Sociedad y Justicia
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Instan a crear red de áreas marinas protegidas de América del Norte

El aumento de temperatura del agua afecta alimento de peces y otras especies
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de octubre de 2012, p. 45

El cambio climático ya afecta los océanos y a las especies que dependen de ellos. La temperatura del agua más alta afecta la presencia del alimentos de peces y mamíferos marinos y el aumento en el nivel del mar en las costas incide sobre los sitios de anidación de tortugas y los hábitats de aves marinas, señaló la Comisión de Cooperación Ambiental para América del Norte.

Por ello consideró necesaria la creación de la red de áreas marinas protegidas en la región, ya que la interconectividad de sus océanos, la diversidad de vida marina y los cerca de 2 mil áreas marinas protegidas que alberga, hacen de América del Norte una zona ideal para realizar pruebas piloto de esta iniciativa mundial.

El organismo publicó esta semana las directrices científicas para la creación de redes de áreas marinas protegidas en un contexto de cambio climático, en colaboración con el Consejo Internacional para la Exploración del Mar y con base en el trabajo de 33 expertos de América del Norte.

En el documento plantea que el ciclo del carbono se ve afectado por las temperaturas más cálidas y la acidificación de los océanos, lo cual da por resultado el blanqueamiento y la mortalidad de los arrecifes de coral, importante hábitat y zona de reproducción submarina de numerosas especies de peces, mariscos y crustáceos de vital importancia para el ser humano.

Esto también repercute negativamente en sumideros naturales de carbono como manglares, marismas salobres, pastos marinos y humedales intermareales, ya que reduce su capacidad para captar y almacenar dióxido de carbono procedente de la atmósfera.

El documento mencionó que se espera que el cambio climático afecte de manera distinta a poblaciones, hábitats y ecosistemas, dependiendo de sus características básicas. Aunque hay muchas dudas sobre la velocidad y la estructura espacial del futuro cambio climático, es necesario considerar las alteraciones probables y posibles al planear la gestión de los ecosistemas.

Precisó que las directrices se dividen en cuatro rubros que son la protección de especies y hábitats con una función crucial en los ecosistemas o cuya conservación es de particular preocupación; proteger posibles sumideros de carbono; proteger los vínculos ecológicos y las rutas de conectividad de una amplia gama de especies, y proteger toda la gama de la biodiversidad presente en el área geográfica objetivo.

Agregó que las redes de áreas marinas protegidas se deben concebir de tal forma que queden integradas, se sustenten recíprocamente y se orienten al mantenimiento de funciones, servicios y recursos ambientales fundamentales. De este modo podrán ofrecer un mecanismo que ayude a la adaptación de los ecosistemas a los efectos del cambio climático, así como a su mitigación.