Opinión
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Penultimátum

El rey viejo

E

l hombre más influyente en la historia de la revista del corazón que más se vende en el mundo de habla castellana es el rey de España. Así lo reconocen los directivos del Hola, al presentar en su edición de inicio de año 50 páginas adornadas con fotos y textos ensalzando al monarca en su palacio de la Zarzuela. Fue la reaparición triunfal de Juan Carlos al cumplir 76 años y tras recibir las más duras críticas por sus amoríos extra maritales, sus escapadas a cazar elefantes y osos. Su fortuna. Y por el escándalo desatado por los negocios turbios de su hija, la infanta Cristina, y su esposo.

El rey venía de mal en peor luego de una operación de la cadera derecha, luego de otra por una hernia discal y de remate una tercera para acabar con la infección de la cadera que le habían operado. Una semana antes de que apareciera en el Hola, el mensaje navideño de Juan Carlos fue visto en la tele por la cifra más baja de espectadores en la historia de los 38 que ha pronunciado: apenas 6 millones.

Y eso que esta vez se refirió a los problemas que conlleva la crisis y los que la padecen en carne propia. Y hasta a la corrupción que envuelve a la clase dirigente, pero sin mencionar, claro, a la que protagoniza el partido en el poder y dos integrantes de la propia familia real. Además prometió transparencia en el manejo de los dineros que los españoles le dan a él y a su familia para que no tengan privaciones en tiempos en que millones de sus súbditos la están pasando mal por falta de empleo y los recortes en la seguridad social.

En el Hola lo vieron 3 millones de lectores. Transformado, rejuvenecido. Las 50 páginas que le dedican lo muestran cuando era niño, como marido, padre, abuelo y aficionado a los deportes olímpicos. Un rey en excelente forma que así mandaba el mensaje de que sólo la muerte lo va a separar del trono; que por ningún motivo renunciará en favor de su hijo, el príncipe Felipe.

El lunes pasado fue otro momento clave en el calendario cívico español: cuando el monarca, fuera de su palacio, preside y echa un fervorín con motivo de la llamada Pascua Militar. Momento de escenificar su papel como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Esta vez, oportunidad para demostrar en vivo su recuperación física. Pero apareció apoyado en dos muletas y siguió sentado la ceremonia. Luego tuvo dificultades, titubeó, resopló al leer su discurso de apenas hoja y media de extensión. Le faltaba luz, se justificó.

Quería demostrar su recuperación física luego de cinco entradas al quirófano. Y acallar de una vez las voces que piden abdique. Pero la escenificación fue distinta a la tan bien montada por el Hola. Todo le salió al revés. El rey viejo no sólo es el título de una novela de Fernando Benítez. Existe en España y se niega a reconocer su triste realidad.