Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 17 de marzo de 2013 Num: 941

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La entrevista perdida
con John Lennon
(y Yoko Ono)

Tariq Alí y Robin Blackburn

Emily Dickinson vista por Francisco Hernández
Marco Antonio Campos

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Enrique Héctor González
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Rogelio Guedea
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Un árbol iii

a mi hijo Bruno,
para que no olvide la conversación de anoche

Siempre había soñado con tener un patio grande y, en su centro, una parota. Una parota alta, con las ramas cubriendo todos los rincones, para sentarme a leer en las tardes. O sólo para recordar. O incluso nada más para cerrar los ojos y quedarme dormido, bajo su tierna sombra. La encontré a la orilla de un lago. Me bajé y la arranqué de raíz. La metí en el carro y no fue sino hasta que la transplanté en el patio de la casa que me di cuenta de que tenía el tronco vencido. Estaba como inclinado, arrodillado por las calamidades del tiempo. Como sabía que dejándola así terminaría por irse de bruces, encajé un palo en la tierra, le enredé una soguilla y enderecé el delgado (pero ya firme) tronco. Me dolió hacerlo ceder, pues tenía temor de quebrarlo. Lo afiancé con la soguilla, hice un cajete alrededor y lo llené de agua. Al siguiente día, las hojillas marchitas se reavivaron, y entonces supe que había pasado la prueba. A veces, me quedé pensando mientras veía cómo el vientecillo le acariciaba las pequeñas ramas, hay que hacer lo mismo con los hijos.