Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 9 de diciembre de 2012 Num: 927

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Dos poemas
Lukás Theodorokópoulos

La fiesta del teatro
Mariana Domínguez Batis

Puebla, nuevo espacio nacional para el
teatro internacional

Miguel Ángel Quemain

Héctor Azar, el
hombre y el teatro

Jorge Galván

El tío vania de
David Olguín

Enrique Olmos de Ita

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Galería
Ilan Stavans
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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El arte de divagar

Édgar Aguilar


Red de agujeritos,
Gerardo Deniz,
Ficticia/Universidad Veracruzana,
México, 2012.

Hubiese querido que el título de arriba fuese también de este modo: “El arte de divagar o de cómo escribir en tono jocoserio.” Me parece que cumple mucho mejor con lo que el lector puede colegir de este libro –espléndido–, en el cual se reúnen algunos de los artículos que Gerardo Deniz publicó entre 1994 y 2000 en su columna mensual de la revista Viceversa bajo el nada pomposo nombre de “Red de agujeritos”. Dicho nombre tiene su justificada y sobrada razón, pero no viene al caso abundar en ello.

¿Cuántos temas puede abordar un autor en el reducido espacio de una “sola página de revista”?  Y más aún, ¿de qué forma abordarlos? No es que Deniz adopte la consabida pose de sabiondo, sino que crea –a su particularísima manera– su propio discurso. El conocimiento que posee de las cosas logrará transmitírnoslo gracias a su capacidad e inventiva verbal que se traduce en ese estilo tan suyo que tiende a desconcertar: el humor cargado de altanería, el comentario agrio y agudo, la erudición que raya más en lo fantástico o lo absurdo que en lo creíble o lo concebible. Con todo, Gerardo Deniz se toma el asunto –cualquiera que sea éste– con la seriedad que amerita. 

Efectuar un listado de todos los personajes –y no personalidades–, situaciones, gustos y hasta aversiones que desfilan en Red de agujeritos sería tanto como cometer un atropello al autor. Lo realmente interesante aquí es que el artículo del que se trate no versará en rigor acerca de tal o cual tema, sino acerca de “muchos temas”: el texto como miscelánea o especie de patchwork. Esto lleva a Deniz a hacer relaciones –rodeos, divagaciones, saltos intempestivos, idas y retornos, así como vuelcos inesperados– de toda clase: históricas, literarias, lingüísticas, “psicoanalíticas”, científicas, y aun vivenciales... Digresiones que obedecen a su carácter jocosamente anecdótico.

Mas hay diversos matices. A propósito de una lectura de juventud que hiciera de unas obras sobre parapsicología de Eysenck, allá por 1958, al retomarlas varios años después, Deniz narra, sin perder nunca la idea y muy lejos de la sensiblería, un pasaje bellamente emotivo: “Ayer, repasando partes, sentí algo muy difícilmente definible, pero que por fortuna logré sacar a luz: era la sensación de caminar bajo árboles. Y en efecto, en Chapultepec leí numerosas partes de Eysenck (entre tantas cosas), donde los reflejos condicionados, P. E., se tornaban algo inesperadamente complejo”.   

Gerardo Deniz ofreció en su columna una verdadera cátedra de los alcances narrativos de un artículo de revista. En sus escritos podemos ver mucho de su más bien pesarosa labor como traductor y de su reticente paso por el Fondo de Cultura Económica. Habría que agradecer a su editor, Fernando Fernández, de la revista Viceversa por ser el encargado de la selección de los mismos, quien nos introduce en un breve y esclarecedor prólogo sobre los orígenes de Deniz en aquella publicación, además de regalarnos una entrevista con el poeta, que sirve de epílogo al libro.


Los escenarios nacionales

Raúl Olvera Mijares


Un siglo de teatro en México,
David Olguín,
FCE-Conaculta,
México, 2011.

Proponerse pasar revista a cien años de praxis en cualquier disciplina artística es un proyecto ambicioso y loable, más tratándose de la escena y los difíciles avatares por los que ha pasado en México. Siguiendo la costumbre –en la academia– de recopilar una serie de textos de varios autores, David Olguín reunió los aportes de críticos y gente de teatro poniendo particular énfasis en el carácter de escritores, más que de profesores universitarios, de los convocados, entre quienes se cuentan Eduardo Contreras Soto, Alejandro Ortiz Bullé Goyri, Flavio González Mello, Bruce Swansey, Rodolfo Obregón, Giovanna Recchia Signorelli, José Ramón Enríquez y algunos más, y desde luego también el propio coordinador, quien se halla al frente de Ediciones El Milagro.

