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 Portada 
Presentación 
Bazar de asombros 
      Hugo Gutiérrez Vega 
Jorge Humberto Chávez: Road Poet 
  Marco Antonio Campos 
José Luis Martínez: El trato con escritores 
  y otros estudios 
  Adolfo Castañón   
  
Los nombres en Tolstói 
  Alejandro Ariel González 
Los Tolstói serbios 
  Ljubinka Milincic 
Tolstói en su 
  prosa íntima 
  Selma Ancira 
  
Reflexiones de un traductor de Tolstói 
  Joaquín Fernández-Valdés 
  Roig-Gironella 
Una familia internacional 
  Irina Zórina 
Narrar el umbral: 
  La muerte de Iván 
    Ilich de Lev Tolstói 
  Maria Candida Ghidini 
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Columnas: 
        Bitácora bifronte 
        Ricardo Venegas 
        Monólogos compartidos 
        Francisco Torres Córdova 
        Mentiras Transparentes 
		Felipe Garrido 
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        La Otra Escena 
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		Alonso Arreola 
        Las Rayas de la Cebra 
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		Jorge Moch 
        Galería 
		Roberto Gutiérrez 
        Cinexcusas 
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   Directorio 
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	 Reflexiones de un traductor 
	  de Tolstói 
	Joaquín  Fernández-Valdés Roig-Gironella 
	
  
     
        Tolstói escribiendo el 7 de noviembre de 1910, 
        trece días antes de morir | 
   
 
	El reino de Dios está en vosotros, obra fundamental para comprender el  pensamiento religioso de Tolstói fue, durante muchos años, censurada en Rusia.  En este libro Tolstói ataca duramente a la Iglesia y al Estado, dos  instituciones que, en su opinión, han perjudicado enormemente a la humanidad y  a la comprensión cristiana de la vida porque se fundamentan en el empleo de la  violencia. 
	Tolstói nos  muestra cómo la Iglesia ha pervertido las enseñanzas de Jesús y ha hecho  posible conciliar dos conceptos totalmente incompatibles: violencia y religión.  La tarea de la Iglesia ha consistido en mantener a los hombres engañados, en  ocultar el verdadero mensaje de Jesús –que se puede resumir en el Sermón de la  Montaña–, en hipnotizar al pueblo e idiotizarlo, y en alentar el paganismo más  burdo en forma de adoración de los ídolos. 
	Tolstói sitúa el inicio de la perversión y  corrupción de la Iglesia en el momento en que ésta se unió al poder estatal  (siglo IV), ya que a partir entonces la Iglesia se movió por unos intereses  puramente terrenales que nada tenían que ver con Dios.  
	El escritor ruso considera que nuestra vida  es una pura contradicción, porque nos hacemos llamar cristianos, pero obligamos  a la juventud a servir en el ejército, a luchar en unas guerras que sólo  responden a unos intereses de ciertas personas que se encuentran en el poder.  El servicio militar obligatorio es anticristiano y antinatural, y los  cristianos tendrían que revelarse pacíficamente y negarse a ser cómplices de  toda esta maquinaria bélica. 
	El Estado –aún si admitimos que en un  tiempo fue necesario para agrupar a los individuos en comunidades y así  defenderlos de otros enemigos– actualmente ha dejado de tener sentido. Para lo  único que sirve es para, mediante la violencia, oprimir a la población,  mantener un orden social que beneficia a unos pocos (gobernantes,  terratenientes, comerciantes, clero…) en detrimento de una inmensa mayoría  (obreros, campesinos, pobres…). Tolstói afirma sobre el Estado: “Ni la banda de  malhechores más despiadada y aterradora es tan terrible como el Estado.” 
	Tolstói cree  firmemente que hay que abolir este orden social, pero nunca mediante la  violencia –tal y como pretenden los revolucionarios y anarquistas–, sino  mediante el establecimiento del reino de Dios en la Tierra. 
	Tolstói llama a la desobediencia civil, a  la insumisión ante a un Estado que nos pide, para su propio beneficio, unos  sacrificios imposibles (que reprimamos o matemos a nuestros hermanos)  contraviniendo la ley de Dios. Existen, por un lado, las leyes estatales,  hechas por los hombres, que son temporales, cambiantes y arbitrarias; y existe,  por el otro, la ley divina del amor, que es eterna, inmutable. El cristiano  sólo puede someterse a esta ley divina, y no debe infringirla en ninguna  circunstancia, aunque con ello desobedezca las leyes estatales. 
	La traducción  al español de esta obra fue publicada en 2010 en  España y Latinoamérica por la editorial  Kairós, coincidiendo con el centenario de la muerte del escritor. 
	Se incluyó al final del libro la  interesantísima correspondencia que mantuvieron Tolstói y Gandhi, quien quedó  muy impresionado por el contenido de esta obra, especialmente por la cuestión  de la “no resistencia al mal con la violencia”, que después aplicaría  exitosamente en su lucha contra los ingleses. Gandhi escribió: “El reino de Dios está en vosotros me abrumó. Me marcó para  siempre. Comprender su pensamiento independiente, su profunda moralidad y la  veracidad de este testimonio, hizo que todos los libros que antes me había dado  Mr. Coates me resultaran insignificantes.”	   
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