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Ver día anteriorLunes 17 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

La reforma de salud entre los latinos

L

a campaña en contra de la reforma al sistema de salud en Estados Unidos, conocida como ObamaCare, no cesa. Sus enemigos más conspicuos ya hacen cuentas sobre el costo que en las próximas elecciones tendrá para los candidatos que la han apoyado, la mayoría de ellos pertenecientes al Partido Demócrata. La complejidad de la reforma, la deficiente información sobre sus beneficios y, sobre todo, las maquinaciones y las falsedades que sobre ella se han propagado han tenido como consecuencia una incorporación menor de lo esperado a los planes de seguridad que ofrece.

Como es sabido, uno de sus principales objetivos es beneficiar a millones de personas que han carecido de atención médica por falta de recursos. Por cierto, entre estos últimos está la mayoría de la población de origen latino que, de acuerdo con un informe de la organización Gallup, es el grupo con menor porcentaje de incorporación a las diferentes categorías de seguros que ofrece dicha reforma. Las causas principales de la abstención entre los latinos son la limitada información que sobre la reforma se ha ofrecido en español y el temor de que entre las familias que solicitan un seguro para integrarse al sistema de salud haya algún miembro que carece de documentos, se le identifique como tal y sea deportado.

El otro grupo que ha sido parco en la inscripción al plan de salud son los jóvenes. Resulta normal, comentó un especialista en temas de salud en esa misma cadena, que entre los jóvenes la idea de sufrir algún padecimiento sea remota, por ello su escepticismo en contratar un seguro que por el momento no les ofrece beneficio alguno pero que de todas formas tienen que pagar.

Quienes han tratado de frenar la reforma por todos los medios, aunque parcialmente, han logrado su objetivo, y ya hacen cuentas alegres sobre su posible fracaso. De ser así, para variar, los más perjudicados serán precisamente quienes más necesitan de un seguro que les garantice atención médica y los que menos tienen recursos para adquirir uno.

Es difícil entender una sociedad, o al menos una parte de ella, que se niega a seguir el ejemplo de otras naciones en los que la salud y la prevención de enfermedades es una cuestión, no sólo de derechos humanos sino inclusive de seguridad nacional.

Por lo pronto, los desarraigados de siempre continuarán a la puerta de los hospitales a la espera, no de justicia, sino de caridad... deducible de impuestos, desde luego.