Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 14 de abril de 2013 Num: 945

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Paco Ignacio Taibo II,
el desmitificador

Marco Antonio Campos

Cartas de amor en venta
Vilma Fuentes

Tres poetas

Las cuatro vidas de
Enzo Battisti

Fabrizio Lorusso entrevista
con Cesare Battisti

Alas y raíces en Palermo:
una cultura comunitaria

Carmen Parra entrevista con Leoluca Orlando, alcalde de Palermo

ELOÍSA Y SU Príncipe:
un premio para los
libros de cartón

Esther Andradi

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Perfiles
Febronio Zataraín
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Miguel Ángel Quemain
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Teatro, encuentros iluminadores con el niño

La propuesta intelectual que traza Beth Juncker, a lo largo de su colaboración en Teatro para públicos jóvenes. Perspectivas internacionales (Manon Van de Water, El Milagro/INBA), es posible porque viene de una cultura y un país que no desprecia a los niños, como sucede en nuestro continente, cuyo acontecer está marcado por el hambre, la enfermedad, la explotación, donde el teatro de todos los días consiste en esa representación y vida de la mendicidad entre los coches, en el campo, en las cajas de cartón que les sirven de habitación/cuna/escuela/baño.

Reproduzco aquí un párrafo donde Juncker indica que “las funciones profesionales de teatro para niños no son ejercicios profesionales para aprendices. Las funciones profesionales no han sido producidas para hacer a los niños más saludables, más tolerantes, más democráticos, más bien portados, mejor educados o más cultos. Las funciones profesionales para niños y jóvenes ni se producen ni se representan para servir al trabajo de desarrollo pedagógico de las guarderías. Lo que pasa en esa forma particular de arte no contribuye a la enseñanza formal en las escuelas, ni siquiera contribuye a enseñar arte a los niños.  El punto crucial es el encuentro, el momento, la experiencia de esa cuarta dimensión que llamamos la vida cultural.”

En este tenor explorativo tengo que confesar especial predilección por la inspiradora propuesta de indagar en las emociones, en particular la de la tristeza a través del teatro. El tabú de la tristeza. ¿Porqué nos asustamos de que los niños se asusten?, de Finegan Kruckemeyer, es un trabajo muy sugerente sobre el papel del dramaturgo, del director, de los niños y los padres en la exploración de un tabú constituido precisamente por los niños que miran la tristeza transcurrir en historias que tienen, entre varios ejes, la destrucción de una cotidianidad que arrasa con figuras sustanciales, como los mismos padres. Una perspectiva que, sin ser psicoanálitica, podría leerse sin dificultad a la luz de los Tres ensayos de Freud.

Las particularidades que trata el libro asombran y son inspiradoras. No es posible comentar todos los estudios de caso; hay varios interesantes que no expondré, como los de Taiwán y Gran Bretaña. Sólo concluiré este pequeño apartado con un comentario sobre el texto ¿Desestabilizar la percepción y generar la búsqueda de significado? Modelar el tjp sobre la dramaturgia de los juegos dramatizados de los niños, de Faith Gabrielle Guss. Es una propuesta a la mitad entre lo estético y lo terapeútico, por su capacidad de convertir al teatro en un poderoso espejo de sí mismo. Jugar es una manera de soñar y muchas historias comienzan con las tareas oníricas que uno confía concluir en la vida de la vigilia. Es un hermoso recorrido de posibilidades para el teatro para niños mayores de ocho años y en los límites de la pubertad.

TambiénPríncipe y príncipe: Hecho en México, de Andrew Wiginton, está inscrito en lo local que toca tabús incómodos: la adopción, el matrimonio homosexual, las parejas del mismo sexo, las perspectivas de género.

Teatro y producción editorial

Un elemento que resulta sustancial aquí y que no debe omitirse es la recolección de una bibliografía extraordinaria, abundante, multilingüe y que será una excelente guía para escuelas, compañías, y bibliotecas universitarias de las carreras de teatro y actuación, pues nos pone al día en un conjunto de diversas búsquedas que convergen en este punto, donde todavía tenemos que picar mucha piedra.  Afortunadamente las tareas de Sísifo han quedado atrás, ya no tenemos que empezar desde cero todos los días.

Con este trabajo, Ediciones El Milagro muestra su compromiso con la reflexión teórica, a pesar de las dificultades económicas y comerciales que conlleva y que acertadamente el INBA, una de las poquísimas instituciones mexicanas ocupadas del teatro para niños y jóvenes, coedita.

Para volver al planteamiento y concluir, cabe señalar que este libro es una manera de sostener un trabajo académico que reflexiona sobre lo artístico como una esfera autónoma de la educación y de los poderes que tienden a domesticar en dirección de la moral o hacia el consumo. Es importante reconocer en este trabajo la voluntad institucional de Marisa Jiménez Cacho y la labor de Otto Minera, traductor preciso y riguroso, gran maestro, animador, creador e intelectual que no cesa en su empeño con la certeza de que este país puede ser mejor si se trabaja para fomentar la creatividad en las mentes de nuestros niños y nuestros jóvenes.