Capital
Ver día anteriorSábado 28 de septiembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Vivimos bajo un talud con el Jesús en la boca, pero estamos aquí por necesidad, señalan

Dejan deslaves en Cuajimalpa miedo y enojo en vecinos ante la nula ayuda

Son muchos los funcionarios que observan la devastación, pero no hacen nada, acusan

Doña Columba, de 85 años, recuerda un ruido como un rayo; no imaginé el desastre

Foto
Cuadrillas de la delegación Cuajimalpa y los habitantes de la colonia San Pablo Chimalapa retiran el lodo que cayó sobre las viviendas durante los deslaves de la madrugada del miércolesFoto María Luisa Severiano
Foto
Auto destrozado ante el embate de los aludes en CuajimalpaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de septiembre de 2013, p. 27

Habitar bajo un talud es vivir con el Jesús en la boca y con el miedo de que un día venga un derrumbe y se lo lleve todo, pero estamos aquí por necesidad, no nos ha quedado otra, afirmó María Inés Pineda, quien habilitó su casa a unos pasos del río que cruza el paraje de Oyametitla, en la delegación Cuajimalpa, donde esta semana se registraron precipitaciones atípicas.

La señora, que llegó a este lugar hace 10 años, indicó que cuando llueve fuerte en la zona boscosa de San Pablo Chimalpa lo único que hace es actuar como gallina, jalar a sus hijos y abrazarlos con la esperanza de que no pase ninguna desgracia.

La lluvia ocurrida la madrugada del miércoles lanzó una primera advertencia en este sitio, al desprenderse un pedazo de tierra que llegó a un costado de su vivienda. Lo único que pedimos es que si nos pueden echar la mano, que nos ayuden con un muro de contención, expresó, al señalar que ante el riesgo se han visto obligados a dormir en un cuarto prestado de su vecina.

Durante un recorrido por los sitios de riesgo y afectados por las torrenciales lluvias que se han registrado en Cuajimalpa, los habitantes contaron su experiencia y cómo van superando la emergencia; otros mostraron su desesperación ante la lenta ayuda de las autoridades.

En una pendiente, que da al fondo de una barranca, Isidro González lamentó que sean muchos los funcionarios que llegan a ver la devastación en la privada de Constancia, pero nadie hace nada.

La fuerza del agua originó un hueco enorme debajo de las casas de sus dos hermanas, que prácticamente las dejó en el precipicio. Nos dijeron que iban a traer el material para hacer costaleras, pero hasta ahora nada. No fuimos a trabajar porque pensamos que en cuanto vinieran entre todos echamos la mano, para que sea rápido.

Gran parte de los trabajos del personal de la delegación se ha concentrado en atender las mayores afectaciones ocurridas en la avenida Tecnológico, donde aún se remueve el lodo de la avalancha que arrastró vehículos, y se cortan los árboles tirados que representan un riesgo.

En ese punto, Juan Antonio Olivares recordó la experiencia que vivió la noche del martes al llegar a su vivienda, donde la cocina fue arrasada. Mi abuelita estaba sola en la casa. Me metí como pude. El lodo me llegaba arriba de las rodillas. Pensé lo peor y corrí a sacarla, relató.

Para su sorpresa, doña Columba Hernández, de 85 años, estaba de pie e intacta. A decir de la aludida, sólo escuchó algo como un rayo y después el ruido de las láminas. Nunca me imaginé el desastre, expresó.

De acuerdo con las autoridades delegacionales los trabajos de limpieza y reconstrucción llevan un avance de 70 de por ciento, mientras que especialistas en geofísica llevan a cabo peritajes sobre las laderas afectadas, a fin de conocer su estabilidad e iniciar obras de mitigación.