Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 4 de agosto de 2013 Num: 961

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Jorge Humberto Chávez: Road Poet
Marco Antonio Campos

José Luis Martínez: El trato con escritores
y otros estudios

Adolfo Castañón

Los nombres en Tolstói
Alejandro Ariel González

Los Tolstói serbios
Ljubinka Milincic

Tolstói en su
prosa íntima

Selma Ancira

Reflexiones de un traductor de Tolstói
Joaquín Fernández-Valdés
Roig-Gironella

Una familia internacional
Irina Zórina

Narrar el umbral:
La muerte de Iván
Ilich
de Lev Tolstói

Maria Candida Ghidini

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Roberto Gutiérrez
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Roberto Gutiérrez

Brasil y México: fin de un sueño e improbable comienzo de otro

Parece ser que las protestas en Brasil contra las preferencias en el gasto gubernamental para realizar el Mundial de futbol en 2014 y las Olimpiadas en 2016, han logrado más que los avisos de retraimientos por parte de los gobiernos locales de Río y Sao Paulo para aumentar las tarifas de transporte, que fueron la mecha que encendiera la llama del descontento social. Hoy día, la expectativa de calificadoras financieras, inversionistas y empresas trasnacionales con inversiones en Río de Janeiro, ha caído drásticamente en sus pronósticos y planes de inversión para los siguientes años. La calificadora Moody’s prevé una disminución en el crecimiento económico brasileño para 2014, además de pronosticar una disminución en su calificación como país apropiado para recibir créditos, lo cual será causa de una disminución del flujo de inversionistas que Brasil había atraído constantemente con el boom económico de la década pasada, que lo habría ubicado como la sexta economía más grande del mundo. Moody’s le otorgó la calificación BAA2 (moderado riesgo de crédito) a finales de 2011, pero tras las protestas ha publicado en su portal que Brasil ya no es aquella promesa de buenas ganancias, como se había puesto de moda durante el mandato de Lula.

A nivel político, Brasil está improvisando para mantener su estatus regional y minimizar el impacto que el descontento popular proyecta a sus vecinos cercanos. La presidenta Dilma Rousseff ha manifestado su inconformidad (de manera moderada) por la negativa que Francia, España y Portugal dieron a la aeronave en la que se dirigía el presidente de Bolivia para sobrevolar el espacio aéreo, y posteriormente para aterrizar por combustible e inspección técnica; algo que los mandatarios latinoamericanos han calificado desde una falta al derecho internacional, hasta una vejación contra el pueblo boliviano. En una reunión reciente, Rousseff envió a un representante oficial a apoyar diplomáticamente al gobierno de Bolivia. Empero, hacia el interior el descontento social no ha podido sosegarse del todo, ni con la búsqueda del pacto nacional de Rousseff, ni con el apoyo moral de Lula.

La pregunta ahora es: ¿de verdad seguirá siendo Brasil el recién posicionado “hermano mayor” de Latinoamérica? Recuérdese que ese título informal fue ostentado por México durante muchas décadas del siglo apenas pasado, pues los países latinos votaban generalmente alineados en el bloque donde participara México en los distintos foros de Naciones Unidas.

El Brasil que levantó la mano para reclamar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y que se atrevió a desafiar las amenazas que Estados Unidos mantiene contra los países que planifican programas nucleares, incluso con fines pacíficos, hoy día está cayendo en un estancamiento que tiene raíces en la política interna. Aprovechando la coyuntura, con todo y sus problemas internos México podría empujar hacia adelante en la arena internacional; sería la oportunidad para volver a ser referente internacional de toma de decisiones y recuperarse como líder en Latinoamérica. La nueva cuestión que surge es saber si el Estado mexicano es capaz de dejar de mirar tanto hacia el norte y abrir un panorama más amplio en el alcance de su política exterior hacia el sur y otros países.