Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de abril de 2013 Num: 946

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Desaparecidos: entre veladoras y charlatanes
Agustín Escobar Ledesma

La última promesa de
Irène Némirovsky

Cristian Jara

Con la bala en la cabeza
José Ángel Leyva

Espejismos
Kyn Taniya

Evodio Escalante y
los estridentistas

Marco Antonio Campos

Irradiador y la luz
del estridentismo

Evodio Escalante

Los tráilers que caen
del cielo: meteoritos

Norma Ávila Jiménez

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Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
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Bemol Sostenido
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Paso a Retirarme
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Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
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El dilema de la guerra de los drones (I DE III)

El fin de las guerras

Es prácticamente imposible imaginar una guerra más cómoda, eficiente e inmediata que la guerra de los drones, naves voladoras a control remoto, equipadas con cámaras y misiles usadas por Estados Unidos (y otros países) para espiar y cazar al enemigo en cualquier rincón del planeta. El drone y el programa de targeted killings, o asesinatos selectivos, son herederos de la “bomba inteligente” que aparece durante la 1ª Guerra del Golfo como un cíclope infernal que filma su propia destrucción, desde que es disparado hasta que se impacta contra su blanco guiado por satélite o por láser. El drone puede vigilar desde los cielos a sus blancos potenciales, grabar incontables horas de video que son analizadas para determinar la posibilidades de eliminar un objetivo desde la comodidad de un cuartel situado en cualquier rincón del orbe. Un drone puede mantenerse circunvolando un edificio, una carretera o cualquier terreno por horas o días, hasta recolectar suficiente información para determinar la viabilidad y posibles consecuencias de un ataque. Esta es una alternativa de bajísimo costo para evitar guerras, invasiones y expediciones punitivas, así como reducir a un mínimo el “daño colateral” de la guerra. En vez de enviar carne de cañón a ser masacrada en las trincheras, un conflicto puede reducirse a una serie de golpes precisos a blancos específicos.

Legitimidad

Obviamente la visión del drone como solución instantánea a los conflictos internacionales es una fantasía. Como toda arma el drone, para ser eficiente, depende de información precisa y de un uso cuidadoso, así como un firme propósito de minimizar la destrucción al disparar explosivos de altísimo poder en contra de autos y estructuras civiles. No obstante, se trata de un recurso que carece de un marco legal que pueda volver legítimos los asesinatos sumarios. Si es posible matar a quien sea, en donde quiera que se encuentre simplemente como un recurso preventivo para eliminar un presunto riesgo, entonces pronto no habrá santuario en la Tierra que esté a salvo de los ojos electrónicos de los drones. Por el momento, el programa de drones opera en la oscuridad sin necesidad de explicar su toma de decisiones ni rendir cuentas por el daño colateral. La ley internacional tendrá que doblegarse para permitir esta cacería de humanos conducida por potencias extranjeras desde las alturas. La representante del Senado estadunidense, Dianne Feinstein, se ha manifestado por crear una serie de reglamentos para el uso de drones inspirado en el usado para monitorear teléfonos o telecomunicaciones, lo cual requiere la orden de un juez. Sin embargo, aquí la parte controvertida no es tanto el espionaje sino el asesinato, y eso es mucho más delicado, como comenta Kenneth Roth en “What Rules Should Govern us Drone Attacks”, ya que, si bien una corte puede aprobar una lista de posibles “asesinatos preventivos”, no puede intervenir para regular cómo se lleven a cabo, ni en evaluar los riesgos implícitos a terceros.

Pretextos

El Departamento de Justicia del gobierno de Obama decidió definir el programa de drones de la manera más ambigua posible en su White Paper. Entre las razones que usaron para justificar el recurso de un arma con alcance mundial Roth propone: 1. EU está peleando una guerra planetaria y las viejas nociones de frentes de combate han quedado obsoletas. 2. Puede argumentarse que este tipo de ataques ayudan a las autoridades locales a eliminar a sus sediciosos. 3. Un asesinato con drone de un enemigo del Estado podría considerarse equivalente a una acción policíaca en la que el sospechoso es eliminado simplemente por tener antecedentes criminales o por tener ideas o convicciones que podrán manifestarse en acciones delictivas en el futuro.

Precognición

Ninguna de estas razones es convincente. Imaginemos que la policía irrumpe en las casas de exconvictos y sospechosos para ejecutarlos in situ por crímenes aún no cometidos, como si se tratara de la aplicación a la política internacional de la ficción del Reporte minoritario, de Philip k. Dick, donde los precogs anticipan los crímenes. Este tipo de ataques considera igualmente sacrificables a los “líderes operativos”, militantes o terroristas que han participado en acciones sangrientas, como a los choferes, los mensajeros, los hijos y las esposas o cualquier otra persona que esté en el radio de la explosión.

(Continuará)