Opinión
Ver día anteriorJueves 6 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Melón

Zoi-lapianista

A

l llegar a la presentación de los Puerto Rico All Stars, gracias al señor Miguel Herrera que me proporcionó una pulsera, pude acceder al camerino y darme cuenta de que Papo Lucca tenía una máscara de oxígeno. No supe a ciencia cierta qué le pasaba, lo real fue que no tocó. No pude saludarlo, tampoco despedirme; sin embargo, me esperaba una gratísima sorpresa con una criatura del señor conocida como Zoi-la pianista.

En otras actuaciones de la Sonora Ponceña me encontré con Héctor Infanzón, pero esta vez no apareció. Sin embargo, esta niña suplió a Papo con algo que no es baba de perico inglés, según mi punto de vista, al leer a primera vista y con la responsabilidad de suplir a quien ha demostrado calidad aquí, allá y acullá. Ojalá sorpresas así me las siga encontrando lo más seguido posible.

Desde aquí mi humilde felicitación mientras puedo dársela personalmente –porque no tengo el gusto de conocerla–, pero sí me endulzó el oído y sacó con dignidad el apuro de los All Stars de Borinquen. Asimismo, deseo que lo de Papo no sea nada más que pasajero. A propósito de este pianista oriundo de Ponce, mi amigo Chano me platicó que al escuchar el programa de Deborah Holtz, esta otra criatura del señor, estrenó un número que Papo le dedicó a su papá, y está muy bueno. Este homenaje habla de unos zapatos. Por mi parte, esperaré a escucharlo, pues lo que Chano recomienda y Papo ejecuta no deja lugar a dudas.

He sido objeto de sorpresas agradables y, aparte de sorprendido, estoy muy agradecido. Resulta, mi asere, que me llegó un emilio enviado por el señor César Dabeat Chávez con una investigación impresionante, digna de admiración, en la que aparecen nombres de figurones que me hicieron regresar a un pasado, mejor dicho –como expresó José Alfredo Jiménez–, saqué juventud de mi pasado. En su emilio nombra a Charlie Parker y Dizzy Gillespie, junto a otros monstruos del jazz para decirme que también admira a Cachao, Bebo Valdés, Tito Puente, Cándido Camero y muchos más que me hacen volver a mis principios en el son y felicitar al señor Chávez. Confiesa tener 28 años, pero me hace intuir su buen gusto porque una vez más está claro que popularidad no es sinónimo de calidad.

La verdad, este emilio no sólo me llamó la atención; me conmovió hondamente porque adivinó lo que la música significa para este enkrukoro y eso a mí me menea de la misma forma que cuando Chano me invita a ver los videos que trajo de Venezuela y los que le vende El Tirantes. Esta música ha sido mi amor durante muchos años y espero que me acompañe hasta que cante El manicero. Además, monina, le aseguro que si me voy mañana, me iré contento porque el son me ha dado lo que nunca soñé.

Por lo pronto, un recuerdo cariñoso y lleno de admiración para los compañeros que formaron los grupos en que desarrollé mi trayectoria, sin olvidar a los grandes soneros que me fui encontrando por el camino hermoso del jícamo, saoco y sabor. Empezaré según la memoria me lo permita: Benny Moré, Lalo Montané, Homero Jiménez, Tony Camargo, Vicentico Valdés, Mario Risitas, Mariano Oxamendi, Lara, Julio del Razo, Cheo Marquetti, Miguelito Valdés y Cascarita. Otro día sigo porque más tarde llegaron muchos más que gozaron de la hermandad que era el gremio sonero y no había lugar en que no se tocara con ganas.

Había muchos y antes de que me llegue el alka-seltzer debo recordar al Flaquito Henry Masselín que dio lugar al desarrollo profesional de muchos soneros, entre ellos su enkobio; dueño, además, de un repertorio sensacional envidiado por muchos grupos y que era distintivo de sus angelitos. También tenía mucho ingenio y corazón noble; poseía una colección de discos impresionante, en la que muchos aprendimos los éxitos de moda con intérpretes como la Orquesta Casino de la Playa, el Conjunto Casino, Nelo Sosa, Cascarita, Arsenio Rodríguez y Arcaño. En fin, lo último en el ambiente de aquí que se perdieron los que despreciaron esta música, que hasta el nombre le han cambiado porque ahora están de moda las etiquetas. Para acabarla de amolar, en este México de mis amores lo que siempre hay es gente que lo cree suyo, y eso la verdad me llena de impotencia porque no es justo. Pero lo único que me consuela es que lo peor no me va a tocar porque lo más lógico es que muy pronto me pinte de colores, el libro que estoy escribiendo se publique cuando felpe y así no me puedan demandar todos aquellos que voy a sacar a balcón. ¡Vale!