Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de abril de 2013 Num: 946

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Desaparecidos: entre veladoras y charlatanes
Agustín Escobar Ledesma

La última promesa de
Irène Némirovsky

Cristian Jara

Con la bala en la cabeza
José Ángel Leyva

Espejismos
Kyn Taniya

Evodio Escalante y
los estridentistas

Marco Antonio Campos

Irradiador y la luz
del estridentismo

Evodio Escalante

Los tráilers que caen
del cielo: meteoritos

Norma Ávila Jiménez

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Columnas:
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Enrique López Aguilar
La Jornada Virtual
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Bemol Sostenido
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Juan Domingo Argüelles
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Desaparecidos:
entre veladoras y charlatanes


Foto: Heriberto Paredes/
Movimiento por la paz

Agustín Escobar Ledesma

“¡Ni un pinche perro los busca!”, exclamó el ahora exdiputado Juan Fernando Rocha Mier, en marzo de 2011, cuando se cumplió un año de la desaparición de treinta y un serranos, presuntamente secuestrados por el cártel de Los Zetas, cuando iban en un autobús en busca del American dream. De ellos, diecisiete pertenecían al municipio de Landa de Matamoros, Querétaro; seis a Hidalgo y ocho a San Luis Potosí.

El 17 de marzo de 2013 se cumplieron tres años y nadie, es decir ninguna autoridad competente, conoce el paradero del grupo de migrantes que, en total, en el estado de Querétaro suman setenta y dos desaparecidos entre 2010 y 2012. El grupo de diecisiete de Landa de Matamoros destaca por pertenecer a la primera desaparición masiva de personas migrantes y la Procuraduría General de Justicia de Querétaro no ha iniciado ninguna investigación para localizarlos.

Sus familiares se encuentran cada vez en peores condiciones: las despensas que les proporcionaba el gobierno y que en algo les ayudaban ya no les son entregadas; la atención psicológica que recibieron por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos hace dos años que fue cancelada; las autoridades de los tres niveles de gobierno cada vez se desentienden más del asunto y, por si no bastara, ahora los familiares de los desaparecidos son victimizados por brujos, curanderos y pseudosacerdotes, ante la complacencia, el desinterés y la despreocupación de las autoridades.

Río Verdito

Después de atravesar la Sierra Gorda queretana de cabo a rabo, un caluroso día de invierno arribé a la casa de Flavio Rojo Márquez, situada en una ladera de Río Verdito, en el municipio de Landa de Matamoros. Es la segunda ocasión que lo veo y, amable, me invita a pasar a un cuarto de tablas, techado con láminas de zinc, que hace las veces de cocina y comedor en donde su esposa, siempre atenta al fogón, atiza una tiznada olla de frijoles, mientras la imagen de su hijo Enedino se le revela en las brasas.

En esta ocasión Flavio está contento porque un curandero le dijo que su hijo está vivo, al igual que los otros treinta migrantes que desaparecieron aquel 17 de marzo de 2010. El adivino le dijo que los tienen secuestrados y que los llevan de un lugar a otro, obligándolos a realizar diversos trabajos. Está entusiasmado por la perspectiva del zaurín. Para él es una gran noticia.

Flavio es un serrano pobre que fincaba sus esperanzas de hacerse de algunos recursos extras una vez que su hijo se empleara como jardinero en Miami y ahora, desde hace tres años, lo único que ha recibido son algunas dispensas, despensas y tres gallinas ponedoras que el gobierno le dio en compensación por su hijo perdido.

¿Qué onda?

En Jalpan de Serra las ondas hertzianas de la XHJAQ 107.1 en FM y la XEJAQ 850 en AM, diariamente transmiten dos programas de Alta Magia Espiritual, cuya producción y conducción están a cargo de Johnny de la Fe y el Hermano Pablo, personajes que invitan a los serranos que acudan a sus Centros de Sanación Espiritual ubicados estratégicamente en diferentes poblaciones de la sierra e identificados con una bandera amarilla.

Tres Lagunas

Aquel 17 de marzo de 2010, entre otros, también desaparecieron los hermanos Alejandro y Fulgencio Moya Maldonado, así como el primo de éstos, Víctor Moya Briseño, de Tres Lagunas, comunidad del municipio de Landa de Matamoros. Víctor, dejó en el abandono a su esposa, Evarista Hernández Hernández, con cinco hijas, quienes se debaten en la pobreza extrema. La señora Evarista vive en una choza de tablas de madera, láminas de cartón y piso de tierra con sus hijas; vende tamales, lava y plancha ropa ajena para alimentar a sus niñas.

Charlatanes, adivinos y curanderos

Ante la ausencia de investigaciones policíacas para dar con el paradero de los desaparecidos, el vacío ha sido llenado por charlatanes de toda laya, quienes a río revuelto hacen de las suyas, aprovechándose de la ignorancia y la superstición de los familiares de los desaparecidos.

Un pseudosacerdote de nombre Miguel, proveniente de Ciudad de México, recorre la Sierra Gorda con la parafernalia del vestuario católico. A la madre de uno de los desaparecidos le dijo que su hijo estaba vivo, pero encarcelado en Houston, Texas, por lo que pidió dinero para hacer las gestiones necesarias para ir por él. A pesar de que la mujer no tiene ni para comer, se endeudó con 40 mil pesos para entregárselos al falso cura.

Otro caso similar es el de Johnny de la Fe, quien estafó a la esposa y a la madre de Eliseo Camacho Sánchez. A cambio de informarles sobre el destino del joven les pidió diferentes sumas de dinero; la última fue de 7 mil pesos, más dos botellas de whisky. Las mujeres no se atrevieron a denunciar la estafa por temor a que el vidente las embrujara.

Santos y perros

Desde el primer día en que desaparecieron los serranos, sus familiares los tienen encomendados a diversas divinidades, entre las que figura, principalmente, la Virgen de Guadalupe. Es común encontrar en los miserables hogares serranos altares de flores y veladoras encendidas con las fotografías de los ausentes.

En la práctica, para los padres, esposas, hermanas e hijos de los queretanos desaparecidos, no existen autoridades competentes, porque ninguna les ha proporcionado datos concretos sobre su destino. Después de tres años de ausencia, la Procuraduría General de Justicia y la Procuraduría General de la República ni siquiera han comisionado a un perro policía para que los busque.

La frase de indignación de Juan Fernando Rocha Mier, coordinador del Centro de Atención Comunitaria de Migrantes, Campus Jalpan, de la Universidad Autónoma de Querétaro, sigue más vigente que nunca porque, en 2010, cuando Diego Fernández de Cevallos fue secuestrado, el gobierno de Felipe Calderón movilizó policías, helicópteros, camiones, soldados y perros para dar con su paradero.