Río de Janeiro, 12 de junio.

El reloj oficial que marca el inicio de la cuenta regresiva hacia el Mundial de Brasil 2014, para el cual faltan exactamente 365 días, fue inaugurado en la playa de Copacabana.

El acto ante el monumento diseñado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, fallecido en septiembre pasado poco después de concluir el proyecto, contó con la participación de diversas personalidades, entre ellas el secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, y el embajador del Mundial en Brasil, Pelé, invitado especial.

El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no acudió a la cita, pero envió un mensaje a través de la página oficial de la entidad. Soy un presidente feliz porque falta un año: una fecha que es siempre importante, expresó el dirigente suizo, quien dijo que Brasil es una potencia no sólo en el futbol sino también en la economía, y que tras la organización del Mundial lo será también en valores sociales y culturales.

Por su parte, Pelé confesó que espera no volver a vivir en Brasil 2014 el trauma del Maracanazo, ocurrido en el Mundial de 1950, cuando el entonces favorito Brasil dejó escapar el título a manos de Uruguay, en los últimos instantes de juego.

“Sólo deseo no tener la misma experiencia que tuve a los nueve años, cuando escuché con mi padre en Bauru –interior de Río– esa final y tuve que verlo llorar”, dijo el embajador de la próxima Copa del Mundo.

Reconoció que Brasil no está listo como todos quisiéramos para disputar la gran prueba previa al Mundial, la Copa Confederaciones, que comienza este sábado con el choque entre Brasil y Japón.

Ante la posibilidad de que el resultado de la verdeamerelha no sea el esperado por la exigente torcida brasileña, O Rei pidió un esfuercito a los hinchas para que no abucheen al plantel.