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La madera es usada para colocar un cerco en medio del bosque

Tala clandestina en el Desierto de los Leones

Comuneros denuncian trabajos de chaponeo en el paraje Oyameles

Tiran un árbol por aquí y otro por allá, para que no nos demos cuenta

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El esfuerzo de comuneros para vigilar la zona boscosa resulta insuficiente para evitar el derribo de árbolesFoto María Melendrez Parada
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de febrero de 2014, p. 37

Cientos de árboles han comenzado a ser talados clandestinamente en el Parque Nacional Desierto de los Leones para ser utilizados como polines en un cerco que comenzó a ser colocado en medio de la zona boscosa.

Los trabajos comenzaron a mediados de enero y a la fecha llevan un avance de poco más de 20 kilómetros alrededor del bosque, sin que ninguna autoridad responda o dé una explicación por esta situación, denunciaron comuneros del poblado de San Mateo Tlaltenango, ubicado en la parte alta de la delegación Cuajimalpa.

Jorge Antonio Ramos, representante legal de los comuneros, explicó que se interpuso un juicio de amparo ante el juzgado noveno en materia administrativa, que les concedió un suspensión, para evitar que continuara el derribo del arbolado y la delimitacion del bosque.

Sin embargo, lejos de parar la tala de árboles, con una altura promedio de 20 metros, en días recientes, en el paraje conocido como Oyameles se hicieron trabajos de chaponeo, en los que arrasaron con todo tipo arbustos y se seccionó el terreno con las ramas.

Este corte es reciente, no tiene más de tres días, el lunes pasamos y no había nada, comentó Alejandro García, integrante del comité de vigilancia del bosque, en uno de los puntos, donde yace tirado un tronco.

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Comuneros de San Mateo Tlaltenango, en la delegacion Cuajimalpa, denunciaron la tala clandestina de oyamelesFoto María Meléndrez Parada

Al pie de las veredas, en los distintos parajes, como el Cruz Blanca o Pantanos, las hojas de los árboles aún están frescas. En todos los casos el escenario es el mismo: dejan los troncos y se llevan las puntas para hacer los polines.

En una desvencijada camioneta, en la que apenas logran subir las pendientes, un grupo de comuneros se encarga de vigilar la zona, pero su trabajo resulta insuficiente ante la extensión del bosque.

Somos muy pocos los que andamos vigilando y no los hemos podido encontrar, pero calculamos que son unas 30 personas, por lo rápido que están trabajando. Tiran un árbol por aquí y otro por allá, a modo de que no nos demos cuenta, refirió don Felipe Cortés Carmona, un hombre ya entrado en años, que también forma parte del comité de vigilancia.

Los comuneros atribuyen estas acciones a los pobladores del vecino poblado de San Lorenzo Acopilco, con quienes mantienen una añeja disputa por 480 hectáreas del bosque, pues es en ese perímetro donde se ha identificado la tala de árboles y el cerco, habilitado con polines y alambre de púas.

Desconocemos qué es lo que pretenden, pero también habilitaron un vivero en medio del bosque, aún y cuando no ha habido ninguna resolución en su favor, expresaron.