La construcción de hospitales mediante el esquema de asociación público privada (APP) puede ser exitosa, siempre que su realización responda a criterios técnicos y de eficiencia y no a cuestiones políticas, como ocurrió con el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ciudad Victoria, Tamaulipas, el cual a cuatro años de haber sido inaugurado funciona de 25 a 30 por ciento de su capacidad, afirmó José Manuel Fortes, director de infraestructura de Marhnos, empresa constructora y administradora del nosocomio.

El inmueble cuenta con instalaciones y equipo de alta tecnología para resolver los problemas más complejos de salud; sin embargo, debido a que está subutilizado, pudiera parecer que el esquema de APP no funciona o es demasiado caro para el gobierno, dijo.

No es así, señaló el empresario. Explicó que una modalidad de APP son los proyectos de prestación de servicios (PPS), por los cuales un desarrollador privado realiza la inversión para el diseño, construcción y equipamiento del nosocomio y cuando está listo avisa a la autoridad para que empiece a utilizarlo.

Con esta modalidad los gobiernos federal o estatales o las instituciones de salud, propietarios del hospital, se encargan de pagar en abonos el costo de la inversión y los servicios que proporciona la empresa privada durante 25 años. Sólo se hacen cargo de la contratación y pago de salarios del personal médico y la compra de medicinas.

El resto de los servicios los proporciona la empresa privada; es decir, explicó Fortes, nos hacemos cargo del mantenimiento y reparación de equipos, los servicios de limpieza y vigilancia, y lo que se requiera con la garantía de que las instalaciones siempre estarán en condiciones óptimas para su funcionamiento.

Los PPS han sido cuestionados por el supuesto elevado costo que representa para las finanzas públicas el pago de una deuda que, en el caso del HRAE de Ciudad Victoria significa una erogación mensual de alrededor de 20 millones de pesos durante 25 años. El monto se actualiza cada año con base en la inflación.

En entrevista durante una visita al Hospital Regional de Tlanepantla, construido también por Marhnos, mediante PPS, para el Instituto de Seguridad Social del estado de México y Municipios (ISSEMyM), el empresario comentó que el proyecto original en Tamaulipas era construir el inmueble en Tampico, pero por una negociación política se decidió ponerlo en la capital, donde además hay un alto índice de inseguridad. Los médicos y enfermeras se niegan a trabajar ahí. Por eso no se ha podido completar la plantilla, indicó.

Otra razón de la subocupación del hospital es que el sistema de referencia de pacientes no funciona como debiera, además de que muy cerca está la ciudad de Monterrey, con una oferta grande de servicios médicos.

El problema para el gobierno federal es que debe cubrir el pago fijado por contrato, aunque el inmueble esté sin utilizar. En cambio, explicó Fortes, el Hospital Regional de Tlanepantla se diseñó para sustituir al Hospital de Satélite del ISSEMyM, por lo que desde su apertura en septiembre de 2012, la ocupación se ha mantenido por arriba de 60 por ciento y en algunos servicios las previsiones ya han sido rebasadas. Es el caso de Hemodiálisis, donde se planeó proporcionar 7 mil ciclos del tratamiento, pero hasta hace unas semanas el número había llegado a 11 mil 500.

Este nosocomio costó mil 100 millones de pesos y fue el primero en utilizar los recursos de los fondos de pensiones como parte de la inversión para la obra. De acuerdo con Fortes, está previsto un retorno de inversión (ganancia) de 13 por ciento anual para las Afores y otro porcentaje igual para la empresa. Otra parte de los recursos provino de un préstamo bancario.

El ejecutivo comentó que el instituto de seguridad social del estado de México paga e 22 millones de pesos al mes, monto que se actualiza con base en la inflación cada año e incluye el costo de la administración, equivalente a 40 por ciento de la renta mensual.

Fortes aseguró que con este mecanismo, el instituto logra ahorros equivalentes a 30 por ciento respecto de los esquemas tradicionales de inversión, construcción y administración de infraestructura hospitalaria.

El Hospital de Tlanepantla tiene 120 camas censables, instaladas con base en la normatividad en la materia, por lo que cada una ocupa un espacio aproximado de seis metros cuadrados; tienen al lado un sillón reposet para el familiar que acompaña al paciente y el espacio suficiente para las maniobras de la atención médica.

Fortes aseguró que el edificio se construyó para ese número de espacios y no existe posibilidad de que en un futuro aumenten las camas. Su diseño y servicios corresponden a un hospital con alto nivel de calidad, subrayó.