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No entiendo por qué los torturaron tanto, dice el papá de uno de los jóvenes asesinados en Jalisco

Miente la fiscalía; Toño y Andrés no tenían nexos con el narco, afirman sus familiares

La policía ocultó que había hallado los cuerpos; es falso que fuera una venganza por acoso

 
Periódico La Jornada
Domingo 14 de julio de 2013, p. 8

Guadalajara, Jal.

Luis Antonio Ortiz Guerra y Andrés Barba Olivas, de 15 años, tenían una afición en común: el futbol. Ambos estudiaban en el colegio Rudyard Kipling y tenían una vida familiar amorosa. Nadie se imaginó su final: fueron secuestrados, brutalmente torturados y asesinados.

El caso ha conmocionado a la sociedad. Han quedado muchos misterios y se han descubierto mentiras de la Fiscalía General de Jalisco, que vinculó a uno de los jóvenes con el crimen organizado y señaló el bullying (acoso) como móvil de los asesinatos, argumentando que ambos se burlaron del hijo del capo del narcotráfico José Ángel Carrasco Coronel, El Changel, quien se encuentra preso en la ciudad de México y es sobrino del desaparecido narcotraficante Ignacio Nacho Coronel.

Esa es una de las grandes mentiras de la fiscalía, dice en entrevista el padre de Andrés Barba Olivas, visiblemente afectado por la pérdida. Mi hijo no era ni llevado con sus amigos. En casa hay valores que se los inculcamos. Mi hijo es el inocente de esta película de terror. Lo invitaron, fue con su compañero (Luis Antonio) y le tocó, desgraciadamente. Lo que no entiendo es por qué los torturaron tanto.

Juan Manuel Estrada, presidente de la Fundación Find, organización no gubernamental dedicada a localizar y rescatar niños robados o desaparecidos, ha investigado el caso y tuvo acceso al expediente y a decenas de fotografías del hallazgo de los cadáveres, las cuales han sido ocultadas por las autoridades y cuyas copias entregó a La Jornada.

Desde un principio señalamos el mal manejo de la fiscalía en el caso de los menores. Por las evidencias que tenemos y la forma en que encontraron los cuerpos de los muchachos, podemos decir que los escondieron en una especie de cueva preparada donde iban a desintegrarlos con sosa cáustica. Fueron brutalmente torturados en un lugar previamente preparado para eso. Los jóvenes recibieron mucho sufrimiento y es algo que nos conmociona. En este caso perdemos todos como sociedad y muestra el grado de descomposición que existe dentro del propio sistema policial en México.

La trampa

La historia del final de Luis Antonio y Andrés empieza el 21 de junio. Ese día acuden a la plaza Ciudadela, ubicada en Zapopan, y salen del lugar con su amigo Isaac. De acuerdo con los videos del centro comercial, los tres abordaron posteriormente un taxi. Luego Luis Antonio y Andrés estuvieron desaparecidos durante ocho días.

Fue hasta el sábado 29 cuando la policía detuvo a Isaac, de 17 años. Ese día las autoridades iniciaron un operativo en La Cevada, un rancho ubicado dentro del bosque La primavera. Y el lunes primero de julio fueron encontrados los cuerpos en una de las casas del rancho.

Se habrían burlado del hijo de un capo: procurador del estado

Según el fiscal general, Luis Carlos Nájera, el móvil del crimen sería una venganza por la burla de los jovencitos contra un hijo del narcotraficante Carrasco Coronel, pero no aporta pruebas del supuesto bullying, y señala a una de las víctimas: queda muy claro que es una situación en la que Luis Antonio Ortiz Guerra se involucra con personas relacionadas con el crimen organizado.

En entrevista, un familiar cercano de Luis Antonio, quien prefiere omitir su nombre por cuestiones de seguridad, se muestra indignado: “Como Toño ya no puede defenderse, las autoridades lo involucran con el crimen organizado. Él estaba en el lugar incorrecto con las personas incorrectas. Es inocente. Nosotros dimos información a las autoridades que supuestamente era confidencial, y luego la publicaron. Se trata de los chats. Él dejó abierto su Facebook en la cuenta de una amiga, y ella nos pasa unas conversaciones de abril. Este crimen ya estaba planeado desde antes; es mentira que fue por bullying”.

Añade: “Luis Antonio y Andrés eran chavos de 15 años, con una mentalidad infantil, deportistas y muy sanos. Toño estaba enamorado de su novia y sólo pensaba en ella y en el futbol. ¿Cómo pueden relacionarlo con ese tipo de cosas? La manera en que lo mataron no fue como nos dijo la fiscalía. ¿Por qué mintieron las autoridades? Esa es la pregunta que tiene mi familia y medio Guadalajara. Él murió como si fuera delincuente, y sólo era un niño de 15 años, un niño inocente totalmente”.

