Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 2 de diciembre de 2012 Num: 926

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Arte chileno reciente: política y memoria
Ana María Risco

Tres poetas chilenos

Carnaval chileno
en Guadalajara

Patricia Espinosa

Doce minificciones

La cultura en Chile,
antes y ahora

Faride Zerán

El libro en Chile, una promesa democrática
Paulo Slachevsky

Calderón y el colapso
de los principios

Augusto Isla

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Columnas:
Jornada de Poesía
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Paso a Retirarme
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Juan Manz o la búsqueda del sentido poético

César Arístides


Dispensario,
Juan Manz,
Editorial La Otra, col. Temblor de cielo,
México, 2012.

Juan Manz (Cd. Obregón, Sonora, 1945) es dueño de una obra poética intensa y creciente que lo ubica como una de las voces más sólidas del norte de México, Tres veces espejo (1996), Padre viejo (con versiones al francés e italiano, 2000) y Molinar sin aspas (2010), entre otros libros, son una clara muestra. Sus temas son la búsqueda de la palabra precisa para anunciar origen, el soliloquio que alude al paso del tiempo y la atención a las entidades míticas de sus ancestros y sus poetas.

Dispensario es una bella continuación de sus reflexiones, compuesto por una serie de poemas fragmentados, donde recurre a la experimentación y a la melodía para seducir con sus cantos. Odas de viaje e introspección, de alumbramiento y travesía, los versos dialogan con el frío, descifran el misterio de las zonas remotas al tiempo que anhelan la voz en los escenarios contemplados: “Porque el hielo/ cima las montañas/ y cuelga/ sus hamacas blancas/ entre ladera y ladera/ escurre/ rebosa el glaciar/ que pisaremos/ congela el aluvión/ de espíritus azules/ y almas blancas/ que ya nos velan/ subhieláneos a distancia.”

Cada poema es un vuelo para cercar el destino y dar con la semilla de la identidad. En “Alaska” la travesía es mirada que apresa el frío y el espacio para escribir la remembranza, como advertimos en la cita anterior; en la siguiente estancia: “Library”, los versos son un pretexto para hablar de la escritura y sus hallazgos, a partir de la lectura de Eliot. Manz medita sobre el súbito encuentro de una biblioteca en un barco, elabora una serie de variaciones sobre lo escrito y lo aprehendido: “Ahora/ para lo que quiero expresar/ propongo/ la siguiente analogía:/ a cambio del río interior/ a que Eliot se refiere,/ presumo tener/ en este largo pasillo/ que me trajo/ a esta pequeña librería/ al río de mi otro/ y en esta ocasión/ sin tiempo/ a quien escribe este poema.” El otro es el que escribe, pero también lo es el poema, el otro es quien lee/escribe, para hacer de la metapoética una voz serena.

Lector devoto de Walt Whitman, no podían faltar en estos paseos el diálogo vivo con el poeta de la esperanza, y en “Última cruzada” pregunta al capitán sobre las fatigas y batallas del espíritu, lo convoca y dignifica su legado. El capitán de Whitman es para Manz el poeta que acompaña sus divagaciones; el invocado es comparsa en travesías, viento que dicta el rumbo y el sentimiento necesarios: "Oh capitán... mi capitán.../ nuestro brumoso viaje ha terminado.../ .../ Quiero decirle que casi ha ganado –con ésta–/ una cruzada más/ para su honroso historial/ como marino/ [...]  Y que a pesar de que nunca/ apareciera en la cena formal/ a que fuimos convocados a su nombre/ le estamos muy reconocidos/ por traernos de regreso.” Por traer de regreso al poeta que dialoga con su mentor, por traer de vuelta a la poesía.

