Opinión
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¿Conducción del Estado o conducción empresarial de la educación?
N

o es ningún secreto que la OCDE y la cúpula empresarial de México han sido los promotores estratégicos de la actual reforma en la educación. Pero además es posible decir que en sus líneas fundamentales y hasta en detalles concretos esta reforma no la concibieron ni el candidato Peña Nieto, ni su equipo de transición o el nuevo secretario de Educación ni, por lo que se ha constatado, tampoco el grueso de los integrantes de las comisiones de educación del Congreso de la Unión.

Esto puede afirmarse no sólo por el multicitado acuerdo de 2008 del gobierno con la OCDE (donde se prevé el despido de docentes luego de las evaluaciones) y por las declaraciones del candidato en las oficinas de la OCDE en noviembre de 2012, cuando ofreció que seguirá sus recomendaciones, sino porque desde 2011 y 2012 ya existían documentos empresariales que contenían, bajo el nombre de metas, un listado de lo que debía hacerse en los próximos años para mejorar la calidad de la educación.

Así, en el más reciente y explícito documento se planteaba que para 2013 ya debía haberse llevado a cabo una primera reforma del orden jurídico nacional, con cambios en la Ley General de Educación, proceso que, como vimos, de hecho comenzó desde diciembre de 2012 con la modificación constitucional y se completó en agosto de este año. Para 2013 se planteaba también que en sus contenidos esta reforma debía “determinar las sanciones a oficiales y trabajadores de la educación… [y además] establecer atribuciones claras al INEE para diseñar la evaluación docente obligatoria y universal.”

Para 2014, el documento empresarial prevé que ya se habrá legislado algo que desde ahora ya se consiguió: una “reforma aprobada y funcional de la Ley General de Educación y su reglamentación federal y estatal que establece el Servicio Profesional de Carrera Docente.

Para las metas de 2012 ver el documento Ahora es cuando de Mexicanos Primero (págs. 44-46), organización de los grandes empresarios mexicanos ( http://www.mexicanosprimero.org/images/stories/mp_recursos/mp_publicaciones_de_mexicanos_primero/AhoraEsCuando2012-2024MetasWEB.pdf ) y para la versión prelimilnar de las metas ver el documento Metas 2011 (pág. 44) de la misma organización ( http://www.mexicanosprimero.org/images/stories/mp_pagina_principal/mp_no_te_lo_pierdas/Metas.%20Estado%20Educacion%202011Internet_ISBN.pdf).

En estos documentos, sobre todo en el más reciente (2012) puede verse el detalle de las demandas empresariales, tales como censo de escuelas y maestros, autonomía de los centros escolares; presupuesto transparente; certificación de maestros (además del examen para el acceso a una plaza); participación de las organizaciones de la sociedad civil (eufemismo por asociaciones privadas y empresariales); inicio de un nuevo plan de estudios en Escuelas Normales, cambios en las estrategias didácticas, etcétera. Y puede verse claramente que el interés empresarial, a diferencia del pasado, no se refiere a la concreción de una serie de cambios coyunturales sino que se pretende establecer, de manera indefinida en el tiempo, una conducción de la educación basada en la lógica y visión empresarial de la educación.

Plantea, por ejemplo, para 2024 se llevará a cabo el diseño de nuevas metas para el periodo 2024-2036 (mismas que, lógicamente podrán luego prorrogarse a los siguientes dos sexenios, hasta por lo menos la mitad del siglo actual). Esa visión puede tal vez coincidir en ciertos momentos con el lenguaje de otros grupos sociales –como por ejemplo, transparencia, autonomía, participación social, relación escuela-sociedad y hasta la palabra calidad– pero ciertamente sus contenidos son dramáticamente diferentes.

No es posible aquí hacer el recuento minucioso de las diferencias, pero en el fondo y en la superficie, el interés empresarial en educar mejor a niños y jóvenes se centra, en palabras del presidente de Mexicanos Primero, en ser exigentes y ambiciosos en el desarrollo del capital humano (2012:5), educar para la competitividad, el gane-gane, para la formación de una nueva e individualizada fuerza de trabajo; volver eficientes (eficientar dicen) el gasto, la gestión y el contenido de la educación bajo esa misma lógica y visión. Esta visión se opone radicalmente a los principios constitucionales (Art. 3º) de lo que debe ser la educación (científica, democrática, solidaria, orientada a la justicia, el arte, las humanidades, cuidado del medio ambiente, respeto a la pluralidad y diversidad, cultura de la legalidad y la paz). Se opone también radicalmente a los principios, a la educación y evaluación que postulan los maestros que hoy luchan en contra de esta nueva educación.

La campaña de los medios masivos de comunicación y el programa de la conductora Laura Bozzo son ejemplos ilustrativos de lo que también significa esta conducción si empresas como Televisa (cuyos dirigentes actuales o anteriores son integrantes de Mexicanos Primero) estuvieran a cargo de la educación. Violan además el artículo 74 de la Ley General de Educación que expresamente señala que los medios de comunicación masiva, en el desarrollo de sus actividades, contribuirán al logro de las finalidades previstas en el artículo 7o, conforme a los criterios establecidos en el artículo 8º de la misma Ley. Y en esos artículos se señala que debe propiciarse la cultura de la legalidad, de la paz y la no violencia en cualquier tipo de sus manifestaciones (incluyendo la verbal que se utiliza contra los maestros y las clases populares). Es decir, parte de la visión educativa de todos los mexicanos –no sólo la de la cúpula empresarial– establecida todavía en el artículo tercero constitucional.

* Profesor de la UAM-X