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No hay que exagerar, todo salió bien, asegura Federico Lombardi, vocero del Vaticano

Autoridades brasileñas analizan las fallas de seguridad en el recorrido del Papa
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Peregrinos católicos en la misa celebrada ayer en la playa Copacabana, en Río de Janeiro, que inauguró la Jornada Mundial de la JuventudFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de julio de 2013, p. 28

Río de Janeiro, 23 de julio.

El papa Francisco hizo una pausa en su agenda pública este martes aquí, mientras las autoridades analizaron las fallas de seguridad que permitieron que fuera cercado en su automóvil por una multitud, el lunes, y el estallido de violencia tras una manifestación cerca de la gobernación.

Gracias. Gracias. Gracias a ustedes y a las autoridades por haberme dispensado una acogida tan cálida en tierra carioca, dijo el Papa argentino en su cuenta de Twitter.

Jorge Mario Bergoglio se desplazó en Río en un vehículo que no contaba con blindaje, y quedó atrapado tres veces durante varios minutos en el tránsito, mientras una multitud en delirio le tiraba regalos por la ventanilla e incluso hubo gente que alcanzó a tocarlo, pese a sus guardaespaldas, lo que generó críticas al operativo de seguridad.

Las autoridades admiten errores de comunicación entre diferentes organismos encargados de seguridad, y la alcaldía de Río dijo que el conductor del automóvil se equivocó en la ruta que se había trazado para el recorrido papal.

La secretaría de Seguridad para Grandes Eventos –dependiente del ministerio de Defensa– sostuvo que fue Francisco quien pidió al conductor disminuir la velocidad para saludar a la gente.

No hay que exagerar lo que sucedió. Todo salió bien, nadie fue allí para hacer daño al Papa, indicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

En un trayecto posterior por el centro de la ciudad en un papamóvil semidescubierto y sin blindaje, alzó a varios niños, estrechó manos y no perdió la calma.

Francisco, de 76 años, ofició este martes una misa en una capilla de la residencia de Sumaré, donde se aloja, en las alturas de Río y rodeada por la selva tropical atlántica.

El arzobispo de Río, Orani Tempestá, inauguró oficialmente esta tarde la JMJ con una misa en la playa de Copacabana, a la que acudieron cerca de un millón de personas.