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De ganar tendría la fuerza suficiente para emprender reformas a la Constitución

El modelo pinochetista desaparecerá en Chile si Bachelet vuelve al poder, estiman analistas

Evelyn Matthei no logra el consenso en la derecha oficialista para su candidatura

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Por primera vez dos mujeres podrían disputar la presidencia de Chile. Michelle Bachelet, con un proyecto político de centroizquierda, y la conservadora ex ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, ambas en imagen de archivoFoto Carlos Ramos Mamahua y Ap
Corresponsal y agencias
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de julio de 2013, p. 29

Santiago, 23 de julio.

En medio de una fuerte crisis política del oficialismo, la derecha chilena en el poder desde 2010 enfrenta la posibilidad real de ser desalojada de La Moneda y de esa manera ponerse fin al modelo neoliberal instaurado en la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), cuyo cambio bloquearon sus fuerzas desde el retorno de la democracia en 1990.

El presidente Sebastián Piñera lamentó que la alianza de Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI) que lo llevó al poder a él hace cuatro años, ahora se preocupe más por repartirse los trofeos que de pensar en el país. Esto, debido a la crisis en que quedó sumida la alianza tras la renuncia por motivos de salud de su candidato Pablo Longueira, quien padece una depresión médicamente diagnosticada.

Algunos analistas de derecha como Jaime Bellolio lo resumen al señalar que es el fin de una era, porque no sólo termina un proyecto de sociedad, sino también una generación de líderes formados bajo la batuta del fallecido Pinochet, ya sea como funcionarios o gente vinculada a lo que fue su régimen que dominó tras el golpe contra el presidente constitucional Salvador Allende.

Ahora que casi nadie duda de la vuelta al poder de la ex presidenta socialista Michelle Bachelet, a quien las encuestas dan una cómoda ventaja de 40 por ciento, se estima que de ganar tendrá la fuerza suficiente para cumplir sus propuestas que enarbola cambios a la Constitución, modificación del sistema electoral, reforma fiscal e instauración de una educación pública y gratuita.

A la fecha el modelo chileno delineado por el pinochetismo y que se mantiene casi intocable, fue alabado internacionalmente. Su base de desarrollo del país tuvo preeminencia casi absoluta en el sector privado y las relaciones de mercado en todos los ámbitos de la sociedad. El papel del Estado ha sido desde entonces subsidiario en la sociedad y los derechos sociales se tornaron en bienes de consumo.

Tales políticas en un nuevo gobierno de Bachelet podrán cambiar si además logra mayoría en el Congreso, que es la incógnita que prevalece, y si se considera también la explosión estudiantil a lo largo del gobierno de Piñera en reclamo de cambios estructurales en la educación y demás ámbitos de la sociedad chilena.

La crisis de la derecha chilena se mantenía hoy con la candidatura sin consenso de la ex ministra del Trabajo Evelyn Matthei tras la decisión del ex senador Andrés Allamand de rechazar competir en busca de un postulante único del oficialismo rumbo a las elecciones presidenciales del 17 de noviembre próximo. El candidato de la alianza Pablo Longueira dimitió hace una semana.

Así, dos mujeres podrían disputar por primera vez la presidencia de Chile: Bachelet, de 61 años, y la conservadora Matthei, de 59, quienes compartieron infancia en la fuerza aérea de Quintero, en la costa central del país, pues son hijas de dos generales de esa arma. Hoy representan proyectos diametralmente opuestos.

Fernando Matthei fue ministro y miembro de la junta militar de la dictadura de Pinochet, mientras Alberto Bachelet murió de un infarto en una cárcel militar en 1974, donde pasó sus últimos días, después de haber sido sometido a tortura por sus subalternos en la Academia de Guerra Aérea por mantenerse fiel al gobierno de Allende.

Las hijas de ambos generales no se habían referido públicamente al caso, hasta hace un mes, cuando Matthei insinuó que su padre era atacado judicialmente por el trabajo político de la ministra del Trabajo.

Bachelet le respondió que lo único que buscan con el proceso judicial es conocer la verdad de lo que le sucedió a mi padre.

Trayectorias distintas

Mientras Matthei viajó a Inglaterra a cursar estudios de piano y regresó a Chile, donde se tituló como economista, Michelle Bachelet, pediatra de profesión, partió al exilio con su madre a Alemania, después de que ambas fueron detenidas en el centro de tortura de Villa Grimaldi.

La ministra derechista se casó con un economista y tuvo tres hijos. Bachelet es separada y también tiene tres hijos, pero de padres diferentes.

Se trata de mujeres con caracteres opuestos y con carreras políticas distintas, señaló a Afp el analista político Guillermo Holzmann.

Bachelet, a juicio de Holzmann, destaca por su afabilidad y logra una empatía natural muy rápidamente. Matthei tiene mayores rasgos de autoridad y carácter fuerte, pero cuando logra conexión, obtiene un apoyo muy importante, siendo que nunca ha perdido una elección a la que se ha presentado.

Según Holzmann, Bachelet, del Partido Socialista, tuvo un papel activo en la política desde joven, pero no llegó a perfilarse como presidenciable hasta que ocupó el puesto de ministra de Defensa en el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006).

Después de finalizar su mandato como presidenta (2006-2010) con una inédita cifra de aprobación, Bachelet presenta ahora un proyecto político de centroizquierda más ciudadano, que incluye un cambio de Constitución, educación pública gratuita y una reforma tributaria.

Matthei comenzó su carrera política en Renovación Nacional, pero se cambió a la UDI tras un escándalo de escuchas protagonizado por el actual presidente, Sebastián Piñera, conocido como Piñeragate.

La candidata de la UDI cuenta con mayor experiencia política por su trayectoria como diputada, senadora y ministra, y pese a que aún no se conoce su programa electoral, representa un proyecto más ideológico y tecnocrático que el de su rival, según Holzmann.