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Dejó de ir porque le pidieron una credencial con foto de su rostro

Mil Máscaras causó revuelo en su regreso al CDOM; fue invitado por medallistas
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de febrero de 2013, p. a14

Rodeado de niños de la calle, Mil Máscaras se sintió cobijado en un sitio en el que deportistas de alto rendimiento de varias generaciones lo miraban con admiración y respeto.

El retorno de la única leyenda de la lucha profesional del país en la época del Santo y Blue Demon –que despierta furor en la actualidad con aquellos que lo conocen sólo por las películas en México y provoca pasión en Asia, Europa y en lugares inimaginables– causó revuelo en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), donde directivos y trabajadores de intendencia lo saludaban para darle la bienvenida.

La emoción embargó al Míster personalidad. No recuerda el año cuando dejó de entrenar en el CDOM, pero sí tiene la memoria fresca del dirigente que lo corrió olímpicamente. Ni en los tiempos de Mario Vázquez Raña sintió tal desprecio.

El ex titular del Comité Olímpico Mexicano, Felipe Muñoz, ahora diputado por el PRI, jamás lo recibió y le mandó decir que si quería hacer uso de las instalaciones tenía que pasar al servicio de acreditación y tomarse la foto con el rostro descubierto.

Ese desdén molestó a Mil Máscaras y por eso me fui, me hicieron una gachada, rompe en carcajadas.

El luchador, que no gusta hablar de su edad –se rumora que tiene 75 años– muestra con orgullo su musculatura, tras asistir como invitado a la asamblea de la Asociación de Medallistas Olímpicos de México (AMOM).

En el Museo Olímpico, el presidente de la AMOM, Daniel Aceves, presentó el informe anual ante nueve medallistas, de los cuales cinco son parte de la mesa directiva. Luego entregó uniformes y reconocimientos a los niños de la Casa Alianza y al orfanato del Perpetuo Socorro, que forman parte de los programas sociales del organismo, entre otros.

Ahí, con su clásica máscara blanca y la M en color rojo en la frente, Mil Máscaras, de traje claro de lino a rayas cafés, dijo que sigue activo no sólo en las arenas locales, sino también en el extranjero con la WWE, donde recientemente ingresó al salón de la fama. Además ofrece conferencias y tiene un programa de radio.

Aunque el paso del tiempo no perdona, Mil Máscaras se nota delgado. De aquellos 110 kilos pesa ahora 90. Dice que se cuida mucho porque le gustaría ser eterno. No tiene enfermedades ni tampoco pierde el sentido del humor.

Tiene programada una serie de presentaciones en la Alberca Olímpica y en unos días más inaugurará una exposición de pintura en el teatro La Paz, en San Luis Potosí. La lucha libre es parte de nuestra cultura y debemos preservarla, afirma, y levanta sus enormes manos en una clásica pose.

Se ríe de que la lucha libre y la grecorromana ya no serán parte del programa olímpico en 2020. Qué ignorantes, si hasta los filósofos griegos practicaron el pancracio.