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Abrazos protocolarios al presidente de la mesa directiva del Senado

Ernesto Cordero, blanco de miradas y saludos durante la presentación del PND

Antes del acto, dijo que su salida de la coordinación de su grupo parlamentario fue ‘‘inoportuna’’

 
Periódico La Jornada
Martes 21 de mayo de 2013, p. 7

Documento obligado por la ley, la presentación del Plan Nacional de Desarrollo (PND) de la nueva administración del PRI tuvo sin embargo como imán de las miradas a un panista. El defenestrado senador Ernesto Cordero llegó –con sus habituales ojeras pronunciadas– a Palacio Nacional para ocupar su lugar en el presídium en su condición de presidente de la mesa directiva de ese órgano legislativo.

Una vez ahí, de inmediato recibió abrazos protocolarios de sus antagonistas políticos, Francisco Arroyo Vieyra, presidente de los diputados, y Miguel Ángel Mancera, jefe del gobierno capitalino, de quien por cierto nadie atinó a explicar por qué estuvo en ese sitial de privilegio.

Y también, cómo no, tuvo los gestos de cortesía política del propio presidente Enrique Peña y a saber si también puede considerarse como tal la ausencia en el acto del líder de su partido, Gustavo Madero, quien el pasado domingo se encargó de comunicarle, vía telefónica, el retiro de la coordinación de los senadores del blanquiazul. Tampoco asistió por cierto el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano.

El senador Cordero tiene 45 años y hace exactamente dos se consideraba con muchas posibilidades de ser candidato de Acción Nacional a la Presidencia. Lo derrotó en el proceso interno Josefina Vázquez Mota. Llegó entonces por la vía plurinominal a un escaño y nueve meses después recibió este nuevo revés político. En el plano declarativo, ayer fijó su posición desde temprano, primero en la sede del Senado y luego al terminar la ceremonia del PND, donde sus breves declaraciones fueron para calificar la medida, por decir lo menos, de ‘‘inoportuna’’. Luego salió apresuradamente.

En el Patio Central de Palacio Nacional unas mil personas fueron citadas y casi todas, sin importar rango o representación, pasaron los arcos de detección de metal del Estado Mayor Presidencial.

Con algunas ausencias –la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y el canciller José Antonio Meade, ambos en viaje de trabajo– se presentaron los integrantes del gabinete legal, ampliado y el equipo de la Presidencia. También los gobernadores, aunque de estos últimos los de la región sur se fueron también rapidísimo, porque más tarde, en Quintana Roo, tendrían una reunión sobre seguridad con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

También algunos –pocos– integrantes del cuerpo diplomático, los líderes de los organismos patronales, como Gerardo Gutiérrez Candiani, del Consejo Coordinador Empresarial, y los consejeros y presidentes de órganos autónomos, como el Instituto Federal Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, entre otros.

Fue un acto breve –incluso menor en tiempo de una hora marcado en el programa de mano– donde también las ausencias contaron: nadie del Poder Judicial, tampoco los líderes del PRI en las cámaras o empresarios de peso.

Pero las pantallas recogieron, sí, la calidez del saludo del presidente Peña Nieto al rector de la UNAM, José Narro, a quien ubicaron al lado del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

Y buena parte del sillerío fue ocupada también por subsecretarios y otros funcionarios públicos de diverso rango, así como los oradores durante los diversos foros organizados por la Secretaría de Hacienda para conformar el documento sexenal.