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Que las pistolas se silencien y domine la política, dice en comunicado desde la prisión

Ocalan, líder kurdo de Turquía, llama a combatientes a cesar la lucha armada

Saldrán rebeldes de territorio turco

Ankara y Washington celebran la medida

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Simpatizantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) celebran en la ciudad turca de Diyarbakir el anuncio de su líder Abdulah Ocalan (en los carteles) de deponer las armas para dar paso a una nueva eraFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de marzo de 2013, p. 39

Diyarbakir, Turquía, 21 de marzo.

El líder encarcelado de los rebeldes kurdos, Abdulah Ocalan, ordenó este jueves a sus combatientes que cesen las hostilidades y se retiren de territorio turco como un paso para poner fin a un conflicto que ha provocado 40 mil muertos desde 1984.

Cientos de miles de kurdos se reunieron en la localidad de Diyarbakir –centro de la zona de mayoría turca en el sureste de Turquía– mostrando pancartas con la imagen de Ocalan cuando el comunicado del líder rebelde preso desde 1999 en una cárcel ubicada en una isla en el mar de Mármara fue leído por un político kurdo.

Que las pistolas se silencien y domine la política, dijo ante un mar de banderas kurdas rojas, amarillas y verdes.

Ha llegado el momento de que nuestras fuerzas armadas se retiren al otro lado de las fronteras. No es el fin, es el inicio de una nueva era, añadió.

El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, ha asumido riesgos considerables desde que fue elegido en 2002, rompiendo tabúes enraizados en la élite conservadora, como el ejército, al extender los derechos culturales y de la lengua de los kurdos. Pero los activistas kurdos demandan mayores libertades de Ankara.

Erdogan, desde Holanda, celebró el llamado al cese del fuego pero dijo que el desafío real será su puesta en marcha. Los operativos militares cesarán cuando se detengan las agresiones.

Desde el momento en que se implemente, cambiará la atmósfera en Turquía. Creo en ello, señaló.

Hace dos años, ante la ira de los partidarios de la mano dura, Erdogan llevó a cabo una negociación secreta con el grupo armado del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) en Oslo.

Estados Unidos celebró el llamado del líder rebelde al cese de hostilidades. Esta violencia ha cobrado demasiadas vidas, dijo Victoria Nuland, vocera del Departamento de Estado.

Tanto Erdogan como Ocalan, cuya condena a muerte fue conmutada por cadena perpetua, deberán superar las profundas desconfianzas en ambos bandos. El líder kurdo no dio un programa para el cese a la lucha armada.

El lenguaje es de la paz, necesitamos verlo aplicado, dijo el ministro del Interior, Muamar Guler.

Los combatientes tendrán que retirarse a sus bases en las montañas del norte de Irak, que han utilizado como plataforma para lanzar ataques sobre territorio turco y que han sido bombardeadas por la aviación turca en varias ocasiones.

El PKK, considerado organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y Turquía, comenzó sus ataques contra objetivos turcos en 1984, reivindicando un Estado independiente kurdo en el sureste de Turquía. En los últimos años ha rebajado sus peticiones a una autonomía política y mayores derechos culturales, después de que el idioma kurdo estuvo prohibido durante décadas.

Hay un cambio estratégico, dijo Ertugrul Kurkcu, parlamentario del partido prokurdo BDP. El movimiento de liberación kurdo está cambiando de una campaña armada a una cultural. Y el PKK lo acepta.

Ocalan, aislado de sus combatientes desde hace diez años, consiguió el apoyo para la tregua de los mandos sobre el terreno durante la semana pasada, pero ha habido muestras de escepticismo entre sus filas. El mes pasado, en un encuentro con políticos kurdos, los acusó de un pesimismo injustificado por las negociaciones de paz.

Las escenas en Diyarbakir que aparecieron en la televisión habrían sido impensables hace sólo unos meses.

La guerra ocurre, pero en cierto momento tienes que curar tus heridas. Esta es nuestra oportunidad ahora, dijo Bedri Alat, de 73 años. Me acuerdo de la paz. Mi nieto no. No se acuerda de cuando los kurdos y los turcos vivían como hermanos. Esta es una última oportunidad.

El acuerdo de paz supondría un alivio para Turquía, aunque sería visto con grandes sospechas por los nacionalistas más radicales.

La guerra que ha diezmado las arcas públicas y perjudicado el desarrollo del sureste del país, donde vive la mayoría de los kurdos, y manchado el historial turco en cuando al respeto de los derechos humanos, mientras trata de aumentar su influencia en Medio Oriente y eliminar un obstáculo en su inestable proceso para entrar en la Unión Europea.

En el pasado ha habido otras negociaciones secretas y anuncios de cese del fuego, pero las expectativas se han visto alimentadas en esta ocasión por la apertura con la que se ha desarrollado el proceso.

El kurdo es uno de los pueblos más grandes del mundo que no cuenta con Estado propio. Se estima que unos 25 millones de kurdos viven diseminados en Turquía, Irak, Irán y Siria; hay pequeños grupos en Armenia y Arzebaiyán.

En Turquía, los kurdos, no reconocidos como minoría y llamados turcos de las montañas, han luchado al igual que en Irak e Irán por su autonomía desde 1925, y han sido reprimidos con violencia.

Para este pueblo, nombrado por primera vez hace 4 mil años en los escritos sumerios e incluido en el siglo XIV en el Imperio Otomano, el Estado propio pareció probable por primera vez en 1918, a finales de la Primera Guerra Mundial. En el acuerdo de paz de Sevres, las fuerzas vencedoras aseguraron a los kurdos un Estado propio, pero el movimiento nacional turco, liderado por Mustafá Kemal Ataturk, lo obstaculizó.