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Confirman voto directo de la militancia para elegir a su presidente

En caótica pero rápida asamblea, el PAN renueva sus estatutos

Guerra de basura, trifulca y acusaciones a Madero durante el acto

 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de agosto de 2013, p. 6

Las hojas de los estatutos del PAN echas bolita y hasta latas de refresco volaron como proyectiles frente al presidente del partido, Gustavo Madero y éste seguía impasible.

En todos los tonos y formas, centenas de delegados expresaron su inconformidad. ¡Fraude!, ¡mentiroso!, ¡cobarde!, vociferaban algunos, pero la asamblea panista continuó apresurada.

Como Salinas, ni nos ven ni nos oyen, espetó en tribuna Priscila Vera, ex directora del Instituto Mexicano de la Juventud, mientras en la mesa principal había conatos de bronca.

No importó el caos: en poco más de dos horas quedó aprobada la reforma estatutaria, que confirma el voto directo de la militancia para elegir a su presidente, además de un nuevo articulado que a esas alturas pocos sabían cuál era.

Con las reglas a punto de aprobarse para definir al futuro dirigente del partido, en la mañana había calma, la civilidad blanquiazul. La ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota dedicó varios minutos a fotografiarse y anunció que analizaría su participación.

Menos solicitado, Ernesto Cor­dero también posaba y reiteraba su interés en contender. Caminó abrazado de César Nava, recién exonerado de haber cometido malos manejos en Pemex.

Al abrir los trabajos, Madero presumió un PAN unido, de pie, heredero de los principios de sus fundadores, como Manuel Gómez Morín y Efraín González.

Tres oradores hablaron en favor, otros tres en contra de aprobar la armonización de los estatutos (Gabriela Ruiz, del grupo de Jorge Manzanera, planteó que era un cambio a la reforma aprobada en marzo), el documento con que se buscaba resolver las contradicciones causadas en la asamblea iniciada hace más de cuatro meses y concluida ayer.

Guerra de proyectiles

El michoacano Marko Cortés, presidente de la mesa de debates, preguntó si aceptaban el documento y, sin dar tiempo a un conteo más minucioso de los escrutadores, declaró su aprobación.

¡Noooooooo!, se escuchó en algunas secciones del graderío, que quedaron salpicadas de papeletas con esa palabra. Pasamos al siguiente artículo, decretaron en la mesa y comenzaron a escucharse los ¡fuera, fuera!

Abajo, algunos delegados se pelearon a empujones con los guardias hasta lograr derribar las vallas metálicas del área de prensa –que separaban a líderes panistas de los de a pie– y colarse cerca de ellos.

Muchos se apostaron frente a Madero vociferando calificativos de ¡corrupto! o ¡peñista!, pero continuaron las votaciones de los artículos pendientes.

Varias voces exigían repetir el conteo y que fuera nominal. Como nadie los escuchó, comenzó el lanzamiento de objetos. A Cortés, artífice de la confusión, le cayó en la cabeza una bolita de papel y el diputado Ricardo Anaya entornaba los ojos como tratando de entender lo que pasaba.

Foto
Un delegado rompe su papeleta de votación durante la asamblea panista de ayerFoto Francisco Olvera

Madero se comportaba como si conociera el guión de la protesta: por momentos bebía café, con su celular tomaba algunas fotografías (quizá de los manifestantes) y susurraba algo a Cecilia Romero, la secretaria general, quien iba y venía por la tarima.

Recitaban distintos artículos y los sometían a votación, pero ya nadie sabía qué se discutía, sólo levantaban sus papeletas de sí o no. Fue cuando Vera consideró inconcebible que no hubiese escrutadores verificando la participación y pidió detener la asamblea.

En ese instante la senadora Luisa María Calderón, hermana del ex presidente Felipe Calderón, se abrió paso entre los delegados trepados en las sillas y confió al dirigente del PAN en Durango, Víctor Hugo Castañeda: Es un atropello a los asambleístas. Para vergüenzas.

Castañeda observaba el desbarajuste y señalaba que los manifestantes eran seguidores del polémico operador electoral Jorge Manzanera y del senador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca.

Entre empellones, la senadora Gabriela Cuevas logró llegar al atril para quejarse de que había sido golpeada por personal de seguridad disfrazado. ¡Que se retiren!, exigió.

Otro delegado se subió para demandar: ¡Notario público, dé fe que hubo fraude! Verifique si se mantiene el quórum.

Lejos de cumplirse la petición, más hombres vestidos con chalecos color naranja se subieron al estrado para escoltar a Madero, quien arropado por sus aliados celebró el fin de los trabajos a las 13:30 horas.

En muletas por una reciente operación, el senador Javier Corral, artífice del cambio medular en el partido, culpó de las protestas a Manzanera, profesional en la orquestación de actos porriles y a algunos calderonistas que no querían el voto directo de la militancia para elegir al presidente del partido.

Por los desastrosos resultados, los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se encerraron detrás del escenario durante dos horas –casi el tiempo que duró la asamblea– para analizar la legalidad de lo aprobado previendo ya impugnaciones. Ahí algunos calderonistas reprocharon que no se valía que los culparan y argumentaron fallas en la conducción de la mesa. Hasta Corral lamentó que el moderador haya cantado tan rápido la victoria.

Cuando el personal de la Arena Ciudad de México barría los pedazos de estatutos, papeletas y latas regadas, una militante espetaba: Este daño no se le hace al PAN. Ya desmadraron al partido.