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Ciudad Perdida

Más al currículo de Orozco

Contratos ¿secretos?

El futuro de Lobo

L

a noticia de las relaciones, hasta ahora inconfesables, entre el Instituto de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Distrito Federal y Rand Corporation, una poderosísima empresa acusada de militarista, que se publicita como un think-tank (laboratorio de ideas) y tiene oficinas en este país desde el año pasado, levanta una serie de interrogantes que deben tener respuestas claras y precisas por las autoridades de la ciudad de México, lo antes posible.

Este nuevo capítulo en el historial de la señora Esther Orozco, ahora rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y directora del Instituto de Ciencia y Tecnología de esta ciudad cuando se contrató a esa empresa, debería tener una explicación más que transparente. Pero algo, inconfesable, se oculta en esa sociedad, para que desde el mismo gobierno la marque como reservada por siete años, para que nadie se entere qué trabajo realizó en el periodo de la señora Orozco.

Para darnos una idea de lo que significa Rand Corporation, se debe decir que cuenta con más de mil 700 expertos que operan en 50 países, en el mercado del análisis de las política públicas. Tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, la empresa está catalogada, desde sus principios, allá por los finales de la Segunda Guerra Mundial, como el estandarte del imperialismo, calificativo que desde luego deberían conocer las autoridades del Gobierno del DF al permitir a esa empresa hacer cualquier tipo de trabajo en nuestro país.

Pero lo peor no es que se les permita laborar aquí; lo peor es que se oculte la información acerca de esos trabajos. ¿Qué es lo que se quiere ocultar? ¿Cuál es la naturaleza real de las labores realizadas? ¿A qué temen las autoridades, que han preferido sellar la información a ese respecto? ¿Sabía el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, a quién y para qué se destinarían los contratos que se dieron a la firma?

Como se puede observar, la carrera de Esther Orozco en la administración pública tiene una serie de tropiezos, que más que llamar la atención llaman a escándalo, y si por lo que hace a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México las llamas de esos escándalos parecían no tocar directamente a Marcelo Ebrard, ahora lo ponen muy cerca de la hoguera donde ya se incendió la figura de la rectora de esa universidad.

El precio que empieza a pagar el gobierno de esta capital por los errores –si así se les puede llamar– de la señora Orozco debe preocupar necesariamente a los ejes políticos de la ciudad. Por eso ya no caben mediaciones ni mayores instancias de arreglo. ¿Será posible que en la UACM se quiera mantener a la rectora a pesar de todo? Se está al final de un sexenio en el que, según las encuestas, se ha construido un capital político para Marcelo Ebrard. ¿Vale tanto la señora Orozco como para que desdibuje el empeño de seis años de trabajo?

Hace tiempo que este problema, que tiene nombre y apellido, se hubiera podido solucionar con un poco de sensibilidad política, pero se ha dejado crecer no sólo en contra, ahora del jefe de Gobierno, sino de los estudiantes de esa universidad, que pertenecen a un proyecto muy alejado de los intereses de la señora Orozco. Aún no es tarde para dar una respuesta a lo legal, y no al capricho dentro de la UACM, pero el tiempo cada vez es más corto.

De pasadita

Dicen que no hay mejor binomio que el del hambre y las ganas de comer, y aquí en el DF eso parece aplicarse con todas las de la ley al PRI y el asambleísta del PRD Víctor Hugo Lobo. En el primer caso, el Revolucionario Institucional no tiene en el DF quien pueda levantar su bandera. Si bien es cierto que nadie como María de los Ángeles Moreno conoce la problemática citadina, ella ha preferido el trabajo legislativo a la lucha en la arena partidista, así que nada mal les caería la llegada de Lobo, que, aunque joven, ya tiene la experiencia política suficiente para dar el jalón que esperan los priístas. Y es que Lobo está desesperado porque en el PRD lo han dejado solo, y cada una de las promesas políticas que se le hicieron se ha roto, por lo que, más que un rumor, su afiliación al PRI parece un acto de sobrevivencia. Lo malo para los amarillos es que con él se iría buena parte de la delegación Gustavo A. Madero, entre ésta, la jefa delegacional. ¡Vaya problema!