Opinión
Ver día anteriorJueves 21 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

¿Consignar al Niño Verde?

Delito de falsedad

Senador confeso

Fondo guerrerense

Clase Política

Cuenta pública: irregularidades

Julio Hernández López
Miguel Ángel Rivera
Dinero

El Año de Hidalgo del calderonismo

La ley de telecomunicaciones

El Niño Verde volvió a El Torito

México SA

Gasto público: derroche

¿Sólo la Estela de Luz?

Sobreprecio: hasta 300%

Enrique Galván Ochoa
Carlos Fernández-Vega
Ciudad Perdida

Cayó Esther Orozco

Su proceder la hundió

La historia aún no termina

Estela de luz: corrupción emblemática
A

yer, al dar a conocer el análisis de la Cuenta Pública 2011, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó la existencia de pagos improcedentes por 248.9 millones de pesos en la compra de acero estructural para el monumento conocido como Estela de Luz, así como de otras erogaciones presumiblemente ilegales por 150.3 millones de pesos, como resultado de la incorrecta integración de precios y de diferencias en conceptos de obra. El documento referido confirma lo que desde hace tiempo constituye un clamor generalizado: que durante la construcción del citado monumento, cuyo costo se multiplicó por cuatro respecto del proyecto original, se cometieron diversos actos de corrupción y un grave desfalco al erario.

Miguel Ángel Velázquez
El Correo Ilustrado

La amenazan por adeudo inexistente con Iusacell

H

oy me explico cómo despojan a quienes no tienen con qué defenderse de los empresas como Iusacell. Lo que me está ocurriendo es un intento de despojo de quienes se dicen empresarios honestos.

Política exterior
¿C

uál es el margen de maniobra en materia de política exterior para un país como México? En el anterior artículo describimos cómo se ha venido uniformando la actuación internacional de muchas naciones y cuán difícil resulta una acción independiente e innovadora. Exploremos ahora aquellas cuestiones que quizás sean susceptibles de acciones alentadas por países como el nuestro.

Miguel Marín Bosch/II
Reforma educativa: primero la pedagogía, luego la administración
L

as recientes reformas a los artículos 3 y 73 de la Constitución no son una reforma educativa, esto lo reconocen todos los conocedores de la materia. Sólo la propaganda gubernamental insiste en que se ha hecho una reforma educativa generadora de múltiples beneficios, y bombardea a la población con mensajes de todo tipo y por todos los medios, con múltiples promesas de una pronta vida mejor. Así busca legitimidad el nuevo PRI que nos ofreció lo mismo con las reformas educativas de Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo (ni hablar de las del PAN).

Pasta de Conchos: impunidad y capitalismo salvaje
H

ace siete años ocurrió la explosión en Pasta de Conchos, la mina en la que murieron 65 trabajadores, muchos de los cuales nunca fueron rescatados para consuelo de sus familiares. Según un artículo publicado en estas páginas por el dirigente del sindicato minero, aún quedan 62 cuerpos enterrados en el lugar donde los sorprendió el desastre, sin esperanzas de ser recuperados. ¿Qué ocurrió? Que la empresa, apoyada por las autoridades competentes, decidió en su momento suspender la búsqueda de los trabajadores –aun sin saber si quedaba alguno vivo–, argumentando razones técnicas o de seguridad. Y cerró el caso. Tiempo después, cuando ya se creía olvidada la historia de Pasta de Conchos, fuimos testigos asombrados del alucinante rescate de los mineros chilenos gracias a la combinación de la tecnología, la voluntad de vida de las propias víctimas y el esfuerzo sin excusas de las autoridades. A diferencia de lo ocurrido aquí, allí el país entero se sumó a la hazaña y la solidaridad les llegó del mundo entero. El recuerdo de Pasta de Conchos hizo inevitable la comparación entre los dos accidentes y sus respectivos desenlaces. Obviamente, se puso en evidencia la actitud de las autoridades. La diferencia entre unas y otras –chilenas y mexicanas– no estaba, por cierto, en la orientación clasista de los gobiernos, digamos, ya que ambos provenían de la derecha histórica, sino en algo que de tan elemental se olvida y que al final hizo la diferencia: el respeto a la propia legalidad (Piñera-Chile) y la primacía de la vida humana; la resignación de la ley ante los intereses manifiestos de un grupo de poder económico, en este caso la Minera México y el desprecio por los trabajadores (Fox-Calderón). Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, según Napoleón Gómez Urrutia el homicidio industrial que se cometió allí sigue sin investigación y sin castigo para los responsables. Una vergüenza histórica que el sindicato denunció en muchas ocasiones y que no debe continuar más, porque daña la imagen de México y revela un sistema de protección ilegal y absurdo que denigra al sistema de justicia mexicano. Y tiene razón. Lamentablemente, la empresa actúa con toda impunidad, sabedora de que ocupa un lugar privilegiado en la visión que domina la política económica desde hace décadas. La subestimación del trabajo como fuerza productiva calificada es un rasgo de ese falso desarrollismo sustentado en la expoliación de los recursos naturales y la sobrexplotación laboral. El problema de fondo es que si no se produce un cambio de rumbo en los medios y fines alentados para fomentar la economía nacional, en el mejoramiento de la situación laboral, en la capacitacion y en los acuerdos para la productividad, México seguirá expuesto a reditar estas tragedias, puesto que las relaciones sociales seguirán gobernadas por la ley del más fuerte, es decir, por aquellos favorecidos que a cambio de inversiones frescas pueden pasar por el ojo de la aguja gracias a su poder material, así como por las influencias que de ello se derivan que los convierten en privilegiados con derechos a salvo. Y superar eso ya se ve más difícil si, en contrapartida, no se organiza la fuerza colectiva de los trabajadores con el respaldo de la sociedad civil y las fuerzas democráticas y, por consiguiente, sin la adopción hegemónica de una política democrática orquestada en y por el Estado. Sin embargo, ya hemos visto cómo en las circunstancias concretas se desestiman los planteamientos del mejor sindicalismo para hacerle concesiones a un empresariado que poco tiene de emprendedor y sí bastante de fruta crecida en el invernadero oficial, tantas veces dispuesto a salvar de su intolerable ineficacia a los grandes nombres y familias que capitanean fortunas inmensas y abusan a cambio de la mediocridad general de la economía y en nombre de la competencia, el mercado y la libertad individual.

