Opinión
Ver día anteriorLunes 16 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Aprender a Morir

Duelo poselectoral

T

oda pérdida, sea física, emocional, laboral o electoral, para ser aceptada con madurez requiere de un proceso de elaboración del duelo. En algunos casos éste suele ser anticipatorio, pues se inicia no en el momento de la pérdida, sino con el diagnóstico del estado patológico del paciente –o de la sociedad–, lo que posibilita una mejor preparación de éste y de sus deudos en ese triple requisito previo: aceptar, resolver y soltar por parte de los involucrados.

¿Por qué tras las recientes elecciones a muchos mexicanos urge elaborar un duelo? Antes que por los predecibles resultados de éstas, por la tristeza que provoca comprobar que luego de 83 años no tenemos los gobiernos que merecemos, como dice el lugar común, sino algo más grave: tenemos los gobiernos que podemos como sistema político-económico, como ciudadanos enajenados y como pueblo con historia, pero sin memoria.

Aceptar las reglas del juego de una democracia incipiente y manipulada, enormes sumas de esfuerzos y de dinero por parte de las elites políticas, financieras y mediáticas del país –más la ayuda extranjera acumulada–, que hablan de cambios para que casi nada cambie, salvo los nombres de los burócratas de confianza, vuelve poco menos que imposible el triunfo de quienes se oponen a tamaños intereses, y más en una elección presidencial.

Luego de dos despojos fehacientes de la Presidencia de la República a candidatos de la izquierda mexicana, ésta insistió en redoblar esfuerzos aunque sin afinar estrategias ni ampliar recursos siquiera parecidos a los de quienes han conservado el poder “haiga sido como haiga sido”.

Nuestra sociedad, semianalfabeta y conservadora, de formación eclesiástico-priísta, siempre ha preferido malo por conocido que bueno por conocer, sin contar la manipulación mediática de que es objeto desde hace medio siglo gracias a la complicidad de sucesivos gobiernos.

Enésimo desengaño, discursos poco persuasivos, hartazgo, desánimo, saberse utilizados y agraviados, ser obligados a vender el voto por algo de comida o de dinero, métodos y recursos desiguales, elites confabuladas, ex mandatarios y ex funcionarios desleales, impotencia, asco y más de lo mismo, son algunos factores que obligan a elaborar un duelo poselectoral. Pero duelo también significa desafío y combate, maneras de afrontar frustración y abusos con más inteligencia, empezar a abrir los ojos en el aquí y el ahora.

[email protected]