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Hoy se cumplen 57 años de la muerte del actor; lo recordarán en el Panteón Jardín

El pueblo es el que homenajea a Pedro Infante; a las autoridades no les interesa

El programa de radio sobre el cantante salió del aire en 2013, luego de 58 años de trasmisiones

A los dueños de la estación no les importaron las protestas del auditorio, afirma Gustavo Alvite

Ya no hay radiodifusores de cepa; los actuales no encuentran lo que la gente quiere, asegura

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Amelia Wilhelmy, Fernando Soler y Pedro Infante en La oveja negra (1949), de Ismael Rodríguez, colección ImcineFoto tomada del libro Rostros del cine mexicano, de Carlos Monsiváis, editado por
Landucci Editores
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de abril de 2014, p. 9

Siempre es el pueblo el que cada año, el 15 de abril, se reúne en el Panteón Jardín para recordar a Pedro Infante, y digo siempre porque a las autoridades de todo tipo no les interesa organizar nada al respecto, expresó en entrevista el locutor Gustavo Alvite, quien condujo 13 años La hora de Pedro Infante, que se transmitió antes en Radio Sinfonola y después en La Más Perrona, de Amplitud Modulada.

La emisión sobre el ídolo popular sinaloense, que este 2014 cumple 57 años de haber dejado el mundo, tras un trágico accidente de aviación, en Mérida, Yucatán, daba un perfil muy definido a La Más Perrona y la ubicaba en el lugar 11 entre todas las estaciones (60) que se oyen en el Distrito Federal, incluidas las de FM. Radioescuchas protestaron por la desaparición del programa sobre el intérprete del Torito y bajó el rating, pero eso no importó a los dueños de la estación, agregó Alvite, cuya relación con la radio comenzó cuando era niño.

Al desaparecer La hora de Pedro Infante, siempre de 8:00 a 9:00 horas, que se oía en casas, miles y miles de micros, tiendas de abarrotes, mercados y automóviles, otras estaciones de AM y FM aumentaron sus tocadas de canciones de Pedro. Eso no es suficiente y la gente espera escuchar comentarios, anécdotas, vivencias de su ídolo, acotó Alvite, quien este martes asistirá al camposanto para unirse al recuerdo del intérprete de Amorcito, corazón.

El teatro de la mente

–¿Qué ha significado para usted estar detrás de un micrófono?

–Pertenezco a una generación que sentía admiración por esa única opción de comunicación con el exterior, porque yo vivía en una población de Puebla.

Eso me fue llamando la atención, aparte de que la radio tiene condiciones muy particulares. Por ejemplo, despierta la imaginación, no en balde la han llamado el teatro de la mente. Se imagina uno las escenas, los colores, la música, que genera sentimientos. Descubrí el alcance de la voz como medio de comunicación. Así, también me fui conectando con la música popular, particularmente. Fue aumentando la relación con los compositores, los artistas, y eso complementó un universo.

–Hoy predomina la estridencia en la locución.

–Siempre he pensado que dado que la radio llega a las familias, a los pequeños, no debe contribuir a la descomposición social. Vivimos en una crisis social mundial que no respeta límites, aunque la Ley Federal de Radio y Televisión, de 1961, prohíbe eso. Hay un artículo que dice que no hay que afectar la moral de la familia. Creo que las palabras altisonantes, los albures, las faltas de respeto, las referencias sexuales, definitivamente la afectan.

Sin pensar que la radio sea un sustituto de la escuela o de la familia, de alguna manera figura.

En Radio Sinfonola se dio cuenta de que a la gente le interesaba saber más sobre Pedro Infante, por lo que comenzó a narrar anécdotas, historias, sobre el Ídolo de Guamúchil. “Uno busca más ángulos y fui dándole a esa hora una idea de documental. Creí que ese formato duraría poco tiempo, pero no fue así. Es más, los discos de Pedro se siguen vendiendo y ninguna de sus canciones está descatalogada. Ni El durazno.

