Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 27 de enero de 2013 Num: 934

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Ramón Gómez de
la Serna, greguero

Ricardo Bada

El cantar errante de
las letras dominicanas

Néstor E. Rodríguez

Dos poetas

¡Maldita negrofobia!
Luis Rafael Sánchez

Feminicidio y barbarie contemporánea
Fabrizio Lorusso y Marilú Oliva

Violeta Parra al cine
Paulina Tercero

Leer

Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
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Directorio
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Germaine Gómez Haro

Pensamiento mágico e intuición en Marta Palau

La evocación del pasado ancestral y su reinterpretación en el presente son los dos polos indisolubles que conforman el universo plástico de Marta Palau, como se puede apreciar en la exposición titulada Tránsitos de Naualli que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 17 de marzo. Nacida en Lérida, España, en 1934, Palau llegó de niña con su familia a México, huyendo de la derrota de la Segunda República española. Se formó en La Esmeralda y en los talleres de grabado de La Ciudadela y, por un breve tiempo, fue discípula del renombrado maestro del tapiz Josep Grau Garrida, en Barcelona. Si bien su quehacer artístico tuvo sus orígenes en la pintura y el grabado en los albores de la década de los sesenta, muy pronto comenzó a incursionar en la manufactura del tapiz, terreno muy en boga en nuestro país en esos años y en el que de inmediato destacó como una joven figura que consiguió llevar esta técnica hasta sus últimas consecuencias. Así lo mostró en 1974 en una exposición en este mismo museo titulada con gran acierto Del tapiz a la escultura, en la que mostró su necesidad de rebasar las fronteras de la bidimensionalidad para lanzarse de lleno a la creación de piezas exentas realizadas en muy diversas técnicas del tapiz, y a las que incorporó materiales vegetales como tejido en palma, totomoxtle (las hojas secas de la mazorca de maíz), henequén, entre otros. Desde entonces, su lenguaje escultórico ha tenido como desenlace la creación de ambientaciones e instalaciones de muy diversa índole, y en las que ha logrado dar rienda suelta a su pensamiento mágico e intuitivo con notable brío.

Palau ha alternado su vida entre Tijuana y Ciudad de México, espacios para ella complementarios que le han brindado la oportunidad de aguzar su mirada sensible en la cosmogonía y prácticas rituales del México antiguo, y su supervivencia en la actualidad en los pocos grupos étnicos auténticos que perviven aislados en comunidades remotas. Su arte está íntimamente ligado a las raíces de la humanidad y de la cultura desde la profundidad de la tierra y la luz primigenia de los orígenes. En sus piezas permea la fuerza de las Naualli, figuras arquetípicas del universo prehispánico que simbolizan a la chamana, la sacerdotisa y hechicera, espíritus protectores a quienes ha dedicado gran parte de su trabajo desde hace un par de décadas en alusión a todas las mujeres del pasado y del presente. De ahí que se vislumbre en muchas de sus piezas de carácter sintético, casi abstracto y minimalista, la evocación recurrente a la vulva femenina, presencia callada que conjura metafóricamente la fuerza de las Venus de todos los tiempos.

Su experiencia vivencial en Tijuana la ha llevado a explorar la historia y costumbres de los escasos grupos étnicos que sobreviven en Baja California dedicados a la caza y la recolección, practicando oficios muy modestos como el tejido en palma y la cestería. De sus visitas a estas comunidades y a las pinturas rupestres de la región, aunadas a su interés por otras culturas ancestrales sobrevivientes en Australia, África, el Amazonas o Nueva Guinea, la artista extrae y se apropia de técnicas milenarias y materiales orgánicos, como las fibras de palma, coco, henequén e ixtle, carrizos, varas, amate, barro, guajes, caparazones de armadillo, entre muchos otros elementos de origen vegetal y animal que dotan a su trabajo de un lenguaje dialéctico en el que conviven el primitivismo y la modernidad, la tradición y la vanguardia, la antigüedad y la postmodernidad. De esta misma vivencia en la frontera se desprende su necesidad de protestar contra las injusticias y abusos que sufren los migrantes y los marginados sociales, el feminicidio en Ciudad Juárez, y las guerras y genocidios del orbe provocados por la crueldad y codicia de las clases dominantes.

Al recorrer esta hermosa y sugestiva exposición, percibí que el trabajo multivariado y heterodoxo de Marta Palau está impregnado de la pasión y admiración que profesa por las tradiciones espirituales ancestrales que ha sabido captar y transmitir en un lenguaje plenamente contemporáneo. Por eso sus piezas poseen un alma que irradia un aura poco común en el arte actual. Encuentro en su obra una connotación religiosa en el sentido de la acepción etimológica de re-ligare, o “ligar de nuevo” el pasado con el presente. Es un arte que conjunta misterio, magia, revelación y expectación. Un arte sensorial en toda la extensión del término.