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Cuando ganó la elección en 2007 había más empresarios que políticos en su festejo

Las viejas fortunas eligieron a Sarkozy; 200 familias, dueñas de la economía francesa

Los nobles supieron reciclarse en el siglo XIX en la industria y la banca, señalan investigadores

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Michel Pinçon y Pinçon-Charlot, autores de El presidente de los ricos, una investigación detallada sobre la oligarquía francesa y sus estrechos vínculos con el poderFoto Editions La Découverte
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 4 de mayo de 2012, p. 31

Burdeos, 3 de mayo. Pinçon-Charlot y Michel Pinçon son investigadores en ciencias sociales en el Centro Nacional de Investigación Científica. En 2009 publicaron Les Ghettos du Gotha y, en 2010 El presidente de los ricos. Llevan más de 25 años caminando por los barrios ricos y entrando a los palacios y mansiones de las grandes familias. Veinticinco años estudiando sus hábitos y su reproducción, su organización y las redes que las mueven. El presidente..., su libro 16, es una investigación detallada sobre la oligarquía francesa y sus estrechos vínculos con el poder. Con una escritura sencilla, fuera de la jerga científica, los Pinçon hacen un retrato terrible de la democracia francesa.

–¿Quiénes son los ricos que mencionan en su libro?

–En 1986 empezamos a trabajar juntos sobre las dinastías acaudaladas. Francia se aprestaba a celebrar el bicentenario de la revolución y teníamos la impresión que el país seguía siendo dirigido por los herederos de las 200 familias dueñas de la economía francesa –los más importantes accionistas del banco de Francia entre las dos guerras–. Queríamos entender por qué, dos siglos después, seguían las mismas familias controlando todos los poderes. Y entender cómo se reproducen.

“Cuando Nicolas Sarkozy ganó la elección en 2007, se fue por la noche a celebrar en el Fouquet’s. En la fiesta, hubo más empresarios del CAC 40 (un índice bursátil francés) que políticos. Al día siguiente, se subió a un jet privado para ir a pasear en el yate de Vincent Bolloré. Entendimos que Francia estaba entrando en la fase neoliberal de las finanzas y la especulación. Pensamos que era el momento de poner al servicio de la actualidad más candente los conocimientos que habíamos acumulado desde hace 20 años. Empezamos a escribir un diario, notando, cada día, lo que se hacía en favor de los más ricos. La acumulación resultó una bomba.

“En el Fouquet’s participaron pocas de las viejas familias francesas. Fueron, sobre todo, nuevos ricos como Dassault (tres generaciones), Arnaud Lagardére (segunda), Bernard Arnaud (primera), Francois Pinaud (segunda)… O como Stéphane Courbit, Stéphane Richard (de Orange-FranceTélécom), Henri Proglio (ex de Veolia), fortunas más recientes, nuevos ricos del quinquenio. Pero, son las viejas fortunas, instaladas en Neuilly, en el sexto y octavo distrito de París, quienes eligieron masivamente a Sarkozy y todavía la semana pasada llamaron a votar por él en la primera vuelta. Él no es realmente un heredero. Fue alcalde de Neuilly a los 28 años y quiso entrar a ese mundo. Hoy es su apoderado.”

–¿Todavía hay muchas familias nobles en Francia?

–Ningún título de nobleza se ha otorgado desde la Restauración. Son unas 4 mil familias, o sea, varias decenas de miles de personas, que pueden decirse nobles en Francia, pero sin derechos en la República. En el siglo XIX supieron reciclarse en la industria y en la banca. Por medio de matrimonios han logrado unir nobleza y burguesía.

“Ernest-Antoine Seilliére es el ejemplo perfecto: heredero de los Wendel, casado con la hija de un banquero suizo, ex presidente del Medef (sindicato de los grandes empresarios). Para ellos no hay frontera entre política y negocios. Es una oligarquía que tiene en sus manos el poder tanto político como económico, cultural y social. Las grandes fortunas son el mundo del arte. Tienen redes, agendas, amigos. También controlan un capital simbólico con sus apellidos, su manera de actuar, de hablar y sus códigos difíciles de penetrar. Para entrar a esa aristocracia del dinero, las nuevas fortunas tienen que construirse un linaje que asegure la transmisión de la herencia y los privilegios.”

–¿Qué país nos deja Sarkozy después de cinco años?

–Su reforma tributaria ha sido generosa con los ricos, cuyo dinero no proviene de sus salarios, sino de la especulación financiera y dividendos de sus acciones. Algunos de ellos llegan a no pagar casi ningún impuesto. También se les ha reducido los impuestos sobre la herencia. Pero, más allá de la lucha de clases, ha llevado a los franceses una verdadera guerra de clases. Deja un país dividido. Ha logrado enfrentar a los trabajadores con los desempleados, a los franceses con los migrantes… Pero, sobre todo, jamás un presidente había manipulado, de esa manera, los cerebros. Alentó una guerra sicológica en los medios de comunicación. Sus amigos del CAC 40 son los dueños de los canales privados. Inventó la estrategia de un anuncio de ley, o proyecto, por día, sin dejar a la gente tiempo para pensar, reflexionar, tomar distancia…”

Hollande... no tiene cara

–El domingo, dentro de los votos de Francois Hollande, habrá una mayoría de votos antiSarkozy. ¿Qué pueden esperar los franceses de un cambio?

–Por nuestro trabajo, conocemos las redes de Hollande y su cercanía a la oligarquía. Su mejor amigo, Jean-Pierre Jouyet, es presidente de la Autoridad de los Mercados Financieros desde finales de 2008. Antes, fue secretario de Estado para las cuestiones europeas de Sarkozy. En 1997 había sido director adjunto del gabinete del socialista Lionel Jospin. Pierre Moscovici, su director de campaña, es vicepresidente del Círculo de la Industria, creado por Dominique Strauss-Kahn, en el que participan Bolloré, Lagardére y demás.

“Quizá la frase que más vale no hubiera pronunciado Hollande hace unos meses es: ‘mi peor enemigo es la finanza’. No tiene cara, no tiene nombre”. Si es necesario, se lo recordaremos. Por eso, queremos crear una vigilancia oligárquica después del 6 de mayo. Tiene que saber que los votantes no haremos lo mismo que con Francois Mitterrand. Esta vez, ¡no nos callaremos!”