Cuando Seki Sano llega a México –tras ser expulsado de Japón y Estados Unidos, pasar por Moscú y trabajar con Meyerhold–, estas son sus primeras impresiones: “En 1939 había mal teatro español, que nada tenía que ver con los Siglos de Oro. Teatro recitado, desligado de la realidad, fingido, de actuaciones fingidas. Creo que el carácter del mexicano se presta mucho para lograr éxito con el método Stanislavski.” A diferencia de lo que había sucedido en Inglaterra con el teatro isabelino y en Francia con la Comédie Française, que habían logrado mantener vivas la tradición del teatro clásico, en España la huella de Tirso, Lope y Calderón estaba prácticamente extinta. El teatro lo hacían recitadores que, con apoyo de apuntador y los mismos decorados ligeramente modificados, escenificaban una y otra vez el conocido melodrama o bien el sainete, por si fuera poco con acento madrileño. El concepto de puesta en escena les era por entero desconocido, y con él el acondicionamiento físico al que deben someterse los actores. El siglo XX en México marca la incorporación de estos nuevos conceptos con la llegada de múltiples influencias del exterior.

Una de las ventajas obvias de pergeñar una obra colectiva es la variedad, pero un inconveniente difícilmente salvable son las casi necesarias repeticiones, las cuales bien pueden verse como coincidencias o simple enarbolamiento de lugares comunes. Conceptos como la carpa, el teatro de revista, el texto como pretexto, la dramaturgia del actor, el predominio actual del performance, se esgrimen con frecuencia, al igual que ciertos nombres de gens de théâtre, como Rodolfo Usigli, Sergio Magaña, Emilio Carballido, Elena Garro, Óscar Liera, Hugo Argüelles, Vicente Leñero y Víctor Hugo Rascón, entre los autores, y entre los directores, Fernando Wagner, Héctor Mendoza, Héctor Azar, Ludwik Margules, Luis de Tavira. Algunos ensayos son más relevantes que otros. La agilidad y la facilidad de lectura es quizá una cualidad universal. En el libro, sin embargo, surge una serie de incertezas en torno a cuestiones de grafía con los nombres rusos y polacos y a veces con nombres de instituciones u obras en francés.


Teatro y renovación textual

Gerardo Bustamante Bermúdez


Timboctou,
Alejandro Ricaño,
Fondo Editorial Tierra Adentro,
México, 2012.

Timboctou se antoja una región lejana que en el contexto real alude a la ciudad Timboctú, cercana al río Níger, en la República de Malí. Tomando como pretexto la extrañeza del lugar y eventos sociales, el dramaturgo veracruzano Alejandro Ricaño acaba de publicar dos piezas teatrales clasificadas en el terreno de la farsa: Idiotas contemplando la nieve y Timboctou, que da título al libro. En estas obras el dramaturgo remoza no sólo la estructura teatral combinada con la narrativa escénica, sino que hace un guiño al teatro del absurdo para hablar sobre  la violencia y las políticas de sobrevivencia a las que los individuos deben de alinearse. Timboctou es la paradoja de lo cotidiano y grotesco; de la corrupción y su aparato estatal.

En las acotaciones, el dramaturgo recurre con frecuencia y acierto renovado a las estructuras narrativas y teatrales, sobre todo cuando habla sobre los pensamientos de sus actantes a la manera del discurso indirecto libre.

En Idiotas contemplando la nieve los personajes tienen una historia independiente que, no obstante, se relaciona con otras. Los temas tratados por el autor son la corrupción, la violencia, los deseos de poseer “algo”,  la explotación laboral y su correspondencia con el capitalismo salvaje, en donde los sujetos deben aprender a sobrevivir. Hombres y mujeres que recurren a las mentiras, al crimen y al peligro con el fin de conseguir algo de dinero que les dé felicidad; políticos corruptos e improvisados como resultado del compadrazgo y la corrupción; curas pedófilos coludidos con la mentira para secuestrar a un axolote son personajes inverosímiles que aluden a una dinámica social delirante del mundo contemporáneo.

La segunda pieza teatral que da título al libro se centra en la ciudad fronteriza de Tijuana. Asesinos a sueldo de un mediocre funcionario de la pgr improvisado y corrupto. Se trata de una obra construida a través de la paradoja burocrática de supuestos investigadores investigados por sus nexos con el crimen organizado, en donde se inventan chivos expiatorios para construir el entramado de la impunidad y todos son partícipes y responsables. La representación en este caso es un ejemplo de la mímesis aristotélica, sólo que desde la parodia perfectamente identificable por los mexicanos.

En estas dos obras el recurso del autor es el humor ácido mezclado con la cultura popular de los asesinos a sueldo; los absurdos del mundo contemporáneo nacional en asuntos como la política y su aparato de injusticias y corrupción.

Estas dos piezas se antojan no sólo para la representación escénica; su perfecta construcción dramática combinada con la narrativa permiten incluso pensar el texto para otros registros, como el radiofónico, y establecer el diálogo con una realidad mexicana grotesca y ofensiva.



La muerte y su erotismo,
Varios autores,
Tusquets,
México, 2012.

Son incontables los autores, entre muchos otros, de tres temas a su vez inagotables: el amor, la muerte, y la relación de estos dos últimos fenómenos que cruzan, de lado a lado, la existencia humana. En este volumen se recogen textos de diez escritores –Olga Alarcón, Julieta García González, Julián Herbert, Gabriela Jáuregui, José Mariano Leyva, Andrés de Luna, Miguel Maldonado, David Miklos, Eduardo Antonio Parra y Socorro Venegas– que engrosan el catálogo de la Colección de Erótica, dirigida por Luis G. Berlanga.



