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Mañana se estrena Job, pieza de Enrique Olmos de Ita, en el teatro La Capilla

Propone dramaturgo una lectura atea del dolor cotidiano a partir del secuestro

Ese delito sigue destruyendo familias y no es atajado por los gobiernos, deplora el autor

Invita a reflexionar sobre las contradicciones de la violencia en México, dice el director Rodolfo Guillén

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Escena de un ensayo de Job, montaje inspirado en las vicisitudes de ese personaje bíblicoFoto Isael Almanza
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de junio de 2012, p. 4

Ganadora del Premio Nacional Manuel Herrera de Dramaturgia 2008, la obra Job, escrita por Enrique Olmos de Ita, será estrenada este domingo en el teatro La Capilla, con dirección de Rodolfo Guillén.

Se trata de un texto que aborda el sufrimiento y el dolor físico al retratar el secuestro de un profesor que ha perdido todos sus bienes en un incendio, y es confundido por sus secuestradores con un rico empresario.

De acuerdo con el dramaturgo, el tema del secuestro, sigue destruyendo familias, alimentando delincuentes y no ha sido atajado por ningún nivel de gobierno.

En este caso, el autor retoma la historia de Job, personaje bíblico, rico ganadero quien es puesto a prueba y presionado de manera violenta por Satanás, con autorización de Dios, para que dude y reniegue del creador.

La cuestión es que Satanás reta a Dios argumentando que el amor y veneración de Job es por causa de sus bendiciones y no porque realmente Job ame a Dios. Así, éste concede a Satanás probar la integridad de Job.

Ambos, según Rodolfo Guillén, empiezan a jugar con él. Satanás se ensaña causándole múltiples desgracias: le mata a sus siete hijos y tres hijas, le mata igual al ganado y hace que le dé sarna.

De manera simbólica, las figuras bíblicas son representadas en los personajes de la obra. Así, el tema del secuestro se plantea desde dos perspectivas: “La teologal, al atribuirle a ‘Dios’ y el ‘Demonio’, del original libro de Job, ser una pareja de secuestradores. Y la otra sería la perspectiva lingüística, pues el personaje de Job está escrito desde una verbalización que al mismo tiempo narra, piensa, delira; como una herida abierta que sangra”, dijo el dramaturgo.

El propósito que lo llevó a escribir dicha obra, detalla Enrique Olmos, fue indagar en las cualidades expresivas del gran personaje sufriente de la cultura occidental (Job), proponer una lectura atea del dolor cotidiano y explorar desde la literatura dramática un tema tan latinoamericano como es el secuestro.

La obra, manifestó Rodolfo Guillén, retrata el dolor humano a partir de tres puntos de vista: el de Job, la víctima, el de Ella, quien es la pareja del secuestrador y el del propio secuestrador.

En la historia, lo tendrán secuestrado durante un año, pues no le creen a Job, que no sea el rico empresario, por lo que con el tiempo empiezan a mutilar su cuerpo.

La principal cuestión sobre la que se intenta reflexionar, consideró el director, son las contradicciones de la violencia que se vive en México, pues no es una obra, en este caso, que culpe o victimice al secuestrador. Lo que se plantea es más bien una cuestión de clases sociales, entre los que tienen más y los que menos tienen.

Para Guillén, la historia es reflejo de una pareja que trata de sobrevivir, en medio de un tejido social en el que no encuentran oportunidades, pero que los empuja a cometer una serie de atrocidades para satisfacer sus necesidades materiales, al costo que sea.

Con las actuaciones de Britsa Analí, Israel Ríos y Gabriel Fragoso, Job se estrena mañana a las 18 horas en el teatro La Capilla (calle Madrid 13, esquina Centenario, Coyoacán).