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Cantata en punk mayor
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La portada del disco
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La artista estadunidense durante su presentación el pasado 5 de mayo en el Museo Diego Rivera AnahuacalliFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de julio de 2012, p. a20

El nuevo disco de Patti Smith es una obra maestra. Algunos adelantos conoció el público mexicano la noche del 5 de mayo cuando cimbró con su manera de frasear, modular, cantar mejor que nunca en su larga trayectoria. Dijo su poesía, lanzó escupitajos al piso en honor a su leyenda como epítome punk; llenó de ternura los corazones. Cantó elegías.

Una vez que ha llegado el disco entero a México y luego de escucharlo en distintas atmósferas, momentos, estados de ánimo y perspectivas, se consolida la primera intuición: se inscribe, sin buscarlo de manera ortodoxa, en el modelo Cantata, y perfila al mismo tiempo elementos del Oratorio. Donde no hay ninguna duda es en el encadenamiento de distintas piezas que pueden recibir sin contratiempo el atinado término Elegía.

Una prueba de lo anterior es el track listing de su álbum seminal: Horses, la pieza culminante se titula Elegie, que en su contundente libro Just Kids, la autora, Patti Smith, describe así: “En Elegie los recordamos a todos, pasados, presentes y futuros, a todos los que habíamos perdido, estábamos perdiendo y perderíamos”.

El 2 de septiembre de 1975, escribe Patti, abrí las puertas del estudio Electric Lady. Mientras bajaba la escalera no pude evitar recordar la vez en que Jimi Hendrix se había parado a hablar con una tímida muchacha... Desde que entré en la cabina de voz tenía estas cosas en mente: mi gratitud al rock and roll por haberme ayudado a sobrellevar una adolescencia difícil. La alegría que experimentaba cuando bailaba. La fuerza moral que adquirí al responsabilizarme de mis actos.

A sus 65 años, Patti Smith escribe una novela policiaca, prepara la adaptación cinematográfica de Just Kids, y es una artista de vanguardia, epítome de la ideología de izquierda, escritora, creadora plástica, compositora, madre. Maestra. En su nuevo disco, Banga, rinde Elegía a los que ha perdido recientemente, luego de perder durante otro periodo duro de su vida a su primera pareja, Robert Mappletorphe, y a su hermano y a su esposo. Hoy dedica canciones/réquiem a María Schneider, a los fallecidos en el tsunami que azotó Japón hace un año, al cineasta ruso Andrei Tarkovski y a Amy Winehouse de manera dramatúrgica (this is the blood/ that turned into blood/ this is the blood/ of the house/ as has been said. Esta es la sangre/ que se convirtió en vino/ este es el vino/ de la casa (winehouse)/ como quedó dicho) y también celebra la vida: una pieza dedicada a Johnny Depp en su cumpleaños.

El título elegía se emparenta en la intención musical de Patti Smith con la pavana, el treno, y por extensión el réquiem, pero en ella los géneros mortuorios devienen reflexiones vitales.

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Patti Smith a bordo del buque Costa Concordia
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Lenny Kaye a bordo del buque Costa Concordia

La pieza que da título al disco es la única que asciende en tono hacia el estilo punk. Banga es el nombre que puso el escritor Mijail Bulgákov al perro que acompaña, ladrando toda la eternidad, sentado junto a su amo, Poncio Pilatos, quien purga culpa eterna por lanzar al sacrificio al hijo del dios de los cristianos, bautizados en el track inicial del disco, dedicada a Américo Vespucio, en un encabalgamiento artístico que dota de unidad, redondez, profundidad y largo alcance a este disco que para algunos sería una serie de baladas pop con una interrupción punk, pero que en realidad amerita ser escuchado con más atención que la que suele prestarse al simple pop. La dramaturga Patti Smith ha consolidado una obra mayor, Banga, que se eslabona, en cuanto sus creaciones más elevadas y profundas, con el álbum inicial de su carrera: Horses. Se encabalga.

Este disco fue concebido en alta mar, a bordo del buque Costa Concordia, donde Patti Smith y el jefe de su banda, el genial guitarrista Lenny Kaye, convivieron con una trouppe de artistas comandada por Jean Luc Godard, quien filmó así otra de sus piezas maestras: Film Socialism, con esa trouppe como protagonista.

Antes, en París, donde Patti Smith montó una exposición, uno de sus amigos le dijo: tienes que leer esto: El maestro y Margarita, de Bulgákov. Y no sólo leyó eso sino toda la obra disponible del escritor soviético, y viajó a Rusia a visitar los lugares donde sucede esa novela, que por cierto ya había transitado de mano a mano antes: Marianne Faithfull se la regaló a su entonces esposo, Mick Jagger, y como consecuencia de eso nació Sympathy for the Devil.

Otro de los momentos culminantes del álbum Banga es la alucinante pieza Constantine’s Dream, titulada así por el fresco de Piero della Francesca, otro autor que la señora Smith tomó como objeto de reflexión, investigación y análisis durante otra buena temporada.

Los puntos de contacto, el prodigioso sistema de vasos comunicantes que constituye este disco conectan con Bruce Springsteen (coautor del clásico de Patti Smith: Because the Night) en una formidable cita musical en la introducción de la pieza April Fool, a partir de textos de Nikolai Gogol. Y también entabla contacto con otro gran maestro, Neil Young, cuya obra After the Gold Rush cierra el disco-cantanta-oratorio-elegía, en un coro enternecedor con los hijos de Patti Smith: Jesse y Jackson, para dotar de un final digno de una obra mayor, con prólogo, desarrollo, clímax y conclusión.

Banga. Obra maestra.

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