DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   8 DE ABRIL DE 2013 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

Rechazan mina de oro en Temixco

Minería, industria de muchos contrastes
Elia Baltazar

La fiebre del oro llega a Grecia y la empobrece más
Margarita Paona

La minería en el mundo y en México

Invierta en México y gane mucho dinero

El sector minero contribuye a la mitigación ambiental en Bolivia

La minería en Australia pone en peligro la Gran Barrera de Coral
Fabiola Torre

Explotaciones mineras indeseables en Baja California Sur

Los indígenas colombianos contra la minería depredadora

La minería crece y crece, pero no a favor de todos

¿Y en China?

Más y más oro en México, pero….
Carla Rodríguez

Oposición en Perú a las trasnacionales mineras


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Presentación

El 16 de febrero pasado, los empresarios mineros de México publicaron un folleto especial que recibieron los suscriptores del diario Reforma, en el que hablan de la importante contribución de esa actividad al desarrollo nacional; de la forma tan limpia como realizan sus operaciones para extraer lo mismo oro que plata, cobre o zinc. También se refieren a los pasos que se deben llevar para poner en funcionamiento una mina. Según los estudios de prospección, de miles de sitios con posibles minerales, apenas unos pocos se explotan. Luego, la exploración, para escoger las zonas con mejores posibilidades de contener un yacimiento.

Después de confirmar la existencia del yacimiento se construye toda la infraestructura para explotarlo. Los empresarios sostienen que buena parte de esa infraestructura la comparten con municipios y estados mineros: redes eléctricas, caminos y otros servicios que benefician a las comunidades.

Vendrá enseguida la elección del método para extraer el mineral, que puede ser a cielo abierto o subterránea. Este último método se emplea cuando la mayor parte del mineral se aloja en cuerpos bien definidos dentro de las rocas y el acceso al depósito se logra mediante túneles y obras subterráneas. Mientras que el de a cielo abierto se emplea cuando los minerales se encuentran diseminados en bajas concentraciones en las rocas, haciendo necesaria la recuperación del mineral a través de extracciones superficiales.

Luego se procede a separar y recuperar los minerales económicos de aquellos que no lo son, principalmente mediante diferentes procesos físicos y químicos. Y ya cuando se ha extraído todo lo posible del sitio, el lugar de operación es rehabilitado con el fin de reintegrar el predio para que continúen los procesos naturales o, en su caso, la comunidad pueda utilizarlo para otros fines.

No hay duda de la importancia de la minería en nuestro país. Y no sólo ahora sino desde tiempos de la Conquista y la Colonia. Genera empleos, divisas, atrae inversiones de empresarios nacionales y del exterior. En el sexenio pasado, ocupó el cuarto lugar, sólo superado por el sector automotriz, el petróleo y las remesas de los compatriotas que trabajan en Estados Unidos y Canadá.

Y es que la minería está presente en 24 de los 32 estados del país, considerado con un rico potencial, lo que se expresa en que seamos el principal destino para la inversión en exploración de minerales en América Latina y el cuarto a nivel mundial.

Además, ocupamos los primeros 10 lugares en la producción de 18 minerales. Destacamos como el principal productor de plata y el décimo de oro en el mundo.

Los empresarios subrayan en la publicación citada cómo han crecido las inversiones, especialmente durante los sexenios en que gobernó el PAN: 69 por ciento en 2011 al alcanzar 5 mil 612 millones de dólares. Se estima que en 2012 ascendió a 7 mil 647 millones de dólares, hasta sumar en el sexenio del hoy becario de Harvard (Calderón Hinojosa) más de 25 mil millones de dólares. Se ufanan de que, al igual que en otros países, cuentan con excelentes estándares ambientales y de seguridad. En fin, no hay duda de la vocación minera de México y su importancia para el crecimiento de nuestra economía, “un crecimiento respaldado en el compromiso de una industria responsable que apuesta por los cambios, invierte y se renueva para garantizar la sustentabilidad en todas sus operaciones”.

No podían faltar en el suplemento citado los textos en los que los empresarios nacionales y extranjeros dedicados a la minería destacan que sus actividades son sustentables, en armonía con el medio ambiente y el bienestar de las poblaciones que viven en las áreas cercanas. Lo mismo el Grupo Fresnillo que Cobre del Mayo, en Sonora, o Peñoles, la que por cien años contaminó gravemente con plomo a la población de Torreón. En resumen, todas las afiliadas a la Cámara Minera.

Ésta, por su parte, sostiene que “alrededor del mundo las empresas mineras han innovado en cada uno de sus procesos, logrando operaciones cada vez más eficientes y amigables con el medio ambiente. El caso de México, no es la excepción, contamos con una industria minera competitiva en materia ambiental que sigue los estándares internacionales y se mantiene a la vanguardia para garantizar la conservación del entorno”.

Y agregan que hoy “los esfuerzos van dirigidos a reducir el consumo de agua de primer uso y disminuir la huella de carbono en todas las operaciones de empresas mineras afiliadas a la Cámara Minera de México, como parte del compromiso con el desarrollo sustentable. El desafío de la industria minera es lograr el equilibrio entre el cuidado y la conservación de los recursos naturales y el crecimiento económico, de manera que esta actividad no comprometa el futuro de las generaciones que están por venir”.

Como resultado, en México 80 operaciones mineras cuentan ya con certificado de industria limpia y 30 más están en proceso de obtenerlo. Destacan las labores realizadas para reforestar (10 millones de árboles solamente en el sexenio de Calderón), para ahorrar y tratar el agua que utilizan y para conservar y proteger aun más la flora y la fauna de las áreas donde tienen actividades. Destacadamente, aquellas que se encuentran en peligro de extinción. Por ejemplo, el lobo mexicano, el berrendo, el pato chacual y el garzón cenizo; los sahuaros, cenitas y diferentes cactáceas que solamente existen en Sonora y San Luis Potosí; la noa (agave) en Torreón y el árbol de palo fierro, en Guerrero.

Y por si fuera poco todo lo anterior, la minería es de las pocas industrias que han generado en México nuevas fuentes de empleo, contribuyendo de esta manera a reducir la brecha de la desigualdad con salarios 35 por ciento superiores al promedio nacional y ofrecer prestaciones superiores a las que marca la ley en cuanto a gastos médicos mayores, vales de despensa, prima vacacional, fondo de ahorro, uso de instalaciones deportivas y recreativas, vacaciones y aguinaldo. La salud y la seguridad son sus dos prioridades, sostienen los empresarios.

¿Por qué entonces, tanta oposición a las mineras en México y América Latina, por ejemplo? En este suplemento presentamos casos emblemáticos que responden a esta pregunta. Y llevan a exigir que los gobiernos, con el apoyo de los afectados por la minería y la sociedad en general, establezcan reglas claras que garanticen el desarrollo sustentable y se evite así daños al ambiente y a la población.

De todo eso hablamos en este número de La Jornada Ecológica. Nos hemos abstenido de referir los casos emblemáticos que en el país reciben el rechazo ciudadano, como Minera San Javier o la pretensión de abrir a la explotación áreas en Wirikuta, tierra sagrada de los grupos indígenas de Jalisco y Zacatecas. Hay información suficiente sobre estos dos casos y otros más; en buena parte publicada por La Jornada.

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