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Con la batuta de José Areán, la orquesta ejecutó clásicos con el único fin de gozar, dijo el director

La Sinfónica de Minería recreó en el Auditorio un viaje musical por Broadway

Mi bella dama, Los miserables, Amor sin barreras y El rey león fueron algunos de los temas que arrancaron expresiones de asombro del público

El domingo presentará otro programa popular

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Alrededor de 3 mil personas disfrutaron el programa que presentó la OSMFoto Fernando Aceves
 
Periódico La Jornada
Martes 14 de enero de 2014, p. 6

Broadway, nombre mágico, cargado de sueños. Llegar a Broadway, triunfar en uno de sus teatros, bueno, aunque sea en “off Broadway”, qué artista no lo desea. Un viaje a Nueva York no estaría completo sin caminar por esa famosa calle, epítome de la vida teatral y musical.

El domingo pasado la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM), con la batuta de José Areán, llevó al público del Auditorio Nacional en un viaje musical que incluyó varias obras reconocidas de Broadway. Este nuevo proyecto de la OSM, de música popular, tiene por motivo simplemente el gozo, expresó el director concertador al comienzo del concierto que atrajo alrededor de 3 mil personas. En seguida, presentó “una pequeña suite con extractos de Los miserables”. La obra se anuncia como la de más larga duración en el mundo.

En seguida, la orquesta dio un pequeño paso atrás en el tiempo para recordar a un verdadero clásico: Mi bella dama, comedia musical estrenada en Broadway en 1956, con Rex Harrison y Julie Andrews en los papeles principales.

Un pequeño inconveniente

Rapsodia en azul, de George Gershwin (1898-1937), sin ser una pieza de teatro musical, tiene que ver con un hombre que dejó una marca enorme en la canción, en el jazz y también en Broadway, acotó Areán, para quien la obra, estrenada en 1924, siempre me recuerda Nueva York. “En azul... en realidad tiene otras connotaciones, como, por ejemplo, el blues y los bluenotes”.

Para la interpretación de esta obra el piano fue llevado al frente del escenario y se contó con el solista Mauricio Nader. Terminada la pieza, que fue muy ovacionada, los técnicos ya llevaban el piano de regreso a su posición dentro de la orquesta cuando para sorpresa de todos se le dobló la parte de atrás y cayó. Areán pidió un momentito para arreglar este asunto. Luego confió: nunca me había tocado algo así.

La OSM regresó a Broadway con un medley de canciones de El rey león, cuya mención provocó exclamaciones de admiración entre el público.

El breve viaje por el punto de referencia de la comedia musical llegó a un fin con “las danzas sinfónicas de Amor sin barreras, de Leonard Bernstein, una suite creada especialmente para la sala de concierto por su compositor”. Basada en la tragedia Romeo y Julieta, de William Shakespeare, Areán comentó que en Westside story se ve todavía una posibilidad de que los chicos sean felices. Situada en el lado oeste de Nueva York, las cosas que los dividen no son medievales, o quizá sí. Una puertorriqueña y un polaco no deben casarse, supuestamente.

No sólo disfrutó el público con este programa, sino también los integrantes de la orquesta, quienes rompieron su requerida formalidad con amplias sonrisas. Instrumentistas que raramente hablan, gozaron al pronunciar la palabra cha-cha-chá en Amor sin barreras.

Terminado el programa, todavía hubo un alguito. Pero antes Areán invitó al auditorio a asistir el próximo domingo 19 a un segundo concierto, ahora integrado por danzas sinfónicas o las sinfónicas de la danza. Es decir, se trata de música inspirada por el ritmo que vive en el cuerpo y se expresa a través del movimiento. Con coreografía de Ruby Tagle, habrá ocho bailarines en escena.

Se anuncia música que nos mueve de Georg Frideric Handel, Dimitri Shostakovich, Johann Strauss Jr., Arturo Márquez, Manuel de Falla, Aaron Copland, Richard Strauss, Gerardo Matos Rodríguez, Carl Orff, Julián Orbón, Leonard Bernstein y Alberto Ginastera.

El alguito final no tenía nada que ver con Broadway, pero mucho con México: Huapango, de José Pablo Moncayo.