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Wim Mertens, mañana, en la Sala Nezahualcóyotl
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Periódico La Jornada
Sábado 16 de junio de 2012, p. a16

El nuevo disco de Wim Mertens es doble y es fascinante: Series of ands/ Inmediate givens y será el material que suene en la primera parte del concierto que esta leyenda viviente ofrecerá mañana domingo por la tarde en la Sala Nezahualcóyotl, en un recital único en muchos sentidos.

El retorno de Wim Mertens a México ocurre para festejar los 75 años de Radio UNAM, uno de los grandes referentes culturales del país.

A diferencia de visitas anteriores, a piano solo, en esta ocasión viaja en formato dúo, con la violinista Tatiana Samouil.

Las primeras siete piezas del concierto pertenecen a Series of ands; para cerrar ese primer bloque e ir al intermedio sonará Not at Home, del álbum Home Not at Home y en la segunda parte escucharemos piezas de los álbumes Zee versus Zed, Aren Lezen, Strugle for pleasure, Motives of Writing, Inmediate givens, Integer valor y, como regalo: According to the real, Close cover, 4 Mains, Oeuvrer...

La música de Mertens enamora y desmadeja, activa la fosforescente electricidad que anima el cuerpo pero sobre todo la esencia cósmica que anima el alma. Si la piel se nos eriza, la mirada se entorna, la mente está tranquila y libre, es porque la música de Mertens está sonando.

Notas elásticas, curvas y tibias, como hojas pintadas de neblina. Cae la nota, cae, atravesando el agua, lenta por el cristal de sombra que en su tallo ahoga. Y estalla en flor: voz contratenor, piano en trémolo. Cae más aún, caen, suenan sobre mi mano, sueñan, como guirnaldas de cristal. Estado de consciencia en éxtasis. Las manos sobre el piano, los dedos en la llama, y el agua que chorrea:

Nota Por Nota

El autor del Disquero tuvo el honor de ser invitado por Radio UNAM (mi alma mater) para realizar una larga entrevista con Wim Mertens y se empezó a transmitir la noche del miércoles, en una serie de cuatro programas de una hora cada uno con el título RecienteMertens. El último capítulo se transmitirá hoy a las 20 horas, en el 96.1 de FM, como preludio al gran recital de mañana domingo, a las 18 horas en la Sala Nezahualcóyotl.

Algunos pocos elementos de esa entrevista: La verticalidad –dice Mertens– caracteriza la composición musical en Europa, así como las relaciones de pareja. La verticalidad es un elemento masculino. Desde la década de los 80, en cambio –acota el músico– yo decidí escribir de manera horizontal, es decir, como un elemento femenino.

La superposición explica a su vez –continúa Mertens– la manera como viajo, o me traslado, de composiciones que escribí para orquesta, como lo hice en mis recientes discos Series of ands/ Inmedate givens, hacia una versión de dúo, como las presentaré en la Sala Nezahualcóyotl, con la violinista Tatiana Samouil.

La superposición también es método –amplía Mertens– para unir los elementos masculino y femenino de la música sin que se trate de confrontación de opuestos sino, por lo contrario, de la armonía que nace de opuestos complementarios.

Wim Mertens clasifica los instrumentos musicales de acuerdo con los cuatro elementos naturales: las cuerdas representan el agua; los alientos metal y madera representan el viento; el arpa es la tierra y los instrumentos de percusión, en primer lugar entre ellos el piano, son el elemento fuego.

“La voz está fuera de esos cuatro grupos de elementos, porque la voz somos nosotros los humanos: extranjeros, aliens en el planeta Tierra. La voz humana es el origen de la música y como es el quinto elemento tiene la capacidad de controlar, de dirigir a todos los demás elementos.”

Es por esa razón que canto, respondió Mertens a las preguntas que formulé en representación de Radio UNAM: la voz no necesita el lenguaje convencional porque la voz es el extranjero en el mundo.

También, explicó la idea de la no permanencia como una de las características esenciales de la música, que bien se puede explicar por medio del azar, que conduce a los métodos improvisatorios de su música en vivo, que no tienen que ver con la improvisación jazzística, sino con el sentido de la impermanencia, el azar: cuando dos o más músicos tocan juntos, llegan a un punto donde tienen la sensación de no estar juntos, de no tocar unísono: una sensación de isocronía y de no sincronía y eso es precisamente lo que otorga su poder inmenso a la música.

Alguien enciende la noche párpados adentro. Y de su mano izquierda una lámpara, una linterna en la derecha inicia el transcurso del tiempo en pálpito:

Wim Mertens en concierto: mañana, en la Sala Nezahualcóyotl.

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