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El riesgo de un derrumbe en ese recinto se ha conjurado, indica funcionario del CNCA

Reportan hallazgo de entierro prehispánico en capilla de la plaza de La Conchita

Terminó la primera estapa del proyecto de restauración que costará 8.5 millones de pesos, informa

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Restos óseos del entierro prehispánico hallado junto a la sacristía en la capilla de la Inmaculada Concepción, en la plaza de La Conchita, CoyoacánFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de mayo de 2013, p. 4

El riesgo de un derrumbe en la capilla de la Inmaculada Concepción, monumento histórico que se localiza en la plaza de La Conchita, en el centro de Coyoacán, se ha conjurado con las labores de cimentación que esta semana concluirán, aseguró Raúl Delgado Lamas, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

Con esos trabajos de excavación y cimentación, abundó el funcionario, se descubrieron vestigios arquitectónicos prehispánicos que datan de 600-650 años dC, así como un entierro junto a la sacristía, los cuales se atribuyen a la cultura tolteca, anterior a la presencia de los mexicas.

Asimismo, se hallaron 167 entierros novohispanos, de niños y adultos, pues en cierta época esa capilla era parte del camposanto.

La capilla de la Inmaculada Concepción es considerada el primer edificio cristiano de la Nueva España, “ya que apenas unos años después de la toma de la gran Tenochtitlán, en 1524, Hernán Cortés ordenó que se construyera sobre un centro ceremonial prehispánico”.

Actualmente, los hundimientos del suelo arcilloso donde se encuentra la capilla, ocurridos en los cinco años recientes, ocasionaron grietas, desplomes y fracturas en la nave del templo de La Conchita, provocando que las bóvedas, la cúpula y su fachada principal estuvieran a punto de venirse abajo. La situación era bastante crítica.

La primera etapa de conservación, restauración y recuperación se inició en 2011 con algunas acciones preventivas, pues se colocaron cinturones estructurales o tensores para evitar que el templo se cuarteará.

Luego se hizo una intervención del subsuelo del recinto, lo que implicó una excavación de varios metros de profundidad, para introducir vigas de concreto y armaduras de acero para darle una nueva cimentación, explicó el funcionario.

De acuerdo con los arqueólogos María de la Luz Moreno Cabrera y Juan Cervantes Rosado, los vestigios arquitectónicos “son restos de tres construcciones o plataformas prehispánicas muy grandes, posteriores a la caída de Teotihuacán, del año 600-650 dC, las cuales se encuentran concentradas al norte y al este de la iglesia. Se piensa que antes era un pequeño templo mexica, a la llegada de los españoles.

El único entierro prehispánico que se encontró junto a la sacristía es de un individuo en posición sedente o sentado, de unos 25-35 años, junto con una ofrenda funeraria que se salvó de las excavaciones o saqueos que realizaron en su época los aztecas.

Fracturas por hundimientos

Las investigaciones arqueológicas continuarán, ya que aún falta sondear el exterior y el interior del inmueble, dijo Moreno Cabrera.

Entre las piezas rescatadas, se encuentra el cráneo de un individuo de 30-40 años, atravesado por un objeto de metal, que será analizado.

Respecto de los 167 entierros novohispanos, “se encontraron, hasta el momento, muchos restos de niños. Los hay desde recién nacidos hasta pequeños de seis y siete años.

El estudio posterior de esos entierros, explicaron los especialistas, permitirá conocer, entre otras cuestiones, los nacimientos y la mortalidad, así como la dieta de la población de Coyoacán, de aquella época.

La recimentación es la primera de las dos etapas consideradas en el plan de conservación, restauración y recuperación de esa capilla barroca. La segunda consiste en estabilizar las bóvedas, la cúpula y la fachada principal, entre otros trabajos, detalló Delgado Lamas, quien explicó que el presupuesto para el plan de restauración es de 8.5 millones de pesos.

Al término de la rehabilitación se van a dejar unas ventanas arqueológicas, pero no expuestas al público, porque encima habrá un piso de madera para que el inmueble continúe con los servicios religiosos.

El estilo de la capilla en su origen fue churrigueresco, pero en el siglo XVIII la construcción se amplió y adoptó el barroco. En el siglo XIX se realizaron una serie de modificaciones y la edificación tomó la forma con que se conoce en la actualidad. El inmueble fue catalogado como Monumento Histórico en 1932.