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El filipino fue abucheado en la Arena Ciudad de México por las polémicas decisiones previas

No era mi intención pelear con otro mexicano, señala Pacquiao

Ante más de 10 mil personas anunciaron el cuarto combate que sostendrá contra Juan Manuel Márquez

Que se prepare porque también voy a ganar esta pelea, aseguró el pugilista nacional

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Manny Pacquiao y Juan Manuel Márquez se enfrentarán el 8 de diciembre en las VegasFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de septiembre de 2012, p. a13

Manny Pacquiao parece imperturbable. Ni el gigantesco coro de rechazo de las más de 10 mil personas que asistieron a la Arena Ciudad de México lograron alterar su semblante tranquilo. Es la presentación del cuarto combate que sostendrá ante el mexicano Juan Manuel Márquez, cita que se antojaba previsible ante la polémica victoria del filipino en noviembre pasado y por el éxito comercial que ha tenido esta rivalidad.

Los asistentes han dejado claro que aquel tercer pleito fue una afrenta para el boxeo nacional y en cada mención o cuando tomaba la palabra el Pacman se escuchaba una sonora rechifla y abucheo ensordecedor. Juan Manuel es el ídolo local y el público se lo recuerda.

No era mi intención pelear con otro pugilista mexicano pero así se dieron las cosas, dijo en español el peleador filipino para ganarse a la audiencia fervorosa y sólo por esta vez reconoce el gesto de las palabras y no lo repudia. Luego recuerda noviembre y los jueces decretando el triunfo para Pacquiao y estallan de nuevo los reclamos.

Cortés, Pacquiao no lanza desafíos ni minimizó a su contrincante como se estila en estas reuniones. Se limita a reconocer el valor de Márquez y anticipa que seguramente será una gran pelea la que protagonizarán el 8 de diciembre en Las Vegas.

Estoy contento de enfrentarlo otra vez, es un guerrero, uno de los mejores del mundo, elogia a quien intentará abatir dentro de poco más de dos meses.

Cuando Dinamita tomó su turno en el micrófono repitió lo que ha declarado tantas veces desde aquella fecha en la que considera que fue más clara su superioridad con los guantes. La ovación que recibe, apenas lo mencionan, hace evidente que es el boxeador más querido por la afición mexicana.

Visiblemente emocionado, con la voz temblorosa y como si fuera a romperse, Márquez recuerda que esta vez deberá ser incuestionable su victoria, porque insiste en que no sólo en noviembre pasado, sino todas las veces que ha peleado contra el filipino lo han despojado.

Acepté porque me robaron la pelea en noviembre, por eso voy a llegar bien preparado para conseguir ese triunfo que los jueces me han negado. Sé que tengo una pelea dura, pero voy a poner el nombre de México en lo alto, afirma y recibe una cascada histérica de gritos y porras.

Con la audiencia en el bolsillo Juan Manuel Márquez se ve más resuelto y recuerda que a pesar de que tiene 39 años de edad no piensa en el retiro, como algunos le han sugerido.

Que Pacquiao se prepare porque llegaré bien para ganar la cuarta pelea. Estoy muy agradecido con la gente que se vino a formar desde temprano, verán, vamos a celebrar la Navidad y hasta el Año Nuevo en esta pelea, asentó. La respuesta otra vez es desaforada.

Aunque eran las 11 de la mañana y día laboral, el recinto tiene buena entrada. Abundaban rostros jóvenes, impetuosos, con carteles de apoyo a su ídolo, todos convencidos de que Márquez es el mejor, pero ha sido víctima de los jueces que favorecen al filipino.

Un contingente que llegó desde Cuajimalpa con más de 20 personas, con un autobús rentado por la presidenta de una asociación civil exhibe su molestia por el robo del que dicen ha sido víctima Márquez.

A un costado, en las gradas, un pequeño grupo de filipinos radicados en México leen de manera distinta esta polémica. Rogelio Gilos, quien vive en nuestro país desde hace cinco años, asegura que Pacquiao ganó el tercer combate.

Si el réferi dice que ganó, entonces no hay discusión, dice agitando una banderita de su país. Los mexicanos no están contentos, pero los filipinos sí, dice en apoyo incondicional a una de las figuras públicas de su país.