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¿Cuántos muertos más quieren?, pregunta sacerdote al gobierno

Urge una visa humanitaria que frene la violencia contra centroamericanos
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Procesión con motivo del Día de Muertos en Tucson, Arizona, para recordar a los migrantes que pierden la vida en su intento por llegar a Estados Unidos. De acuerdo con activistas, de octubre de 2012 a junio de este año se han encontrado 129 cuerpos en el desierto, y de 2000 a la fecha la cifra asciende a más de 2 mil 500Foto Xinhua
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 3 de noviembre de 2013, p. 4

Saltillo, Coah., 2 de noviembre.

¿Cuántos muertos más quieren?, preguntó el sacerdote Pedro Pantoja Arreola a legisladores y autoridades federales que se oponen a la creación de una visa humanitaria de libre tránsito para migrantes que atraviesan México para llegar a la frontera norte y cruzar a Estados Unidos.

Al encabezar junto al obispo Raúl Vera López una misa de memorial por el asesinato de centroamericanos en Saltillo, Pantoja consideró urgente frenar la violencia contra ese sector, pues México se está convirtiendo en el cementerio de centroamericanos.

El también asesor de la Casa del Migrante de Saltillo lamentó la decisión de las autoridades mexicanas y de buena parte de la sociedad de ignorar la migración y ser omisos ante la violencia.

¿Cuántos dolores más para las familias de Centroamérica? Porque se acumulan cientos de muertos por la tragedia humana, por los desastres ferrocarrileros y por la vulnerabilidad extrema de las mujeres migrantes apelamos a la urgencia de un instrumento institucional, una visa humanitaria de tránsito libre para esta migración por nuestro territorio, expuso.

Ante centroamericanos que aguardan la oportunidad de subirse al tren que los lleve a Piedras Negras, en la frontera con Estados Unidos, Pantoja consideró que la migración es la caravana de la revolución silenciosa que convierte el territorio recorrido en espacio de vida, justicia y dignidad, ante el egoísmo estructural y excluyente del sistema neoliberal.

Pidió a sociedades como la de Saltillo, donde cientos de centroamericanos hacen escala a diario, ver la migración sin criminalizarla y no juzgar a los indocumentados por su condición y apariencia, pues nadie que no esté sufriendo la angustia que genera la pobreza estructural sale de Centroamérica.

Migrar, agregó, es una dolorosa experiencia de persecución, golpizas, despojos, secuestro, asesinatos; toda una estructura de violencia y violación para quien quiere quitar el hambre a sus hijos. Migrar es atreverse a cruzar el territorio del terror, colgados del tren, con el viento, la lluvia y el frío en contra.

El memorial se desarrolló en el paraje de la colonia La Esperanza, al sur de Saltillo, donde en mayo de 2002 un sujeto disparó contra migrantes que descansaban tras haber bajado del tren. En el ataque murieron los hondureños Delmer Alexander Pacheco y otro identificado solamente como José David; otros dos resultaron heridos.