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En el Chopo

Un 19 de septiembre más

A

los tres los unieron las coincidencias: el rock, una fecha y la muerte. Uno era escritor, otro músico y quien completa la terna captó cientos de imágenes rocanroleras atestadas de personajes. Esa tripla dijo salud en más de una ocasión por la pasión que la identificó y la hermanó: el rocanrol.

Parménides García Saldaña, Rockdrigo González y Sergio García son protagonistas de una triste historia de casualidades y comparten una trágica efemérides: el 19 de septiembre, pero de diferentes año, fueron encontrados sin vida, y casualmente, a los tres los sorprendió la muerte en la ciudad que tanto quisieron/odiaron: el Distrito Federal, la capirucha.

Cuando en 2011, en la estación Balderas del Metro, de esta metrópoli, fue develada la estatua de Rockdrigo González, del escultor Alfredo López Casanova, éste, en su mensaje, reivindicó el derecho a la memoria de los muertos vivos. Afirmó que Rockdrigo es un muerto más vivo que nunca, igual que el cineasta Sergio García, quien nos acompañó en esta aventura de erigir el monumento al músico.

En esa ocasión, López Casanova no olvidó mencionar a Parménides García Saldaña como integrante de esa gruesísima trinidad.

García Saldaña es uno de los personajes que contribuyeron a dar cierto color de rebeldía al árido paisaje rocanrolero mexicano que permeaba los últimos años de la década de 1960 y durante todos los años 70. Sin ser músico, llegó a abanderar el movimiento rocanrolero gracias a sus textos corrosivos, antisolemnes y, sobre todo, rebosantes de un lenguaje muy juvenil, en el sentido más transgresor de la palabra.

No obstante ser cuatísimo de personas de la talla de Alan Wilson, Fito de la Parra, Canned Heat, José Agustín, Juan Tovar, Álex Lora, Parme buscó siempre el contacto con chavos del barrio, lo que lo convirtió en vocero de lo marginal, desde la automarginación misma.

Parménides García Saldaña nació en Orizaba, Veracruz, el 9 de febrero de 1944 y falleció en la ciudad de México el 19 de septiembre de 1982. Esta ficha biográfica señala 38 años, pero no consigue transmitir la intensidad con los que los vivió el llamado padrino de los hoyos fonqui. Además de sus textos periodísticos –son célebres sus crónicas sobre Avándaro y la visita de The Doors al Distrito Federal– a Parménides se le puede (re)conocer por las semblanzas escritas por Elena Poniatowska, José Agustín, Armando Vega Gil y Víctor Guerrero.

Rockdrigo llegó a esta vieja ciudad de hierro a mediados de 1974 proveniente del puerto de Tampico, con un bagaje multisonoro adquirido igual por medio de las notas de la jarana que de la guitarra huapanguera, del violín y del falsete que de los acordes de Donovan, Dylan, los Stones, et al. En su equipaje también tuvieron cabida los aromas y recuerdos de sus recorridos de adolescente por las calles portuarias con nombres de árboles, como Naranjo y Eucalipto, y siempre rememoradas por el entonces veintiañero Rodrigo Eduardo González Guzmán.

Además de sus entrañables amigos/paisanos, Gonzalo Rodríguez y Alberto González, con quienes compartía depa, Rodrigo entabló amistad por estos lares con Roberto Ponce, Rafael Catana, Fausto Arellín y Roberto González, asiduos al Foro Tlalpan, espacio creado por Sergio García –otro de sus cuates–, donde cantó un par de ocasiones. De ese foro salió convertido en Rockdrigo y en vías de ser El profeta del nopal.

La noche del 18 de septiembre de 1985, Rockdrigo dejó a su grupo Qual en uno de los entonces Televiteatros, en el que la agrupación acompañaba un montaje teatral escrito por José Agustín. Rockdrigo tuvo una presentación como solista en la biblioteca Benito Juárez. Al otro día, 19 de septiembre, un sismo devastó la ciudad de México y causó la muerte a Rodrigo González Guzmán, a quien le faltaban tres meses y seis días para cumplir 35 años. Falleció al lado de Francoise al derrumbarse el edificio ubicado en Bruselas 8.

Completa el trío Sergio García, cineasta contracultural, que jamás dio concesiones a cambio de apoyos institucionales. Fundador y director del Taller experimental de cine independiente.

Por esa época, 1972, Sergio García escribió y dirigió un cortometraje filmado en súper 8 de título premonitorio: Eran tres. También en ese tiempo, realizó algunas ediciones sobre el festival de Avándaro. Al correr de los años consiguió reunir el mayor pietaje grabado sobre el rock mexicano: cerca de un centenar de trabajos que el realizador consiguió armar; algunos, muy pocos, han logrado circular públicamente. Entre estos destaca Un toke de rock, película clásica entre los roqueros. Otra cinta, ya en formato devedé, típica entre la banda, es ¿Por qué no me las prestas?, sobre su amigo Rockdrigo.

Sergio García Michel nació en esta vieja ciudad de hierro el 28 de julio de 1945. En esta misma megalópolis se despidió tres días antes del estreno de su película El cantar de los cantores, el 22 de septiembre de 2010 en la Cineteca Nacional. A la cita no faltaron sus amigos ya apalabrados y los músicos que estaban programados: Armando Palomas, Armando Rosas y Rafael Catana, quienes también lo despidieron en su funeral.

Parme, Rockdrigo y Sergio ya forman parte del diccionario del rock mexicano.