El viaje para Juan Manz es perpetuo, circular e insistente, así regresa al terruño donde canta el desierto, o a Europa donde brotan sus orígenes, a los cielos ajenos que le traen el recuerdo de su padre: “Otra vez aquí/ Padre/ ahora camino a Lucerna/ recordándote/[ ...]  haciendo mías/ las preguntas/ que no te hice cuando niño.” Y después del llamado de la sangre (“Aires de añoranza”), el poeta se despide con “Salut au Whitman”, sella el círculo, las travesías, y deja en suspenso la búsqueda del poema y de la identidad, pregunta al poeta (a él y a Whitman) qué mira en el horizonte, qué paisajes y palabras: “Tú me enseñaste,/ Walt Whitman,/ a amar la poesía,/ a desprenderme de prejuicios/ que pudieran reprimirme,/ para volar a plenitud la noche misteriosa/ de mi alma y de mi cuerpo...”

Dispensario, prologado con esmero por Martha Canfield, reúne señales de viajero y alabanzas que nacen de la travesía, una serie de poemas que buscan la voz y el misterio del poeta alabado, una indagación preclara en mares y memoria para saber de nuestra estirpe.


El vacío como recordatorio

Ricardo Guzmán Wolffer


Desmantelamiento de la ciudadanía. Políticas de terror
en la frontera norte,

Héctor Domínguez Ruvalcaba y Patricia Ravelo Blancas,
UAM-Iztapalapa,
México, 2011.

Hablar sobre Ciudad Juárez, cuando tiene años que la prensa nacional ha ido disminuyendo las notas sobre la violencia que ahí es cotidiana, es un acto de justicia sustitutiva ante la ineficacia gubernamental. El número de asesinadas en condiciones de un terror que en otros lugares ni siquiera se comprende, ha resultado un olvido más en una administración donde los muertos sobran por todo el país. Cada muerto es importante, también cada ciudad perdida en manos de los empistolados, oficiales o no. La investigación de Domínguez y Ravelo confirma que no todo es tan sencillo como poner retenes o esconder información.

Ciudad Juárez es emblemática por muchas razones. En algún viaje a España me tocó ver en la librería del Museo Reina Sofía un libro sobre las asesinadas de Juárez: estaba en la oferta de libros de ciencia ficción. En otras partes del planeta ni siquiera se piensa en una ciudad donde las calles son privadas, la noche también, y muchos parientes de víctimas prefieren arriesgar la vida en sus propias investigaciones, antes que acudir a la policía local, estatal o federal.

El libro está dividido en tres ángulos: la imagen de la ciudad, la vida juvenil, y las políticas del miedo y sociedad del goce. En cada uno se advierte la mirada profunda que no por extensa es ineficaz. Es una ciudad donde las maquiladoras, con sus privilegios derivados del dinero y trabajo aportado a la sociedad, han preparado el camino para que se tome como mercancía al cuerpo humano, ahí sí, sin diferenciación de sexo o edad. Las implicaciones de ello revientan la sociedad por muchos campos. La privatización de los espacios nocturnos públicos es uno de varios. Se requiere tener un arma y estar dispuesto a usarla para salir de noche. Quizá la parte más básica del nuevo orden criminal sea la sociedad estructurada en varios niveles: la economía pública y la clandestina; las entidades públicas, donde se supone que reside el poder legítimo, y los grupos paralelos que cumplen funciones públicas (cobran impuestos, imponen horarios, limitan actividades, deciden la vida de hombres y mujeres, etcétera); la imagen oficial y la imagen al interior de la sociedad; los derechos humanos y la virtual suspensión de garantías legales; la huida de las clases pudientes y la expansión de los delincuentes vueltos nuevos ricos. Entre muchos.

La meticulosa investigación sobre Ciudad Juárez termina por recordarnos que esa ciudad otrora esplendorosa apenas fue la puerta por donde entraron al país la desolación y la muerte, ahora innegables y, al parecer, imbatibles. Tristemente, las conclusiones del trabajo podrían aplicarse a todo el territorio nacional: para iniciar la cura, hay que reconocer la enfermedad. Habrá quien no la sepa tan profunda.

Un libro indispensable para comprender el deterioro nacional.