Comenta que las versiones de la fiscalía siempre fueron contradictorias y poco a poco se fueron descubriendo las mentiras. “Está todo tan turbio, tan de poco nivel; nunca informaron como debían. Todavía hay mentiras y manipulaciones. Nos dijeron que el sábado no encontraron los cuerpos, y era mentira. Ese mismo sábado llega un doctor forense y le toma las muestras de ADN a los papás de Toño, y luego descubrimos que ya tenían los cadáveres... ¿Qué esconden?”.

Y afirma con certeza: “en estos asesinatos no habrá justicia porque desde el principio no se investigó bien. Hubo favoritismo, mentiras, manipulación, una cosa tras otra. Eran dos chavos comunes y corrientes; normales, simpáticos. Es injusto criminalizarlos. Eran niños. A nosotros como familia nos duele mucho el hecho de que digan que (Toño) estaba vinculado con el narcotráfico o el tema del bullying”.

El elemento clave en esta historia es Andrés Vega Tovar, El Vega, quien facilitó la entrega de ambos jóvenes y que según las autoridades su familia lo tiene resguardado. El joven los invita, según muestran las conversaciones, a entrarle al negocio del narcomenudeo.

En uno de los chats a que ha tenido acceso La Jornada, El Vega le dice a Luis Antonio: “El viernes va a haber una fiesta, va a haber morras modelos y edecanes, ahí puedes escoger la que quieras; te voy a presentar al mero bueno y ya para que te dé trabajo; como eres compa le diré para que ganes unos 20 (mil pesos) al mes, pero ocupas demostrar ser leal wei, no le puedes decir a nadie porque no quiero que sepan de mí. Di que vas con otro compa al cine o algo con una amiga”.

Luis Antonio comenta en los chats que llevará a Andrés Barba: es un desmadre parecido a mi, dice, y pregunta cuánto les pagarían, y Vega contesta: serían 20 ese día y ya cada mes unos 10.

Vega asegura a Luis Antonio que todo es seguro, porque en el negocio de la venta de droga tienen la protección de la policía. No va a pasar nada, pero si pasa, te sacamos del problema. Tenemos paros con la policía y todo, pero para eso no puedes decir que vas conmigo. A pesar de la propuesta para entrar al negocio, los jóvenes no están convencidos de aceptar participar en la venta de droga y durante dos meses no hay respuesta.

Para Juan Manuel Estrada, los chats sólo revelan el gancho utilizado para relacionarse con los jóvenes asesinados: “Se ganaron primero su confianza y luego, cuando ya los tenían, es cuando los citan a la reunión donde los desaparecen. Lo más interesante de estos chats es donde Vega señala que tiene relación con la policía y si hubiera algún problema los sacaría de inmediato. Esto nos da a entender que la policía también esta presuntamente involucrada”.

Película de terror

Los ojos de Luis Barba reflejan una profunda tristeza y desesperanza. Habla de su hijo como un niño muy noble, buen hermano, amigo y un hijo amoroso: Ahora que lo despedimos me sorprendí de tantas muestras de afecto. En esos 15 añitos mi hijo hizo mucho. Estoy muy orgulloso de él. Su pasión era el futbol. No tenía tiempo para otras cosas. Comía corriendo, se cambiaba, y al futbol. Volvía, hacía su tarea y a las 9 ya estaba acostado. Yo no lo pondría como un muchacho de 15, sino como un niño de 15 años.

Andrés Barba estaba a un paso de entrar a las fuerzas básicas de Chivas; antes había estado en las fuerzas básicas del Atlas. Se preparaba para entrar a la preparatoria: No es cierto lo de las drogas. Lo hubiéramos detectado inmediatamente, porque empiezan a traer más dinero de lo que uno les da. Él tenía los 100 pesos para comprar la nieve, los 200 para el cine. Si andan en esas cochinadas ellos mismos se delatan. Mi hijo no tenía necesidad.

Indignado añade: “Esas cosas que dicen de que andaba metido (en las drogas) no es cierto. Es totalmente falso, como lo del bullying. Mi hijo ni conocía al hijo de ese capo. Mi hijo no era amigo, ni conocido, ni siquiera del Facebook. No sé por qué la fiscalía inventó eso del bullying. Si las autoridades no hacen justicia tengo fe en Dios. De esa no nos escapamos nadie”.

Sólo temo tener una muerte como la de estos jovencitos

Juan Manuel Estrada se muestra ofendido por la abyección de estos crímenes. Es un luchador social comprometido en favor de los niños robados y desaparecidos. Ha descubierto redes internacionales de tráfico de menores y se ha enfrentado con absoluta entereza y valor a las amenazas de los tratantes que ha metido a la cárcel. Dice que en los 18 años que lleva trabajando en esto, nunca había sido testigo de tanta crueldad en un asesinato ni del nivel de manipulación de las autoridades.

La opinión pública se merece respeto. Si las autoridades no nos respetan y distorsionan la verdad, no se vale. Nos deben decir qué paso. Siempre dije que el tiempo pondría a cada uno en su lugar. Nosotros nunca mentimos. Tenemos las evidencias. Fuimos los primeros en sacar las fotografías y en decir la verdad. No tengo miedo de lo que venga, lo único que me da miedo es tener una muerte como la de estos jovencitos.