jornada


letraese

Número 205
Jueves 1 de Agosto
de 2013



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Alexis Hernández

Por siempre jóvenes

Desde hace 18 años, la organización civil Ipas, con presencia en cuatro continentes, lucha por mejorar la vida de las mujeres mediante un enfoque de salud sexual y reproductiva (SSR), a través de la incidencia en política y programas públicos. Desde esta experiencia, Alexis Hernández, coordinador del Programa de Jóvenes de la organización, analiza los principales retos en este aspecto de salud de la población adolescente.

¿Por qué algunos estudios no coinciden en la edad con la que se define a la población adolescente?
Una de las complejidades para llegar a un acuerdo es que las características de este grupo son muy variables, cambian totalmente según el contexto político, social, cultural. Para simplificar el asunto, se han tomado parámetros de edad. Desde el ámbito de la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala como adolescentes a personas de 10 a 19 años, y como jóvenes a quienes van de los 15 a los 24 años, entonces hay un empalme entre los 15 y los 19 entre adolescentes y jóvenes.
En el caso de México, este es uno de los temas que se está discutiendo con la Norma Oficial Mexicana para Adolescentes, la cual habla del grupo etario de los 10 a los 19 años, mientras que el Instituto Mexicano de la Juventud y la Ley Federal de Protección de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, dicen que para efectos legales son adolescentes entre los 12 años cumplidos y los 18 incumplidos. Es una muestra de la dificultad que hay para definir a la adolescencia como sector, como grupo y como identidad.

¿Cómo desvincular la SSR de la moral y situarla en el ámbito de la salud?
Tiene que haber un cambio de paradigma. Instancias internacionales como la Organización Panamericana de la Salud proponen dejar de ver a la sexualidad como fuente de problemas y empezar a construir indicadores positivos. Y eso se relaciona mucho con la idea de salud, que no es únicamente no estar enfermo, sino estar bien tanto física como mental y socialmente. Los indicadores que tenemos hasta ahora son elaborados a partir de problemas o de enfermedades: necesidad insatisfecha de anticonceptivos, violencia, embarazo, infecciones de transmisión sexual, pero no hemos logrado construir indicadores que hablen de cómo es estar bien. Hay que terminar de reconocer que la sexualidad es una parte intrínseca, natural de las personas.

¿Cuáles son los problemas más importantes en cuanto a la SSR de la población adolescente?
Cada vez hay una mayor proporción de adolescentes que inician su vida sexual a temprana edad y es una realidad que no podemos seguir anulando, es algo que hay que ver y atender. Los adolescentes tienen su sexualidad y la están ejerciendo, con los adultos, sin los adultos y a pesar de los adultos; con programas, sin programas y a pesar de los programas.
Pero a nosotros como organización no nos preocupa que los adolescentes inicien su vida sexual a la edad que ellos decidan, sino las condiciones en las que ocurre ese evento. Estamos convencidas de que tanto la sexualidad como la reproducción son dos decisiones trascendentales para las personas. Decidir el inicio de la vida sexual es tan importante que debería de suceder en condiciones totalmente seguras, con servicios, con información, sin violencia, en un entorno de cuidado, que sean relaciones placenteras, seguras. Lo que le corresponde al Estado y a las organizaciones es generar esas condiciones.
Pero no sucede así. Por ejemplo, lo que miden las encuestas es que inician su vida sexual, la gran mayoría (por ahí de 68 por ciento) según la ENADID, sin el uso de un método anticonceptivo. Pero ¿qué hay detrás de eso? No vemos si hubo falta de acceso a los servicios, falta de información, violencia, desabasto de los métodos anticonceptivos en las clínicas, negación del servicio por parte del personal.

