Sociedad y Justicia
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Cardenal, por frenar uniones de personas del mismo sexo

Deben evitar estados que se degrade la institución del matrimonio: CEM
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 10 de diciembre de 2012, p. 43

Guadalajara, Jal., 9 de diciembre. El cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), dijo esperar que el precedente legal sentado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al otorgar a tres parejas homosexuales en Oaxaca el derecho a casarse no se extienda por todo el país, y sugirió que los estados utilicen otros mecanismos legales para evitar ofender y degradar a la institución matrimonial.

El matrimonio para nosotros, cristianos católicos, siempre será la unión de un hombre con una mujer de manera estable, por amor y para toda la vida. El equiparar cualquier unión, cualquier relación, con el matrimonio, de alguna manera degrada, ofende esta institución, afirmó al término de la misa dominical de mediodía en la catedral de Guadalajara.

Robles Ortega, quien a mediados de noviembre fue nombrado por el papa Benedicto XVI nuevo titular de la CEM, expuso que existen otros mecanismos legales que podrían ser utilizados por el resto de entidades federativas para reconocer el derecho de unión entre parejas del mismo sexo. Creo que habría formas de encontrar la posibilidad de ejercer este derecho, respetando y sin ofender la institución del matrimonio, apuntó.

Reconoció que la decisión de la SCJN sí logró sentar un precedente legal, que aunque ahora está localizado en una sola entidad, podría extenderse a toda la nación, por lo que insistió en que debe defenderse la concepción de matrimonio que postula el catolicismo como única, sin desproteger “los derechos de las minorías.

Como cristianos, como católicos, tenemos otra concepción del plan de Dios acerca de la pareja humana, del hombre y de la mujer, del matrimonio, de tal manera que se pudieran (respetar) los derechos de las minorías, los derechos que las personas tienen de optar en su afectividad, sin, por así decir, ofender la institución tan grande que es el matrimonio, concluyó.