Opinión
Ver día anteriorJueves 16 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Fox-Calderón: desastre social

PAN: tragedia humanista

¡Felicidades! Lady Profeco

N

o pocos panistas se retuercen cada que se les echa en cara que lo único concreto que lograron los gobiernos –por llamarles así– de Vicente Fox y Felipe Calderón fue hundir a los mexicanos y cargar sobre sus espaldas otra década perdida –la primera del nuevo siglo–, y de cereza otro par de años (el último de los blanquiazules en Los Pinos) para finalmente dar cuerpo a la docena trágica con listones blancos y azules.

Durante su devastadora estancia en la residencia oficial, ese par de accidentes de la historia política mexicana lo único que copetearon (Fox dixit) fue el número de mexicanos en pobreza, a quienes cancelaron cualquier posibilidad de mejorar su condiciones de vida (de hecho las empeoraron), por mucho que los defensores del humanismo panista aseguren que “México hace mucho tiempo dejó de ser pobre… es un país de renta media” (declaraciones del inenarrable Ernesto Cordero durante su paso por la Secretaría de Hacienda).

Vicente Fox y Felipe Calderón –y el coro blanquiazul atrás de ellos– no dejaron de presumir el humanismo que caracterizó a sus respectivas administraciones y, por ende, el creciente bienestar de la población. Decía el de las ideas cortas y la lengua larga que el país marcha, y marcha bien. Hemos impulsado el tránsito del liberalismo a ultranza al nuevo humanismo económico, mientras que el del haiga sido como haiga sido aseguraba que logramos reducir la desigualdad, la diferencia entre ricos y pobres, gracias a que le metimos todo lo que pudimos de apoyo a la gente más pobre de México; fue una política social comprometida con la justicia.

Pues bien, resulta que en ese país de oportunidades para todos, de humanismo pleno y de envidiables resultados (siempre según Fox y Calderón), ocho de cada 10 mexicanos no lograron ascender al nivel socioeconómico superior al que se encontraban al comenzar el siglo, situación que contrasta con el avance observado en el resto de Latinoamérica, reveló un nuevo informe del Banco Mundial. La posibilidad de movilidad social y económica para un mexicano es de las más bajas en América Latina. Sólo se ubican en una situación más desfavorable los habitantes de Nicaragua y Guatemala, dos de los países de menor desarrollo económico y social en la región (La Jornada, Roberto González amador).

América Latina experimentó una movilidad notable en los últimos 15 años, pues de cada 100 latinoamericanos, en promedio 43 cambiaron, para bien, de nivel económico durante el periodo. En el caso mexicano, 80 de cada 20 habitantes se quedaron como estaban o empeoraron su nivel económico, algo que contrasta con la propaganda oficial de que México es un país de clase media. De acuerdo con el Banco Mundial (al que se le puede calificar de todo, menos de enemigo de los gobiernos panistas), en el periodo que va de 2000 a 2008, es decir, antes de la crisis que llevó a una recesión económica en 2009, sólo dos de cada 10 mexicanos lograron ascender a un nivel superior de ingreso; un universo muy reducido, de 2 por ciento de la población (o dos de cada 100) cayó a un nivel inferior de ingreso del que se encontraba al inicio del periodo. El hallazgo principal tiene que ver con la falta de movilidad: prácticamente ocho de cada 10 (el número preciso es 78 por ciento) permanecieron en el mismo nivel de ingreso. Y las cifras sólo llegan a 2008, porque las correspondientes a 2010 (Coneval) documentan que la situación empeoró, y lo hizo aún más en el último bienio de Calderón.

La estadística del Banco Mundial resulta demasiado suave ante una realidad cada día más cruel. Dice el organismo financiero que sólo 2 por ciento de la población cayó a un nivel inferior de ingreso del que se encontraba al inicio del periodo. Sin embargo, las cifras oficiales revelan que en la década perdida (el sexenio de Fox y los primeros cuatro años de Calderón) el número de pobres en el país se incrementó 14 por ciento (7 millones de personas), y las estimaciones apuntan a que al cierre del calderonato el aumento fue de 20 por ciento en los dos gobiernos panistas (10 millones de mexicanos), o lo que es lo mismo, diez veces más de lo que reporta la citada institución con sede en Washington.

Esa es la trágica realidad en este México de oportunidades, creciente clase media y humanismo (Fox y Calderón dixit), que revela el cinismo que tienen los autodenominados gobernantes. Doce años de espeluznante retroceso social, para que al final de cuentas, y antes de gozar de la beca en Harvard, agarren el micrófono y sin sonrojarse presuman: cumplimos con los más pobres, mientras en los hechos socializan las pérdidas y privatizan las ganancias.

Como ayuda de memoria, va lo que dijo el tal Jelipe a escasos días de que, por fin, dejara la residencia oficial: “la reducción de la desigualdad social en el país durante mi gobierno se sustentó en una política social comprometida con la justicia. La política social que nos empeñamos en sacar adelante en el país fue una política humanista, de justicia, a favor del hombre y de su dignidad. Los programas que sacamos adelante en este gobierno federal son coherentes con el humanismo político en que creemos, programas coherentes con el desarrollo humano que profesamos. La política social del gobierno humanista buscó hacer justicia e igualar oportunidades. Logramos reducir la desigualdad, la diferencia entre ricos y pobres, gracias a que le metimos todo lo que pudimos de apoyo a la gente más pobre de México. Fue una política social comprometida con la justicia… cumplirle a la gente más pobre no tiene precio”.

Y por si fuera poco, en este México humanista, de oportunidades para todos y de clase media, en el que los gobiernos panistas redujeron la diferencia entre ricos y pobres, sobreviven alrededor de 28 millones de habitantes que no tienen ni para comer, 30 millones en la informalidad, 2.5 millones en el desempleo, y todos los trabajadores con salarios de hambre. He allí el gran logro de dos gobiernos panistas. ¡Imaginen si hubieran sido tres!

Las rebanadas del pastel

¡Felicidades!, Lady Profeco: qué buena onda nena, lograste tirar a tu papi (el mismo que nunca pensó en renunciar, porque yo cultivo los valores republicanos, y entre ellos hago culto a la hombría personal), y ahora puedes llevarlo al restaurante Máximo Bistrot para celebrar. Tardía, pero alentadora, la señal que mandan desde Los Pinos. Ahora sólo falta que hagan lo propio con una larga lista de pendientes: de Rosario y sus Pepsis a Carlos Deschamps y sus nenes.