Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 17 de marzo de 2013 Num: 941

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La entrevista perdida
con John Lennon
(y Yoko Ono)

Tariq Alí y Robin Blackburn

Emily Dickinson vista por Francisco Hernández
Marco Antonio Campos

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Enrique Héctor González
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Alonso Arreola
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1 libro, 1 examen, 1 concurso, 1 disco y 1 concierto

Hace tiempo que no hacíamos, lectora, lector, esto de recomendar objetos, nombres y experiencias. Una disculpa si no le gusta, un abrazo si lo tolera. Sea pues.

El libro

De curioso y atinado título, Parir chayotes 2, Antología, es el segundo esfuerzo editorial de una institución a todas luces encomiable que ya hemos mencionado en este espacio: la Escuela del Rock a la Palabra fundada en 2006 por el prolífico pianista, cancionista, poeta, locutor y productor Guillermo Briseño, su actual director. Hablamos de un espacio que recupera y formaliza la innegable huella del rock (y de otros géneros) en nuestra sociedad, impulsando a sus estudiantes para que desarrollen una voz propia. Detenida la terrorífica Elba Esther (¿sigue libre Romero Deschamps?), y aunque su sindicato y el gobierno pinten para no cambiar, hay pretextos para reflexionar sobre la trascendencia de maestros que valoren no sólo la transmisión de información, sino la creación de sabiduría. Los más de setenta estudiantes que firman este libro (hay décimas, sonetos, haikús, versos y textos libres) son prueba de ello.

El examen

Hace un par de semanas fuimos a tocar una pieza para dos bajos eléctricos a la Escuela Superior de Música. Se trató del examen profesional de un joven brillante llamado Cristóbal Martínez. Experiencia inolvidable, llamó nuestra atención que a las típicas frases de toma de protesta se integraran palabras ajenas al mundo de las profesiones clásicas. Ingenuos como somos, nos conmovieron y las compartimos: “¿Protesta usted ejercer la Licenciatura en Jazz con especialidad en Contrabajo velando siempre por el prestigio de esta escuela y de su propia superación para difundir con veracidad nuestro patrimonio musical en beneficio de la sociedad y de la patria? En sus manos están los valores musicales de la tradición mexicana; que sea la sociedad quien se lo premie y si no se lo demande. ” Felicidades a Cristóbal y al Taller de Jazz de la Superior de Música.


J.S. Lach

El concurso

Recientemente nos invitaron a ser jueces del cuarto concurso de cancionistas de las cafebrerías El Péndulo (esto no pretende ser un anuncio). Dijimos que sí porque su iniciativa ha ido creciendo y nos parece no sólo loable, sino interesante para tomarle el pulso a un género de fácil perversión. Nos referimos a compositores desconocidos que, limitados a una guitarra o al piano, entregan la voz desnuda en espera de que sus versos conmuevan a la reflexión. Claro, los hay estudiados, con valor para abrir la garganta y que buscan el riesgo de armonías sofisticadas, pero son los menos. La mayoría canta y toca desafinadamente, cerrando los ojos, avergonzada, sin pensar que su lugar está en la sala familiar, amenizando navidades (gran reto, por cierto). A unos y otros se les agradece, eso sí, pararse en el escenario y acariciar a un público golpeado por la violencia y la insensibilidad mediática. Se acerca la final y se puede asistir.

El disco

Se llama Islas. Su autor es el mexicano Juan Sebastián Lach (1970). De entrada le gustará al interesado en el trabajo de John Cage y Conlon Nancarrow. Eso seguro. Se trata de seis piezas sesudas, que fluyen magistralmente gracias a su apuesta por el ritmo, por una tímbrica variada (gran balance entre la electrónica y la ejecución orgánica) que nunca impide burbujas de aire en su “laberinto subacuático”. También le gustará al lector que no haya entendido lo que acabamos de decir (o al que le hayamos dado una flojera infinita). Lo garantizamos porque hay en esta música una verdadera dialéctica de géneros entreverados con sapiencia, que jamás rayan en el abuso y que, a Dios gracias, no olvidan el sabor a maíz ni el valor del silencio. ¿Datos biográficos? Lach es un matemático y músico de rara trayectoria en nuestro entorno. Iniciado en el jazz y el rock con proyectos como Los Psicotrópicos y Santa Sabina, donde tocaba el teclado, decidió inclinarse por la música contemporánea e ingresar al CIEM. Institución necesaria (aunque algo sobrevaluada), le sirvió para trasladarse a Europa y hacer maestrías y doctorado en composición y sonología en Bélgica (Conservatorio Real de La Haya e Instituto Orpheus de Gante). Desde entonces su obra ha sido interpretada en aquel país y en México, Polonia, Holanda y España. Verdaderamente notable.

El concierto

Es verdad, en las siguientes semanas nos visitarán los Wailers de Bob Marley, The Killers, The Cure, The Stone Roses y muchos grupos valiosos más. Sin embargo, le pedimos a quien finalmente llega a estas líneas –le suplicamos– que no se pierda a Patti Smith el 10 de mayo en el Plaza Condesa. Libros, exámenes, concursos, discos y conciertos se integran y se disuelven cuando alguien abre la boca y canta de esa manera “People Have the Power”. Buena semana.