Sólo cuento. Tomo IV, varios autores,
Dirección de Literatura,
Difusión Cultural UNAM,
México, 2012.

Esta es la cuarta entrega de la serie que arrancó en 2009 y que ha venido recogiendo mucho de lo más interesante que en materia cuentística se halla disponible, no sólo de autores mexicanos –como aquí lo prueba la inclusión del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez– y no sólo de “consagrados”, como claramente lo son José Emilio Pacheco, José Agustín y Elena Poniatowska. La selección de los textos estuvo a cargo de un experimentado cuentista, Eduardo Antonio Parra, y el prólogo corre por cuenta de otro cuentista habilidoso, David Toscana. Veinticinco autores en casi cuatrocientos folios, para una antología o florilegio que, como bien dice el prologuista, “nadie leerá del mismo modo” sino, felizmente, de uno propio e intransferible.



Los hijos de Riosi y Riablo. Fiestas grandes y resistencia cultural en una comunidad tarahumara de la barranca,
Ana Paula Pintado,
Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, 2012.

“Además de mostrar su complejidad, belleza e importancia simbólica […], esta obra explica la trascendencia del ritual [las fiestas grandes] y el lugar que ocupa en la cosmovisión tarahumara”: así presentan los editores, elocuentemente, buena parte del contenido y el cometido de este volumen, que debemos a la generosidad de su autora, la doctora en antropología Ana Paula Pintado, quien de este modo da doble testimonio: en primer lugar, de la riqueza cultural impresionante del pueblo rarámuri; en segundo, de la importancia fuera de toda duda que tiene el conocimiento y la preservación de nuestras culturas originarias.



El escritor como migrante,
Ha Jin,
Vaso Roto,
México, 2012.

En virtud de los acontecimientos que han marcado su paso por el mundo, este escritor chino pertenece a la misma estirpe de Conrad, Nabokov, Naipaul, Cavafis, Kundera y Sebald, entre varios otros: la formada por autores que, debido a razones o a sinrazones diversas, se han visto obligados a dejar ora el sitio donde nacieron, ora la lengua que se habla en ese sitio, es decir, su lengua madre o, en otras palabras, su más íntima y reconocible patria. De los exilios del pensamiento y la escritura, de su desenlace en muchas ocasiones más que afortunado, habla Jin en este libro en parte autobiografía, en parte libre ensayo en el que encara, sin rodeos ni ambages, las dificultades que se viven cuando también se es un migrante –podría decirse– del propio pensamiento.



Apuntes sobre literatura barata,
Jorge Flores Oliver,
Fondo Editorial Tierra Adentro,
México, 2012.

En la portadilla del volumen se completa el título de la obra, así: “cómics, novela gráfica y literatura visual”. Asimismo, en la segunda de forros se informa al lector desavisado que Flores Oliver es quien firma sus dibujos como Blumpi. Este par de datos dejan ubicar mejor las coordenadas en las cuales se enmarca el libro: trátase de un ensayo escrito por todo un especialista en el tema, bien conocido por los afectos a estos géneros literarios, y trátase asimismo de una revisión/reflexión en torno a la mal llamada “literatura barata” –concepto empleado aquí con evidente ironía– que aúna dos cualidades poco acostumbradas a convivir en un mismo espacio ensayístico: brevedad y profundidad.



Pentimenti (cuentos en retrospectiva, 2011-2004),
Manuel R. Montes,
Taberna Libraria Editores/Ediciones de Medianoche,
México, 2012.

Ganador, entre otros reconocimientos, del Premio Juan Rulfo para Primera Novela en 2007, y del de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos en 2009, así como editor, maestro en Literatura por la BUAP y colaborador en diversas publicaciones, este zacatecano de nacimiento es un narrador de pura cepa, que a sus treinta y pocos años ya posee una voz muy suya. Los doce cuentos aquí reunidos, a los que antecede una ácida “Expiación y anacronía”, lo demuestran a suficiencia: ordenados del más reciente al más antiguo, parecieran haber sido escritos cada uno por un autor distinto pero, al evocarlos en conjunto, y sobre todo al releerlos, es claro que se trata de un solo autor, felizmente capaz de desdoblarse en muchos.



Un minuto de retraso sobre lo real,
Abbas Beydoun,
Vaso Roto,
España, 2012.

Traducido y prologado por Luz Gómez García, esta es la reunión de tres obras fundamentales de este enorme poeta libanés: Una temporada en Berlín (2005), Puertas de Beirut (2007) y La muerte nos toma las medidas (2008). La traductora y prologuista, Luz Gómez García, sostiene, y con razón, que Beydoun “es un maestro de la escenografía abstracta, transmuta mundos y monta escenarios en una frase, superpone planos y maneja con soltura personajes y semiseres, que van y vienen de un poema a otro y hasta de un libro a otro”. Habrá de comprobarlo el lector cuando regocije sus sentidos en la presente, breve, pero sustanciosa muestra del arte poético de un autor que muestra, en su poesía, rasgos tanto de rupturista como de feliz heredero de una rica y añeja tradición literaria.