“Por medio del programa fui descubriendo que Pedro se metía por todos lados, por todas las condiciones. Había gente que pedía una canción y platicaba más sobre su vida. Por la manera de hablar te das cuenta de su entorno social y cultural, de su edad y todo lo demás. Noté que era un fenómeno que ahora llaman de muy amplio espectro. Me percaté de que todo mundo tenía que ver con Pedro Infante, porque lo habían oído de niños, porque se sabían la historia, habían visto las películas, o porque seguían el programa en la radio. Todo contribuía a la supervivencia de Pedro, que es un fenómeno que tiene muchos ángulos, no sólo el musical, el del recuerdo, la idolatría, sino que era y es un fenómeno cultural.

Esto sigue ocurriendo sólo con gente de la talla de Carlos Gardel, pues después de su muerte se busca agregar contenidos, análisis de sicólogos y sociólogos. No hay conclusiones, porque Pedro tiene características muy propias, que son las que lo hacen sobrevivir. Después de conducir el programa dirigí la estación en general y pude seguir en contacto con la música de Pedro y me percaté de que se va renovando, primero, por una tradición oral y porque la televisión lo mantiene por ser imán de auditorio. Es más, la radio siguió beneficiándose del público del cantante y actor.

El programa, siendo escuchado, fue retirado del aire. “A veces no te explicas las cosas. Los radiodifusores disponen de sus señales. Si no son muy inteligentes lo hacen como creen y disponen. O hacen experimentos y luego se dan cuenta de que lo que no funciona es otra cosa, como ocurrió con el programa de Pedro. Tenía 58 años de transmitirse porque comenzó cuando él aún vivía. Todo el tiempo en el 1410 de AM. Decían, los dueños, que Pedro Infante sólo atendía a gente muy mayor. Yo sabía que ese no era el caso. Argumentaron que no tenía vínculo con los jóvenes, lo cual tampoco es verdad porque se han hecho muchas cosas con músicos contemporáneos, y la gente lo sigue cantando y bailando. Sólo hay que ver el caso de Pedro Fernández.

Los dueños de la estación, queriendo darle una contemporaneidad que no necesitaba, dijeron que Pedro Infante, ¡fuera! La verdad es que a veces se trata de caprichos personales. Si no es una radiodifusor de cepa, de convicción o de pasión, suele tomar ese tipo de determinaciones. En el pecado llevaron la penitencia, porque perdieron un auditorio muy importante. La gente hizo valer su preferencia mediante telefonemas, correos electrónicos y en las redes sociales, pero cuando alguien tiene la decisión sobre un negocio particular...

Sus discos compiten con lo más reciente, señala

Agregó: Ignoro si volverá el programa. Insisto: se acabaron los radiodifusores que lo fueron desde su nacimiento. Se fueron muriendo. Se quedaron los sucesores. Aclaro que no fue una decisión mía. Ellos, los dueños, argumentan que es inminente la desaparición de la AM, y que ya no puede competir con la FM en sonido, pero la AM puede dar paso a la radio digital. La gente se aburre de un concepto. Si se escucha una estación de las llamadas gruperas, todo es lo mismo: las mismas canciones, las mismas leperadas. La música de banda tiene cierto grado de violencia y estridencia que aburre. Lo malo es que no hay opciones y los radiodifusores no encuentran lo que la gente quiere. No se puede enterrar a un mito como Pedro Infante. Las ventas de sus discos compiten con lo reciente, con lo que se acaba de grabar. El programa de Pedro desapareció en enero de 2013. Con Pedro era el lugar 11 de 60 estaciones, y ahora es la treinta y tantos.

Hoy martes, el rito anual del pueblo se repetirá en el Panteón Jardín, para recordar a su ídolo. Eso es una fiesta. Una fiesta en el panteón. Es algo como la celebración guadalupana.