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El Nobel de Literatura 2008 charló con Jean Meyer en el Hay Festival de Jalapa

Luis González y González es un ejemplo de la unificación de estilo y lenguaje: Le Clezio
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 9 de octubre de 2012, p. 5

Jalapa, Ver. Dos escritores nacidos en Francia. Uno franco-mauritano y otro franco-mexicano: Jean-Marie Gustave Le Clezio y Jean Meyer abrieron las conferencias del Hay Festival.

En una charla con el escritor mexicano Martín Solares, compartieron anécdotas de vida y experiencias dentro de la literatura, con un especial reconocimiento al historiador mexicano Luis González y González.

El lenguaje no nos pertenece, es un bien común, y percibir el lenguaje como una especie de antigua vida quiere decir que somos servidores del lenguaje. Éste es superior al ser humano, dijo Le Clezio, Nobel de Literatura 2008, y recordó que cuando era niño le fascinaban los diccionarios. “Era la Segunda Guerra Mundial y había pocos libros. En la biblioteca de mi abuela había una buena colección de diccionarios que se llamaban Diccionarios de conversación, de 1857, que eran para mujeres, para que cuando se casaran dieran prueba de alguna cultura a su marido. Esos diccionarios fueron hechos por muy buenos escritores, entre ellos Victor Hugo. Así que mi primer contacto con las letras fue de la A la la Z, de América hasta Zanzíbar”.

Cuestionado acerca de si es posible la separación entre estilo y forma a la hora de escribir, Le Clezio señaló que eso es separar la piel del cuerpo, o la mirada del ojo, y cedió la palabra a Meyer para hablar acerca de Luis González, quien, aseguró el Nobel, es un ejemplo de la unificación de estilo y mensaje.

Ambos deben al historiador mexicano su acercamiento con este país y los dos coinciden en señalar que revolucionó la forma de concebir la historia de México, porque el estilo era la mitad del mensaje: era la historia de una pequeña comunidad que puede ser tan importante como toda la historia nacional, que recupera toda la riqueza del español hablado, dijo Meyer.

Fue González y González quien me ofreció un punto de vista diferente de México, añadió Le Clezio.

“Todos los libros que he escrito son los que me han contado mis amigos, como El atestado, o en La fiebre, que eran pequeñas historias que me contaron mi familia y amistades”, dijo. Ocurre lo mismo con las novelas. Hay una conexión estrecha entre la imaginación y la verdad histórica, a veces las verdad histórica desaparece y se necesita un cuentero, un escritor o una persona como mi madre para que la memoria no desaparezca.

La situación que atraviesa México también fue tema de la conversación: No podría decir que México está en guerra, sino atravesando una situación difícil. No es de guerra, es tiempo de reunirse, como hacemos ahora, de hablar y tratar de crear un frente de resistencia contra la violencia. Es un país de alto nivel cultural, intelectual, ha sido un faro para América Latina, dijo Le Clezio.

Esperanzas y desilusión

Jean Meyer recordó una vez más a Luis González, fundador de El Colegio de Michoacán, quien “era incorregible en su optimismo. Cada seis años, cuando comenzaba un nuevo sexenio, decía: ‘ahora sí las cosas van a mejorar’, después no se hacía ilusiones pero tampoco perdió la esperanza (...) Es imposible disimular que la violencia hoy día, ligada al narco, es un problema muy serio que viene desde lejos, durante muchos años no lo vimos, quienes pudieron no quisieron verlo”.

Con todo, añadió, México no es el de hace 50 años.

Una posible salida es unirse y luchar por las vías verdaderas, que son las de la cultura, la educación, la unidad familiar. Todos esos elementos que componen la sociedad. Por eso necesitamos más humanistas como don Luis González, quien fue una figura contraveneno, respondió Jean-Maríe Gustave Le Clezio a una pregunta del público.

Al respecto, Meyer destacó que Luis González tenía un proyecto para reformar la enseñanza de la historia desde la escuela primaria hasta la preparatoria. En la primaria enseñar la prehistoria, y después ya en la preparatoria enseñar la historia nacional. Esa es una propuesta sanísima para el mundo entero, pero para que el gobierno y los gremios de maestros lo entiendan eso es difícil.