Editorial
Ver día anteriorSábado 15 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Fox y las malas lenguas
A

yer, en Saltillo, el ex presidente Vicente Fox afirmó que los indicios que señalan la participación de sus hijastros, Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún, en la obtención indebida de contratos con Petróleos de México (Pemex) por parte de la empresa Oceanografía –hoy intervenida y sujeta a investigación por un fraude contra Citigroup-Banamex– provienen de malas lenguas que, como siempre, han aventado la calumnia y escondido la mano, y consideró que el actual episodio legal de la contratista ha dado pie a un caso mediático impresionante, cubierto por los medios de comunicación, sin que nadie me pueda decir cuál es el delito y, por tanto, hay que esperar información.

Los nombres de los Bribiesca Sahagún no figuran en los expedientes de los actuales procedimientos judiciales contra Oceanografía –al menos, no hasta ahora–, pero los señalamientos en torno a las presuntas actividades delictivas de los hijos de Marta Sahagún no proceden de malas lenguas que avientan la calumnia y esconden la mano, sino de una comisión investigadora legal y reglamentariamente establecida por el Congreso de la Unión que, entre 2005 y 2006, indagó el presunto tráfico de influencias realizado por los hermanos, quienes durante el sexenio de su padrastro obtuvieron para Oceanografía contratos con Pemex por casi 6 mil millones de pesos.

El propio Manuel Bribiesca reconoció, en una entrevista publicada en 2004, que él, su hermano y su tío Guillermo Sahagún habían solicitado favores a Pemex. Pero al menos uno de esos contratos, según dijo ante los legisladores Arturo González de Aragón, entonces titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), resultó 20 veces más caro que la oferta siguiente de otro concursante, y la paraestatal, a fin de asignarlo de manera directa a Oceanografía, anuló la licitación pública.

Por otra parte, dicha comisión descubrió también que, en el contexto de los negocios sucios realizados al amparo del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), los hijastros de Fox obtuvieron, por conducto de la empresa Construcciones Prácticas –a menos de 20 por ciento de su valor en cartera– miles de departamentos del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) que fueron embargados a sus propietarios originales por falta de pago.

En su informe final, rendido en febrero 2006, la comisión señaló que había elementos suficientes para presumir que los Bribiesca Sahagún habían incurrido en delitos de tráfico de influencias, información privilegiada, dudoso origen de los recursos económicos empleados y delitos fiscales.

Uno de los integrantes de aquella comisión legislativa, Jesús González Schmall, afirmó recientemente que el entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Daniel Cabeza de Vaca, recibió, el 30 de noviembre de 2006 –último día del sexenio foxista–, la orden de exonerar a los Bribiesca Sahagún.

La información disponible, en suma, no procede de malas lenguas, sino de instancias legales y de las declaraciones de uno de los propios señalados. El hecho es que tanto Fox como su sucesor, Felipe Calderón, impidieron que la PGR y la Secretaría de la Función Pública esclarecieran los señalamientos. Con ello, ambos alimentaron la sospecha pública que aún ronda en torno a los Sahagún Bribiesca y que, lógicamente, vuelve a surgir cuando la empresa que logró tantas utilidades por la gestión de los hijastros del ex mandatario es colocada en el punto de mira de pesquisas judiciales.

En este caso, bien haría el político y empresario guanajuatense en abstenerse de recurrir a su tradicional estridencia verbal, que en nada armoniza con su condición de ex presidente, y, como él mismo lo recomendó, en esperar a que se disponga de más información.

Más allá de declaraciones altisonantes, es claro que la PGR debe recuperar el trabajo de la comisión de la Cámara de Diputados que investigó las actividades presuntamente ilícitas de los Bribiesca Sahagún y emprender, sin interferencias indebidas, una pesquisa seria y confiable que permita confirmar o despejar las sospechas que los señalan desde hace cerca de una década.