Opinión
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Ruta Sonora

La esencia de 2012 (electrónica I)

A

unque los ajenos a este subterráneo mundo se muestren incrédulos, la electrónica lejana a los medios masivos, reina de los blogs y los festivales cercanos al arte sonoro, sigue brindando sonidos nuevos y originales, a veces más que el rock. Hoy, la primera parte de lo más destacado en música electrónica en 2012, afín a las pautas que seguirán vigentes en 2013.

1. XTG. Desertshore. Cosey Fanni Tutti y Chris Carter, de la pionera banda experimental inglesa Throbbing Gristle, dedican al fallecido Peter Christopherson esta deconstrucción del disco de mismo nombre de Nico (1970), convirtiéndolo en algo nuevo: un siniestro y ácido viaje de sintetizadores dentados, con voces invitadas como Antony Hegarty, Marc Almond, Blixa Bargeld, Sasha Grey, entre otros. Texturas etéreo-malditas y la maestría cósmica de estas leyendas.

2. Dean Blunt & Inga Copeland. Black is beautiful. El dueto inglés usualmente llamado Hype Williams, usa aquí sus nombres para expandir su intrigante despliegue nebuloso, onírico, deslavado, kitsch; baterías sin fin, sonidos incidentales, voces lánguidas, discordantes pasajes synth-ambient de bajo impacto, beats baratos: un sinfín de arbitrarias pesadillas sonoras. Maravilla pop-ceptual.

3. Jason Lescalleet. Songs about nothing. Avalanchas de ruidismo y electroacústica claustrofóbica; rechinidos, saturaciones, ruido blanco, resistencias eléctricas, grabaciones de campo, y demás hallazgos paisajistas, devienen piezas de arte narrativas con este creador contemporáneo estadounidense, cuyo trabajo incorpóreo sorprende tanto a la razón como a la piel y a los sueños. Denso, meticuloso, abstracto, prodigioso.

4. Carter Tutti Void. Transverse. Álbum hermano del de XTG arriba citado (también están Chris Carter y Cosey Fanni Tutti), esta joya agrega a Nik Void, de los recientes Factory Floor. Enigmas sónicos enredan oídos en esta travesía psicodélico-post-industrial de pausados modos y vívida exploración mecánica. Deslumbrante.

5. Actress. R.I.P. Luego de su excepcional Splazsh (2010), el productor inglés Darren Cunningham se pone más abstracto: ritmos mínimos, beats escondidos, brindan delicadas conmociones. Micro-sampleos soñadores y un amplísimo abanico de timbres suaves-rasposos, asombran e intrigan al oído. Finísimo.

6. BEAK. >>. Misterioso proyecto de electrónica instrumental donde Geoff Barrow (Portishead) agudiza sus obsesiones motorik, psicodélicas y hasta dark-wave. Sintetizadores robóticos, guitarras deshilachadas, órganos góticos, voces sin sentimientos. De Silver Apples a Neu!, pasando por Trans Am. Alienación gozosa, cyber-futurismo hipnótico. Tremendo disco.

7. Andy Stott. Luxury problems. Fulgurante el dub-tech experimental, progresivo, de este productor inglés, generador de tramados canoros exultados y elegantes. Pasajes que llevan al trance, con el belcanto de Alison Skidmore cubriendo los cielos de esta pieza volátil y expansiva, entrecortada. Pasmoso plato.

8. Brian Eno. Lux. Quietud, colores con vida, luz extrema, como indica su título, es lo que evocan los extensos cuatro pasajes sintético-orgánicos que este legendario maestro inglés de la electrónica ambiental pareciera aquí pintar. Habituado a llevar al espacio, aquí con suma delicadeza viaja ahora al matiz de su paz interior.

9. Laurel Halo. Quarantine. Esta joven y lúcida productora de Brooklyn (estuvo en México en MUTEK 2012) genera estalactitas análogo-digitales, burbujas sonoras, estructuras y camas flotantes de sonido, mientras canta un tanto atonal y gélidamente. Cercana a la electroacústica, pero con chispas tímbricas de pop. Interesante.

10. Vatican Shadow. Ghosts of Chechnya. El prolífico productor estadounidense Dominick Fernow genera lóbregos pasajes insistentes de beats tenues y ascendencia dubstep, cuyos pasajes ambient de notas largas arman frías historias mudas, a ratos interrumpidos por ataques cibernéticos. Discreto pero intrigante.

11. Moritz Von Oswald Trio. Fetch. Con el jazz de Herbie Hancock y la experimentación electrónica del pionero Patrick Gleeson como ascendentes, este trío berlinés combina ambos, con un jazz más insinuado que evidente. Electrónica instrumental (sintes, bajo, trompeta) generadora de un calmoso dub-tech envolvente y fantasmal.

12. Flying Lotus. Until the quiet comes. El Angelino Steven Ellison vuelve con su finura jazzy-trónica intrincada pero de timbres delicados, felices, soleados. Beats irregulares, voces invitadas (Thom Yorke, Stephen Bruner, Erykah Badu). Todo un quebradizo y sintético bienestar audible, de gran creatividad.

13. KTL. V. El dueto integrado por Stephen O’Malley de SunnO))) y Peter Rehberg, forja un universo frecuencial proveniente de guitarras eléctricas (que no emanan rasgueos sino capas atmosféricas) y procesadores digitales que oscurecen la mente de inicio, para luego alumbrarla. Sombría e incisiva estática estética.