¿Cuáles son los elementos básicos de un programa de atención a la salud sexual y reproductiva de adolescentes?
Yo hablaría de un continuo en la atención. Educación integral en sexualidad, que para eso lo único que se requiere es mucha voluntad política, no muchos recursos porque las organizaciones estamos dispuestas a colaborar. Después, asegurar el abasto de todos los métodos anticonceptivos. Hablando particularmente de adolescentes sabemos que los métodos que les ofrecen más ventajas a esta población son el condón –femenino o masculino–, por la prevención de las infecciones; la anticoncepción de emergencia, y los métodos de larga duración que no dependen de un proveedor de salud, por ejemplo, el implante y el DIU. Luego, como sabemos que los métodos no son infalibles, el Estado tendría que asegurar qué sucede con todos aquellos embarazos no planificados. En el DF ya tenemos la ley que permite la interrupción del embarazo hasta la semana 12, pero en el resto del país no.
Desde la perspectiva de la salud y desde el Estado, incluso desde las organizaciones, se ha tendido a responsabilizar a la población adolescente de sus problemáticas, pero se han dejado de lado todos aquellos factores que están fuera de su control. Es decir, las únicas dos cosas que dependen de ellos es cuándo iniciar su vida sexual y si usan o no métodos anticonceptivos, y esto último parcialmente porque puede enfrentarse con violencia o puede ir a la clínica a solicitar un método y que no haya o que se lo nieguen. Entonces es importante tomar en cuenta esos elementos que están fuera del alcance de los adolescentes: el desabasto, la actitud del personal de salud, los juicios, el ambiente de desaprobación. Es uno de los retos más grandes que veo en este tema.

En opinión de Ipas, ¿hubo un estancamiento en la política de población durante los sexenios panistas?
Sí. Hace poco el Fondo de Población conmemoró el Día Mundial de la Población y el tema fue el embarazo en adolescentes. Hicieron precisamente una revisión del avance de la política pública en salud sexual y reproductiva. Algunos expertos coincidían en que se puede observar un estancamiento en las últimas dos administraciones del país, lo que se ve reflejado en el recorte presupuestal a los programas dedicados a la salud sexual y reproductiva, planificación familiar, a las campañas en los medios de comunicación sobre la planificación familiar y anticoncepción. En este periodo se registraron mayores tentativas de retroceso, por ejemplo, en anticoncepción de emergencia; hubo un retraso muy fuerte y un poco sospechoso en dar el registro al condón femenino. En materia de aborto también hubo varias tentativas de echarlo para atrás y en general nosotros que hacemos trabajo de incidencia con el sector salud sí notamos menor apertura.
Sin embargo, el sexenio pasado fue la primera vez en la historia del país que se creó un programa de acción específico de salud sexual y reproductiva para adolescentes. En general es un buen programa, pero precisamente por la falta de recursos, de apertura y de implementación del programa, todavía a finales del sexenio en algunos estados como Puebla, Oaxaca, Hidalgo, la gran mayoría del personal de salud no tenía idea de ese programa, y era personal de salud adscrito a los servicios amigables que se encargan de dar información a los adolescentes y que ese programa los rige. Para nosotros eso fue un reflejo de que efectivamente durante ese periodo hubo un estancamiento importante.

¿Y este sexenio cómo pinta?
Es un poco temprano pero creo que hay cosas esperanzadoras y hay otras no. Particularmente con las instituciones federales con las que trabajamos, que es el Centro Nacional de Equidad de Género y el Centro Nacional para la Salud en la Infancia y Adolescencia, vemos muy positivo que se haya ratificado al personal que trabajaba ahí y que además se haya renovado. De manera particular vimos muy positiva la designación del doctor Ignacio Villaseñor en el Censia, porque a pocas semanas de su nombramiento ya estaba en contacto con las organizaciones civiles, cosa que en la administración pasada de ese centro en particular no ocurrió; nos aventamos el sexenio completo tratando, y no. Digamos que a nivel de ciertas instituciones de salud con las que trabajamos hay buenas condiciones como para avanzar. (Rocío Sánchez)


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