Orientación para orientadores

Ricardo Yáñez


Manual del buen promotor. Una guía para promover
la lectura y la escritura,

Felipe Garrido,
Conaculta,
México, 2012.

Acaso el principal encanto de este libro consista en, como bien el subtítulo anuncia, no separar la lectura de la escritura, en extender una invitación al lector a pasar del consumo a la producción, para la mejor comprensión del fenómeno de la lectoescritura –o de la escritolectura. Sutilmente dosificada, la invitación, que se reitera de vez en vez, pudiera –no es así– dejar la impresión ya de un cliché, ya de una obsesión, pero contrariamente suscita la idea de estar hecha –y ¿por qué no?, calculada– desde la comprensión del fenómeno mismo, desde la voz de alguien inmerso desde siempre en una maraña de signos (letras, sílabas, palabras, comas, acentos, puntos y etcétera) que de pronto se resuelve en universo. Un universo que se agradece, y humilifica.

El guía es sobre todo atento con sus (posibles o seguros) lectores. Su tono, modesto, atempera el ánimo (admirativo) con que emprende la encomienda. Difícil, se sabe, es para cada autor dar con el tono de cada libro. Repetiré: modesto y admirativo a la vez es el de éste, no tanto un buen, sino un justo tono.

Confronta el libro lo utilitario y lo autónomo en relación con la lectura y la escritura, y –sin menospreciar necesidades– apuesta por lo segundo: la libertad en la elección de leer, de escribir. De otro modo dicho, por el gusto, por el placer.

Entre las conclusiones el hecho de que los promotores de lectura en el país enfrentan un doble reto: “Convertir en lectores autónomos capaces de escribir” a treinta millones de personas mayores de quince años, “alfabetos que no han rebasado los límites de la lectura utilitaria”, y ocuparse de que los menores de esa edad terminada su educación básica sean, “como resultado de esos diez o doce años pasados en las aulas, lectores autónomos, capaces de comunicarse por escrito con precisión y claridad”.

Nombremos algunos de los capítulos: Escribir es tan importante como leer, El buen promotor tiene que ser lector, Cómo elegir un texto para niños, Ilustraciones, Sentido y significado, ¿Hasta dónde hace falta comprender?

En relación con los dos últimos mencionados, el hecho de que gracias al sonido muchas veces el non sense, el sinsentido, pueda volverse sentido, y esta nota: “Lo importante no es entenderlo todo desde un principio: eso es imposible. Lo importante es hallar en lo que leemos suficiente sentido y significado para interesarnos en seguir leyendo.”

Un apartado entrañable es aquel en que Garrido hace una semblanza de su abuela lectora (en voz alta, en grupo) de los hermanos Grimm, donde se advierte que “el gusto por la lectura no se enseña”; “se transmite, se contagia”. Y, por otra parte, en un paréntesis, y esto reafirma la consigna de otro capítulo: “No es que leer sobre la lectura haga daño, pero no es lo primordial. Lo cardinal es que los promotores sean lectores.”

A diferencia del habla, hacia la cual como especie tenemos una disposición natural, “no existe hacia la escritura una prioridad biológica similar.” La segunda depende de la educación. De ahí la importancia de los promotores, que consistiría en hacer “crecer el número de lectores autónomos, capaces de escribir”.


Una llave maestra

Juan Puga


La llave dorada,
Shankalé,
Octavio Antonio Colmenares y Vargas editor,
México, 2012.