Manuel Pérez Rocha
Adolfo Sánchez Rebolledo
Cuarenta aniversario de los transgénicos
E

ste año, la transgénesis cumple 40. Son pocos años, si se considera que la manipulación transgénica (la introducción forzada de material genético de varios organismos diversos en otro que los recibe y los reproduce) es una intervención en la biología del planeta sin precedente en los miles de millones de años que ha existido la vida en esta, nuestra esquinita del cosmos.

La descomunal victoria de Correa
L

a resplandeciente victoria del presidente Rafael Correa en las elecciones del 17 de febrero revela una extraordinaria extensión en el electorado ecuatoriano del apoyo a su propuesta y a su gestión. Más notable por haberse alcanzado no sólo frente a la oligarquía y la derecha locales, sino ante una alianza de fuerzas del capital internacional, que con el activo concurso de la CIA y otros servicios especiales imperialistas se oponen a la Revolución Ciudadana liderada por Correa, de considerable incidencia en el proyecto a favor la segunda independencia de América Latina y el Caribe. Es notoria la sistemática saña contra el gobierno de Ecuador de la mafia mediática ecuatoriana e internacional. Destacadamente todas las grandes televisoras de habla hispana, con CNN en español a la cabeza, así como la totalidad de diarios de la Sociedad Interamericana de Prensa y los madrileños El País, ABC y El Mundo, enemigos jurados del giro hacia la independencia y la justicia social en nuestra América.

Ignacio Chapela*
Ángel Guerra Cabrera
Ecuador: transformación y enroque
L

a reforma estructural del poderoso sector financiero (SF) que en sentido estricto del término realizó el gobierno de Rafael Correa desde el inicio de su gestión en enero de 2007, amerita especial atención tanto por el papel que ha jugado ese enfoque en el afianzamiento de las bases sociales del régimen, en medio de la mayor crisis económico-financiera registrada desde los 1930, como porque la restructuración del SF mostró a la región y al mundo que hay alternativa –y enroque– ante el recetario macroeconómico, procíclico, desregulador y vulnerabilizante articulado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos desde sus entes subrogados: FMI-Banco Mundial-BID.

El oficio
U

na joven estudiante de periodismo me hizo un par de preguntas que me llevaron a reflexionar de nuevo acerca de mi oficio de crítica de teatro, lo que da pie a este artículo aunque ignoro si mi voz habla por mis colegas. El primer cuestionamiento de la estudiante se refiere a la diferencia entre críticos y reporteros, abriendo de nuevo el viejo debate de si el reportero debe emitir opiniones acerca de la escenificación vista, en el caso del teatro. A pesar de los muy conocidos casos de reporteros que se van especializando y acaban por ser críticos ejemplares, yo pienso que no, porque su materia de trabajo es muy otra, aunque el enfoque que dé a su nota es en sí mismo una especie de opinión; mientras el crítico ha de analizar cada uno de los elementos del montaje y fundamentar en lo posible sus juicios, el reportero describe lo que ocurre, hace entrevistas a los participantes o se hace eco de lo que se dice en las conferencias de prensa. Pero tiene grandes compensaciones, y lo digo con cierta envidia, en cuanto a las políticas culturales. A sus reportajes se les concede mayor espacio en los diarios, lo que incluye fotografías y por ende su peso ante la opinión pública es mucho mayor y no es extraño que un buen reportaje influya en otros, como una cadena y se llegue a alguna modificación de un hecho lesivo. En cambio, cuando el crítico desliza en su nota algún comentario de política cultural, ni quien haga caso. Por otra parte, está la estabilidad laboral. Los reporteros pertenecen a sindicatos que los defiendan en casos de injusticia, mientras los críticos, como colaboradores, no tenemos contratos (aclaro que no es mi caso, porque La Jornada es mi generoso lugar de trabajo, pero muchos padecen de ir del tingo al tango)

John Saxe-Fernández
Olga Harmony