la existencia humana –¿Quién soy?, ¿por qué hago lo que hago?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?– son la piedra de toque de una obra interdisciplinaria que abarca la creación conceptual, la escultura, la realización cinematográfica, la fotografía, la arquitectura, el diseño, la edición, todo esto aunado a su sorprendente poder de comunicación a través de las redes sociales que ha llevado su obra cifrada en mensajes de denuncia política hasta los rincones más recónditos del orbe. Veinte años más tarde Ai Weiwei regresa a esta ciudad (digamos que regresa su obra, a él no le permitió viajar el gobierno chino) en una muestra paradigmática que revela la fuerza vital de una creación que fusiona su compromiso social y político a través de la denuncia y el activismo en medio centenar de obras de una impactante belleza. En Ai Weiwei la estética de sus obras va a la par del mensaje que proyectan, y esto se aprecia en la excelente factura y rigurosa composición y montaje de sus monumentales instalaciones que, además de impactar visualmente, provocan en el espectador emociones y cuestionamientos.


Retrato de Ai weiwei

Una de las premisas de este artista es su interés por rescatar las tradiciones de su cultura ancestral a través de guiños y referencias a la vida cotidiana, la religión, la historia y las costumbres del pueblo chino. El artista trabaja en estrecha colaboración con un equipo de excelsos artesanos que elaboran piezas que resultan de una complejidad y una sofisticación extremas. Así se percibe en una de las instalaciones más hermosas de la muestra, titulada Moon Chest (“Armario de luna”): se trata de una serie de piezas construidas a partir del ensamblaje de paneles de maderas preciosas que presentan dos oquedades por las que el espectador se asoma y descubre –por la manera como están los bloques dispuestos en el espacio– el efecto del ciclo lunar en cada una de sus fases. Hay una serie de trabajos realizados a partir de muebles y objetos utilitarios tradicionales –bancos, mesas, consolas, etcétera– que al ser intervenidos y despojados de su función común, cobran una dimensión metafórica y conceptual. Algo similar ocurre con las piezas realizadas con bancos y mesas de las dinastías Ming y Qing que el artista aprecia por su finísima elaboración artesanal y que se ha dado a la tarea de recolectar de las provincias. Ai desconstruye estos objetos para conformar esculturas e instalaciones, como la más ambiciosa que ha realizado a la fecha, la cual se presenta actualmente en el Martin-Gropius-Bau en Berlín, integrada por alrededor de 6 mil bancos originales. Al usar este mobiliario, el artista hace un comentario sobre la relevancia del apego a las tradiciones ancestrales que aún perviven en China y que constituyen un escudo de protección contra la desaforada homogeneización que ha provocado la globalización.


Moon Chest

Otras obras de gran impacto son las relativas a la denuncia política que ha emprendido desde hace unos años contra el gobierno chino. Películas, fotografías, instalaciones y esculturas dan testimonio de la represión que sufrió en carne propia hace tres años cuando fue detenido por las autoridades bajo el falso cargo de evasión fiscal, por el cual fue consignado a ochenta y un días de prisión. La noticia recorrió el mundo y fue tema de numerosas protestas internacionales que finalmente lo ayudaron a recuperar su libertad, hasta la fecha condicionada por la confiscación de su pasaporte. Desde entonces, Ai Weiwei no ha descansado en su lucha a favor de la libertad de expresión y los derechos humanos, poniendo en evidencia las atrocidades que comete sin escrúpulos el sistema totalitario de su país. También solidario con las tragedias de la humanidad, como el terremoto acaecido en 2008 en Szechuan, este tema está presente en gran parte de su trabajo, a través del cual también exhibe la ineficiencia y la negligencia del gobierno ante las situaciones extremas.

Ai Weiwei es una de las figuras centrales del arte chino contemporáneo cuya reputación en el concierto internacional ha tenido grandes repercusiones entre las jóvenes generaciones. Es gratificante constatar hasta qué punto el arte puede ser un vehículo para combatir la injusticia y la prepotencia en gobiernos ciegos y desalmados.