Todos alguna vez hemos atravesado por problemas sentimentales, económicos o existenciales; a todos nos ha fallado un proyecto, una conquista, una relación, un negocio, en fin… Cuando nos sentimos desdichados y peligrosamente cerca de tocar fondo, recurrimos –con sus honrosas y numerosas excepciones– a algún libro, publicación o método que nos ayude a salir de la angustia o que nos consuele un poco de la desazón o depresión que nos producen los vaivenes y volteretas de la vida. En esos momentos podemos recurrir a tantos autores como tamaños, ediciones, portadas y demás atractivos editoriales nos ofrecen las librerías y escaparates, algunos muy especializados en estos temas, como los Vips, los Sanborns, etcétera… Sabemos, también, que no todos dan en el clavo; algunos nos bombardean con explicaciones tan incomprensibles y complejas que preferimos seguir con nuestras desdichas a cuestas y otros son tan optimistas y promisorios que, si llegan a convencernos de algo, es de que no hay nada más falso que una fórmula secreta o una panacea milagrosa para devolvernos el ánimo y el optimismo. Transmitir la sensación de felicidad y alegría no es tarea fácil.

La llave dorada, es un libro muy bien escrito y, a juzgar por su contenido, producto de una profunda y honesta reflexión que pone de relieve el hecho de no haber sido concebido como modo de lucrar. Lo que en él se transmite son sinceros pensamientos, consejos y ejercicios sencillos y agradables. En sus trece capítulos La llave dorada, logra transmitirnos un estado de paz interior que nos ayuda a deshacernos de la idea de que un estado semejante es algo muy difícil o imposible de alcanzar. Shankalé, el autor de esta pequeña obra, parte de un momento de intensa satisfacción y alegría, asesorado por diversos autores, cuidadosamente elegidos, como Sigmund Freud, Wayne Dyer, Deepak Chopra y Carlos Castaneda, entre otros, para entregarnos pensamientos y orientaciones hacia un modo de convertir nuestros sueños en realidad, con excelentes y casi inmediatos resultados.



Cuento chileno contemporáneo. Breve antología,
Poli Délano (compilador),
Dirección de Literatura,
Difusión Cultural UNAM,
México, 2012.

Que lo diga el propio compilador, él mismo cuentista, chileno de nacionalidad y, por lo tanto, gran conocedor de lo que su país ha producido en el género: “En los cuentos incluidos se encontrarán vivencias humanas intensas, fuertes, dramáticas, conviviendo con lenguajes y estilos tan heterodoxos como funcionales a las historias narradas.” Aclara Délano que en este volumen sólo han sido incluidas “dos generaciones de escritores que se encuentran en producción en la actualidad: la de los Novísimos o de los ’70 y la de los ‘80 o N.N.” Encontrará el lector veintitrés distintas voces, incluyendo algunas bastante conocidas, como las de Antonio Skármeta y Ariel Dorfman.



Doce en punto. Poesía chilena reciente (1971-1982),
Daniel Saldaña París (selección y prólogo),
Dirección de Literatura,
Difusión Cultural UNAM,
México, 2012.

Como “un golpe de aire fresco y una provocación para que el lector abandone de una vez las certezas poéticas” definen los editores esta recién preparada asamblea compuesta por las más recientes generaciones de poetas chilenos. Saldaña, el antologador y prologuista, además de poeta él mismo, posee otros dos atributos que necesariamente han influido en la preparación de este volumen: es joven –nacido en 1984— y no es chileno. En otras palabras y generacionalmente hablando, oye bien de cerca las voces poéticas que suenan aquí, y lo hace sin que lo distraigan chovinismos nacionalistas.



Fósil. La llamada de Emmanuel Lévinas,
Marcelo Schuster,
Ediciones Sin Nombre,
México, 2012.

Lituano de nacimiento, brevemente avecindado en Ucrania y más tarde en Francia –país del cual adoptó nacionalidad–, el filósofo y escritor Lévinas no es un pensador sencillo: discípulo y luego intensísimo detractor de Heidegger, el autor de El Tiempo y el otro, De la existencia al existente, así como infinidad de ensayos sobre judaísmo, sostuvo intensos diálogos con Maurice Blanchot, Jacques Derrida y Jean-Luc Nancy, entre muchos otros. En este libro, el doctor en filosofía Marcelo Schuster “plasma uno de los caminos más extraños y provocadores del pensamiento contemporáneo”: el trazado por dos pensadores cercanos-distantes, como lo son Lévinas y Nancy.