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La serie Crónica de castas será transmitida por Canal Once; estreno, el 3 de abril

Abren camino en la producción televisiva para retratar la realidad del país

Aborda discriminación, racismo y criminalización, entre otros temas

México está instalado en el melodrama telenovelero, mentiroso y falso, señala el productor Andrés Solano

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Daniel Giménez Cacho (con barba, a la derecha), junto con habitantes del barrio de Tepito, durante la presentación de la serie coproducida por el canal del Instituto Politécnico Nacional y Ojo de HachaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de marzo de 2014, p. 6

Discriminación, racismo, clasismo, colusión de las autoridades policiacas con el crimen organizado y criminalización son algunos de los problemas que la serie Crónica de castas se propone exponer.

Mediante nueve capítulos, se mostrarán historias que retratan parte de lo que se vive en la sociedad mexicana.

Con guion e idea original de Jimena Gallardo, producción de Andrés Solano y dirección de Daniel Giménez Cacho, la serie se estrenará el 3 de abril, a las 23 horas y será transmitida por Canal Once, del Instituto Politécnico Nacional.

El proyecto, que requirió casi dos años para consolidarlo, intenta abrir camino en el ámbito de la producción mexicana televisiva con contenidos más apegados a la realidad del país.

Hubo que dar una batalla muy fuerte por tener más presupuesto, más días para filmar y para que se pudieran transmitir este tipo de temas, comenta Giménez Cacho, en charla con La Jornada.

“Se tiene la idea equivocada de que como estás filmando para televisión todo debe ser muy rápido y mal pagado. Mientras en otros países se hace una televisión increíble y las series abordan temas de enorme relevancia, en México estamos muy atorados. Con el cambio de gobierno se ha notado un ‘achicamiento’ en los proyectos culturales y cierto control de contenidos”, expresa el reconocido actor, en referencia a que la serie debió ser reducida de 13 a nueve capítulos.

Sin embargo, con todo, es muy importante que se nos haya dado la libertad y se transmita mediante la televisión pública, por Canal Once, con el propósito de llegar a los hogares, poner dichos temas sobre la mesa y discutirlos. Eso me parece un paso importante.

Proyección en Tepito

La noche del martes, como un adelanto de la serie Crónica de castas, se realizó una proyección de los primeros capítulos en las calles Cerrada de Matamoros y Toltecas, del barrio de Tepito, entre los puestos y mercados aledaños, función a la que asistieron familias, vecinos y algunos actores del amplio reparto, así como el jefe de la Delegación Cuauhtémoc, Alejandro Fernández Ramírez, entre otros funcionarios.

Para el productor Andrés Solano, en la serie se conjuntan esas fronteras invisibles que hay entre las clases sociales y el racismo soterrado e hipócrita que se vive en la sociedad mexicana. De cierta forma se intenta reflejar el tipo de sociedad que se estableció en el virreinato.

Tratamos de hacer, abundó Solano, “una serie transparente, sin juicio o prejuicio alguno.

En un momento en que la televisión en otras partes del mundo está haciendo uso de otros tipos de lenguajes, México tiene un atraso de más de 50 años en la forma en que sus personajes dialogan en la pantalla chica. México está instalado en el melodrama telenovelero, mentiroso y falso. Nosotros hicimos un trabajo de más de un año dentro del barrio de Tepito, platicando con las personas, nutriéndonos recíprocamente para la conformación del proyecto.

La serie, en la que participan actores profesionales y algunas personas del barrio, comienza y tiene como hilo conductor la historia de Lucía, una joven proveniente de una familia disfuncional de clase alta de San Ángel, quien es víctima de abuso, razones por la que huye de su casa. Al tomar un taxi se da el encuentro con Raúl, un taxista del barrio de Tepito. Como protagonista lo mismo aparece Yolanda, la madre de Raúl. Los personajes son interpretados por Naian González Norvind, Harold Torrres y la actriz española Pilar Bardem.

Conforme se desarrolla la intensa relación de amor y desamor, entre Raúl y Lucía, se entretejen otras historias inspiradas o basadas en la vida real del vecindario tepiteño. Así, aparece un futbolista transexual, un judío que vende telas en la calle de Peralvillo, la historia de Martín Camarillo, joven tepiteño, quien representa su propia vida y que debido a un accidente se encuentra en silla de ruedas; un ex integrante de ETA, que intenta dejar atrás su pasado y llega al barrio a vender un lote de armas y con el dinero tomar otra identidad y la historia de un joven de origen zapoteco que se enamora de una chica de Tepito.

Historias de vidas reales

En coproducción con Canal Once y Ojo de Hacha Producciones, la serie no es un documental, pero sí refleja historias de vida reales. Ni es una serie que trate de explicar la complejidad de la vida del barrio de Tepito, aclara Giménez Cacho. A partir de la ficción, la serie recrea distintas cuestiones como el racismo, la discriminación y el clasismo, explica. Veremos cómo otras culturas y clases sociales se encuentran, chocan o conviven, así como algunos aspectos de la realidad que se vive en el barrio.

Hay escenas, por ejemplo, “que se grabaron en lugares a los que se nos permitió entrar, como al rosario de la Santa Muerte, donde nos permitieron que el personaje del futbolista transexual estuviera presente. También grabamos un partido de futbol, que se lleva a cabo en la noche, en el que participa el equipo de transexuales Las Gardenias de Tepito, como parte de un torneo que se realiza el 4 de octubre y que en el barrio es muy conocido.

En esos casos, como en otros, tuvimos la oportunidad de meternos en la realidad, explica Giménez Cacho.