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Espera turno para disputar el cetro mosca

Las emociones nos pueden traicionar y hacernos perder: Sosa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de marzo de 2013, p. a15

En la cabeza de un boxeador sucede un monólogo incesante que nadie conoce. Revolotean los problemas, las deudas al banco, las demandas legales, los pagos de colegiaturas, las crisis familiares, un ruido que no termina y que puede traicionar a un peleador en los momentos decisivos, cuenta Édgar Sosa, flamante aspirante al título mundial mosca del Consejo Mundial de Boxeo. Un derecho que ganó al noquear en dos asaltos a Ulises Archie Solís el pasado sábado en Guadalajara.

Uno no sube a romperse la madre a un cuadrilátero como si fuera un animal, explica Sosa. Los boxeadores tenemos las mismas debilidades que cualquier ser humano y no podemos desprendernos de las cosas que nos pesan.

Un estado de agitación emocional puede ser peor que recibir el más brutal de los zurdazos, plantea Sosa, y eso a veces se sale de control y afecta, aunque se haya dedicado con disciplina a una dura preparación.

Siempre te dicen que dejes tus problemas abajo, que te concentres en el entrenamiento o en la pelea, y uno dice que sí, pero a veces no se puede y la mente juega malas pasadas.

La pelea ante Solís, el sábado pasado, fue un perfecto referente para Sosa, porque esta vez se sintió en completo control, sin ansiedades ni conflictos que lo distrajeran.

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Édgar Sosa explicó que su estabilidad personal le sirvió para no ceder ante la presión del combate del sábado contra Ulises SolísFoto Jam Media

Lo compara porque recuerda que cuando intentó recuperar el título del mundo en división mosca ante Pongsaklek Wonjongka, en Tailandia, cruzaba un momento de mucha agitación en su vida privada, matiz que terminó por arruinar su aspiración de volver a ser monarca.

“Es que la mente no es como una computadora que con resetearla se inicia un programa y funciona; en un boxeador pesa mucho lo que le sucede en ese momento y a veces eso puede arruinar toda su carrera.”

Sosa recuerda que el sábado había mucha presión, pero agregó que su estabilidad personal le permitió no pensar en otra cosa que en regresar a los grandes carteles.

Nos estábamos jugando nuestras carreras, porque ahí se definiría el futuro de ambos; yo podía quedarme estancado en esa pelea si perdía, por eso salí con la convicción de que tenía que ganar si quería volver a tener una oportunidad de ser campeón.

Ahora espera que el actual monarca, el japonés Toshiyuki Igarashi, cumpla su próximo compromiso para que entonces negocien la pelea obligatoria por el título mosca. Sosa está en forma y parece renacido. Mucha gente apostó en mi contra como cuando vencí al campeón Brian Viloria; hoy me siento en mejor forma que en aquella ocasión, concluye.